Tengo que decir que Ven a cenar conmigo: Gourmet Edition es un formato que me gusta. Es algo curioso, innovador sazonado con espectáculo y reality: ver a un famoso abrir las puertas de su casa y de su cocina siempre gusta, siempre intriga. Es un formato este curioso, para qué nos vamos a engañar. Y digo esto porque a nadie se le escapa que en él hay dos tantos por cientos: uno de verdad y otro de show televisivo. Ustedes sabrán valorar en cada momento, porque son muy listos. 

Ojo, no estoy restando mérito ni emoción con esto, Dios me coja confesado. Nada que ver: solo advierto que cuando ustedes se sienten a verlo no se lo crean todo; hay verdades a medias y mucha interpretación en las manifestaciones y los gestos. Va, nada nuevo: la cámara anda pegada al cogote del grabado. No hay trampa ni cartón. Pero, no sé, aún así me gusta. Me entretiene. Es algo fresco. ¡Vamos a lo mollar! Si la pasada semana el programa se grababa en casa de Víctor Sandoval (53 años), en esta ocasión ha tenido lugar en el hogar de Bibiana Fernández (66)

Los invitados en la casa de Bibiana Fernández. Mediaset

Y, la verdad es que la velada no ha estado exenta de polémica y comentarios tan prefabricados como innecesarios y censurables. Ha pasado de todo y los puñales se han clavado casi tan fuerte que los comentarios machistas y homófobos de El Dioni (70). ¿De dónde se ha escapado este cavernícola? Ando bastante agitado, que conste. Una perlita como aperitivo: "Víctor se come los huevos y lo que está más arriba de los huevos con normalidad". Pero, bueno, empecemos por el principio y, clasicón a la vista, vayamos por partes. Bibiana ha comenzado advirtiendo la pobre que haría lo que pudiese: "Le pondré voluntad, encanto y simpatía". Qué riquiña, pero no ha sido suficiente. 

De entrada, les ha impactado a los espectadores que esté en su cocina guiándola y orientándola su asistenta Ana. Vamos, que le ha hecho casi todo. En un momento dado, cuando veía que el plato quemaba mucho le ha pedido que lo cogiese ella. "Me tienes que ayudar tú que sabes que yo me quemo con nada", le ha soltado, con un par. ¡Ni que la pobre doncella tuviese las manos y los dedos ignífugos. ¡Vaya morro que tiene esta! Por no hablar de cómo se ha puesto con ella, con la pobre Ana, cuando no le ha salido el postre de manzana como ella quería.

"¡Para qué me levanto a las cinco de la mañana para una cosa que sale como una mierda!", le ha vociferado a la empleada. Piano, piano. No, de piano, nada. En plena efervescencia del enfado, ha estallado de verdad. "¡Pero tiene mucho líquido porque no hay nada que lo absorba!", le ha recriminado a la empleada Ana. "Que vayan a mamarla a Parla, ¿por qué me meto yo en esto?", se ha roto fuera de cámaras mientras se veía a la cocinera arreglar el estropicio de Bibiana. No sé, a mí no me ha gustado nada. Ni a mí ni a la audiencia: si bien es verdad que nada ha ido directamente contra ella, contra Ana, suenan desafortunados los comentarios de Fernández. ¡Duros y crueles añado yo!

Decir que Bibiana ha presentado esta noche de miércoles tres platos: entrante (Háblame del mar marinero), principal (Corazones Flamígeros) y un postre, la famosa tarta de manzana que hace explotar la cocina. Mientras estas escenas entre Bibiana y la empleada de hogar se producen, Carmen Borrego (53) y Víctor continúan con esa guerra que libran, de la que tengo mis dudas, por aquello que os contaba antes de la exageración del reality. Es que yo a Carmen hace tiempo que dejé de creérmela: la veo una mera disfrutona de la tele, que conoció las mieles de lo banal y se revolcó, gustosa, en el concepto como una experta en el fango. Ni me creo su dolor ni su inquina contra Sandoval. 

Se lanzan unas pullas que me hacen mucha risa, qué le vamos a hacer. En vez de creerme la rivalidad, me provoca una hilaridad tremenda, que, la verdad, viene bien en tiempos tan grises con el coronavirus. Uno le recrimina al otro que es un falso, un lameculos, alguien que solo busca tirar de la diplomacia. ¡Y lo hacen con esa sonrisa de medio lado que los delata! "Por Bibiana mata y es un pelota. Le iba a poner un diez desde que estaba en el ascensor. ¡Pelota, pelota y pelota!", desliza Carmen. Y él, Víctor, hace ver que ella no es tan buena cocinera como quiere hacer creer: "En Sálvame Okupa hizo unas lentejas que no estaban nada buenas". ¿Ven? Todo muy cómico, surrealista... e irreal. 

Quien sí me pone serio y me hace alejarme de todo humor es El Dioni. Me produce una repugnancia extrema. Es un tipo cuyos comentarios me echan para atrás. Lo tiene todo ese que robó un furgón con no sé cuántos millones: es misógino, machista y homófobo. Ojo, habla un espectador, que conste. Describo lo que veo, y, sí, doy mi opinión. Aquí os dejo un rosario de frases lapidarias y deleznables para que no tengáis ganas de salir de casa: "Víctor se come los huevos y lo que está más arriba de los huevos con normalidad"; "Con Bibiana no me acostaría porque es una metralleta"; "Bailar con Bibiana te pone el rabo como el cerrojo de un penal". ¿En serio sigue este tipo en libertad? 

Puntos a la cena de Bibiana:

Víctor: 9

Carmen: 8

El Dioni: 7

Va ganando Bibiana (24) frente a Víctor (18)

[Más información: La humillación de Carmen Borrego a Víctor Sandoval en Ven a cenar conmigo: ¿hay derecho a eso?]

Noticias relacionadas