Tomillero Benavente (La Línea de la Concepción, 1994) nunca lo tuvo fácil. Su padre murió y su madre lo abandonó junto a sus hermanos en un centro de menores. Lo pasó mal en su niñez, pero el arbitraje, a sus 11 primaveras, le sirvió de tabla de salvación. Hace dos años, salió del armario. Fue el primer colegiado en hacerlo. Recibió insultos y amenazas. Por suerte, “ya han parado”. Ahora, saca libro y habla con EL ESPAÑOL sobre su nueva vida.



Cuénteme. ¿Cómo es su vida dos años después de que dejara el arbitraje por insultos homófobos?



Bueno, trabajo como comercial en una tienda de electrodomésticos y voy a arbitrar un amistoso próximamente, pero es algo puntual. Realmente, me gustaría volver. Llevo desde los 11 años haciéndolo y me gusta. He tenido algunos problemillas con la Federación y… volveré el año que viene sí o sí. No me van a parar. Hasta entonces, sigo con la asociación, he escrito un libro, doy charlas LGTBI.



¿Acude a ver fútbol de vez en cuando?



Sí que voy porque lo echo de menos. Es curioso: hay gente que me conoce y alguna vez me ha llegado algún mensaje de ánimo. Me preguntan por qué no arbitro con lo bueno que era. Eso te da fuerzas para seguir.



¿Y en la tele, ve algún partido? Nunca dijo de qué equipo era…



Realmente, me gusta cómo juega el Barcelona. Ellos fueron los únicos que me dieron apoyo en Primera División. Publicaron un comunicado de prensa apoyándome y en privado me invitaron al palco y me reuní con Bartomeu para que ellos colaboraran con mi asociación LGTBI.



¿Cree que ha cambiado algo desde que usted salió del armario?



Sí, después hay muchos que han seguido el mismo camino: Víctor Gutiérrez, que es jugador de waterpolo; Vanesa Caballero, que es boxeadora profesional; Javier Raya, que es patinador…

Tomillero Benavente, durante un partido.

Ahora ha escrito un libro en el que cuenta cómo salió del armario.



Realmente, cuento desde mi infancia hasta la actualidad. Cuento cómo mi padre murió y mi madre me dejó en un centro de menores, cómo no me llevaba bien con mis hermanastros y cómo me refugié en el mundo del arbitraje para salir de todo aquello. Luego salí del armario y se hizo viral. Y ahora sigo luchando para que la gente no tire la toalla y diga lo que siente.



En estos dos años lo han querido matar, lo han insultado… ¿Sigue recibiendo amenazas?



Menos. Alguna me llega, pero ya han parado.



¿Cree que el VAR reducirá los errores y el número de insultos en los campos?



No lo creo. A la Federación le interesa que sigan ocurriendo estas cosas porque gana dinero cuando se sacan tarjetas o cuando sanciona a los clubes por algo que hace el público. El fútbol, lo queramos o no, sigue siendo homófobo. Ojalá tengamos un poco de más seguridad, pero no creo que les interese. El árbitro, a nivel comarcal y local, sigue siendo un saco de boxeo al que pegarle. Eso se ve en muchos sitios, donde los colegiados tenemos que salir corriendo para que no nos peguen. Por 10 euros que nos dan…



¿Es cosa del fútbol, o es la sociedad la que es homófoba?



Hay en determinados ámbitos en los que sí y otros en los que no. La sociedad ha avanzado mucho, pero el mundo del deporte sigue siendo homófobo. Sólo hay que ver los autobuses que circulan diciendo que si un chico tiene pene y una chica ovarios… Hay mucho que mejorar.



Usted atentó con meterse en política. Llegó a decir que era del Partido Popular.



Ya dejé el PP. Primero, porque me llegaron muchas amenazas por ser del Partido Popular. Y, segundo, porque no me representan. Ojalá y se mojaran más en estos temas, pero no es así. Ahora no quiero pertenecer a ningún partido político porque me perjudica. Mantengo contacto con algunos de ellos, como con Maroto, que me ha ayudado, pero con otros no. Y luego me he reunido con todos: Ciudadanos, Podemos… y con Esquerra Republicana, que ha sido el único partido que ha llevado mi caso al Congreso.



¿Iría a cenar con Rajoy si le invita?



Sí, sí que me gustaría para decirle que tiene que luchar por nuestro colectivo y por nuestra igualdad. Que se reúna con las asociaciones LGTBI. Hay que tirarle de las orejas, porque no lo ha hecho. A ver si me invita… Ponemos un partido de fútbol y que se ponga en la piel del árbitro, con todos los insultos que recibe. A ver si le gustaría que a él le dijesen esas cosas…



Cambiando de tercio. Ha dicho que le gusta cómo juega el Barça. ¿Y el tema catalán, cómo lo lleva?



Yo al pueblo de Cataluña le debo mucho porque es la Comunidad Autónoma que más me apoyó cuando salí del armario, pero es verdad que últimamente sí que he percibido cierto distanciamiento entre asociaciones LGTBI de Cataluña y la nuestra. ¡Y todo por el independentismo! Yo ya dije que Cataluña tenía que ser España y a muchas personas les molestó, pero es que es verdad: Cataluña es España y tiene que cumplir la ley. A pesar de todo, sigo teniéndoles mucho cariño.

Tomillero Benavente.

¿Qué sintió el 1 de octubre, cuando se realizó el referéndum?



Me sentí molesto. Me dio mucha pena porque España no se merece eso.



¿Habría parado el referéndum?



Lo habría parado, sí, pero nunca hay que agredir, como sí que ocurrió. Yo actuaría como dijo Ciudadanos.



Ha dicho que cenaría con Rajoy… ¿Y con Puigdemont?



Sí, por qué no. Nos saludamos una vez y no es mala persona, pero está siendo arrastrado por su partido. Ellos creen que lo que están haciendo es lo bueno, pero no.



¿Y con Guardiola?



Respecto a eso voy a decir una cosa. Primero hablando de Piqué. Él si quiere ir a la selección se tiene que sentir español. Si no es así y defiende el independentismo, que juegue con la selección catalana, si es que algún día la tienen, pero no se puede estar en contra de España: le están dando una oportunidad. Y lo mismo ocurre con Guardiola: nos mintió yendo a la selección y después declarándose independentista.



¿A este paso se ofrece de mediador entre Puigdemont y Rajoy para solucionar el conflicto con Cataluña?

Pues sí, no estaría mal. Les sacaría tarjeta roja a los dos y que se entendieran para trabajar por los ciudadanos.

Ya para terminar, ¿para cuándo su vuelta a los terrenos de juego?

El año que viene. Ya no hay quién me pare. 

Tomillero Benavente, durante un partido.

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