A grandes males, grandes remedios. Pero también grandes soluciones. Esa deberá ser la premisa principal de organización para la próxima final de Champions 2019. El Wanda Metropolitano será el escenario donde Tottenham y Liverpool se darán cita el 1 de junio (21:00 horas), con los ultras ingleses en el punto de mira.

Tanto la UEFA como el Ayuntamiento de Madrid serán los máximos responsables de velar por la seguridad de los ciudadanos de la capital española y los aficionados que se desplacen para disfrutar del partido. La Policía Nacional, de la que es responsable la Delegación de Gobierno, será la encargada de implementar el minucioso dispositivo de seguridad para la gran cita europea del año. Pero la ciudad de Madrid ya tiene experiencia contrastada para controlar macroeventos deportivos de este calibre. 

Así lo demostró en la última gran cita deportiva que paró el mundo durante horas: el 'Superclásico' entre River Plate y Boca Juniors. La final de la Copa Libertadores fue trasladada a Madrid tras los incidentes acaecidos en argentina durante su intento de celebración. Un hito histórico sin precedentes en el mundo del fútbol.

Hubo muchas especulaciones respecto a que los incidentes provocados por los barras bravas se iban a trasladar a la capital española, aunque la realidad fue bien distinta. En el Aeropuerto Madrid-Barajas algunos aficionados radicales intentaron acceder al país, pero les denegaron la entrada. Los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estados cumplieron su cometido velando por la seguridad del encuentro; tanto en la previa, como durante y posteriormente. 

Esta es la dinámica que podría repetirse el próximo 1 de junio en Madrid. Los ultras ingleses son conocidos por sus actuaciones violentas. Marsella lo sufrió durante la Eurocopa de Francia 2016 y Sevilla lo verificó durante el enfrentamiento España-Inglaterra de la Liga de Naciones celebrado el pasado mes de octubre. Aficionados radicales ingleses tomaron la capital andaluza desde las calles Reyes Católicos y Zaragoza. Numerosos destrozos y altercados por desorden público aterrorizaron a la ciudad durante varias horas. 

Algunos grupos de aficionados ingleses son conocidos por sus violentos incidentes en otros partidos de Champions. En el caso del Tottenham, algunos aficionados ya protagonizaron incidentes en Madrid en 2017 antes de un partido en el Santiago Bernabéu. Alcohol, peleas callejeras y algunos heridos, fueron la tónica predominante. 

Peor es el caso del Liverpool, ya que sus aficionados más radicales son conocidos por desafiar la autoridad. En el año 2014 fueron noticia por incidentes en la Plaza Mayor de Madrid, donde intentaron burlarse de la Policía Local a través de un balón y un rondo. 

Recientemente, la afición red protagonizó sonrojantes incidentes en Barcelona. Fue durante la eliminatoria de semifinales contra el Barça en esta Champions, concretamente en el partido de ida. Un aficionado del Liverpool, sujetando una cerveza en su mano, llegó a empujar a un vendedor ambulante, y posteriormente a un turista, a una fuente de la Plaça Reial de la Ciudad Condal. 

Esta dinámica se repitió por las calles de la ciudad catalana. Los ingleses arrasaron con todo, entrando incluso a bares y restaurantes. La policía tuvo que emplear la fuerza para pararles y las trifulcas se saldaron con hasta seis detenidos. 

Estos son algunos de los altercados que el Ayuntamiento de Madrid y la UEFA tendrán que intentar evitar en Madrid. La ubicación del Wanda Metropolitano, situado en el extrarradio de la capital, ayudarán en el plan de seguridad respecto a otras situaciones. En el caso del Bernabéu, su céntrico emplazamiento dificultaba más la implantación del dispositivo de seguridad. 

La prevención será uno de los factores fundamentales para que no se produzcan incidentes. Así se consiguió en la final de la Copa Libertadores, donde los millares de aficionados que se dieron cita en Madrid, dedicaron su tiempo a disfrutar de la fiesta que conlleva una cita continental de tal magnitud. 

[Más información: Hooligans del Liverpool tiraron a una fuente de Barcelona a un turista y un vendedor ambulante]

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