Hay cosas que, por lo que sea, se repiten año tras año: las Navidades, las estaciones, los cumpleaños… Son cosas que no varían. Se celebran en una fecha y ya está. Y es normal. Nadie pone en duda que tenga que ser de otra forma. Sin embargo, hay otras cosas que, pese a poder estar prefijadas, no lo están. Por ejemplo, la discusión sobre dónde será la final de la Copa del Rey, un debate recurrente que se repite cada temporada y que, a estas alturas, aburre -y mucho-. ¿Por qué? He aquí los motivos de una película cuyo guión se sabe todo el mundo y que arranca, como siempre, tras las semifinales del torneo.



LA PROPUESTA DEL BARCELONA ES SIEMPRE LA MISMA



El Barcelona, según adelantó la Cadena SER, habría propuesto el Santiago Bernabéu como posible sede. ¿A alguien le sorprende? Obviamente, a estas alturas, no mucho. Los culés ya quisieron jugar allí en 2012, pero no pudieron hacerlo porque había obras programadas en los baños para esa fecha. ¿Y la temporada pasada? Misma historia: el equipo de Luis Enrique pretendía que fuera en Chamartín, pero lo evitó un concierto de Bruce Springsteen que era el mismo día.



Toca aclarar que la propuesta tiene sentido por muchos motivos: el aforo, la localización, las instalaciones… Sí, todo eso es verdad. Pero, teniendo en cuenta que su rival es el Alavés, ¿no sería más lógico buscar un estadio a medio camino entre ambas ciudades -y hay varias-? Quizás sí. Sin embargo, pese al histórico rechazo del Real Madrid para que tenga lugar en el Bernabéu, el Barcelona habría decidido trasladarle sus intenciones a la Federación para que ésta se lo transmita al conjunto blanco.

Suárez y Messi celebran un gol contra el Atlético. Albert Gea Reuters



EN EL RESTO DE PAÍSES NO OCURRE



España, en esto, también ‘is different’. En el resto de Europa las sedes de Copa están prefijadas. En Alemania, por comenzar por el país más ordenado de todos, la POKAL se celebra siempre en el Olímpico de Berlín. Da igual quiénes sean los contendientes. La Federación establece cuando son los cruces -siempre a partido único y con horario establecido- y la fecha de la final, pero el estadio es siempre el mismo. En Inglaterra ocurre lo mismo: el campo ha sido siempre Wembley -antes en el viejo y ahora en el nuevo-, con tan sólo un periodo en el que la acogió el Millenium Stadium de Cardiff (entre 2000 y 2006, cuando estaba reformándose el templo londinense).



Pero no sólo ocurre en Alemania e Inglaterra. En Francia, la Copa de la Liga y la Copa Nacional se celebran en el Stade de France -allí juega también la selección-. Y en Italia, donde también tienden a la desorganización, salvo que los clubes lo pidan antes de semifinales, siempre se hace en el Olímpico de Roma. Y fin de la historia. Ni debates ni rencillas ni nada de nada. Se hace siempre en el mismo sitio y da igual quiénes jueguen. ¿Y en España? Pues eso, siempre aparece el mismo debate.



PROBLEMA DE FÁCIL SOLUCIÓN



España, al igual que el resto de países de su entorno, podría solucionar el problema de dos formas: fijando la sede a principio de cada campaña o estableciendo que se celebre siempre en el mismo estadio. ¿Y esta temporada? Lo más razonable sería que la final se hiciese en el Vicente Calderón, que cierra sus puertas. Pero, al no ser así -por la eliminación del Atlético-, lo lógico -teniendo en cuenta que el rival del Barcelona es el Alavés- es que se buscara un campo intermedio. En este caso, por ejemplo, el nuevo San Mamés.



Comentado lo anterior, ¿por qué no se soluciona? He ahí la cuestión. Y esa, de momento, no la podemos contestar. Igual algún día…

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