El fútbol argentino vuelve a llorar una imagen desagradable. Tras una temporada muy buena, San Jorge de Tucumán era el claro candidato para ascender a la Nacional B, pero por motivos desconocidos, el equipo se quedó a las puertas. En un partido donde el verdadero protagonista fue el árbitro, Alvarado ganó 1-0 ya que su rival realizó una sentada contra el colegiado y no salió para disputar la segunda mitad.

Las protestas se basaron en que el árbitro expulsó a dos jugadores del equipo visitante en la primera parte, ambas inexistentes. El presidente del San Jorge de Tucumán habló sin tapujos de lo ocurrido y no dudó en señalar al colegiado: "El árbitro es un delincuente y sabíamos que nos iban a robar". No fueron insultos gratuitos, ya que el presidente confirmó sin tapujos que el partido estaba amañado. 

"Es una tristeza para nosotros hacer 1.400 kilómetros, ver 45 minutos y tener que retirarse por los fallos de los árbitros. Nos avisaron dos semanas antes que nos iban a robar. Somos un equipo que tiene 10 años, ¿cómo vamos a apelar? Si no pasa nada... hacen un bollito y lo tiran en la AFA", afirmó Gastón Sáez

Una situación muy delicada

La poca historia de su equipo y su gran salto de calidad en tan solo diez años ha sido uno de los detonantes de los actos de ayer: "Nosotros tenemos 10 años de vida; Alvarado era el que tenía que ascender. Nos pusieron un árbitro que sabíamos que nos podía llevar a esto. Franklin es un delincuente. Acá tiene que ganar el que mejor juega, no el que más tiene o el más poderoso. Te avisan y te dicen: 'No se emocionen mucho porque el árbitro está puesto'". 

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