El nombre de Ignacio Jordi González no les dirá mucho, pero si hablamos de Nacho Vidal (46 años), apelativo artístico, se despejan prácticamente todas las dudas. Su prolífica carrera en el mundo del cine pornográfico (ha actuado en más de 700 películas y ha dirigido más de cien) le ha valido para ser uno de los grandes exponentes de esta industria del celuloide, una fama que le ha valido para traspasar fronteras y labrarse una reputación incluso en Estados Unidos.

Sin embargo, en los últimos años su cara se ha hecho más popular si cabe, incluso para aquellos que jamás hubieran visto alguna de sus películas de calificación X. La razón fue la participación en un reality, Supervivientes, concretamente en la edición de 2015, donde se quedó a las puertas del triunfo, logrando una meritoria segunda posición, siendo solo superado por Christopher Mateo (23).

Tras ese paso por la pequeña pantalla, Vidal pareció cogerle cierto gusto al mundo del corazón, ya que ese mismo año no dudó en hacer público el final de su relación con la que era su pareja, Franceska Jaimes. El de Mataró se paseó por platós como el de Sálvame Deluxe para contar los pormenores de la ruptura, demostrando que su vida íntima había dejado de ser tal para cobrar un carácter más público.

En ese momento de apogeo, Vidal incluso se animó a que el escritor Santi Anaya plasmara en un libro la vida de su hija Violeta, un proyecto del que habló con este medio:

Valga este contexto para entender por qué el asunto que tratamos en este artículo hizo que corrieran ríos de tinta. En febrero de 2019, la noticia corrió como la pólvora por todos los medios digitales: Nacho Vidal había dado positivo en un test de VIH. Una de las grandes amenazas latentes a las que se enfrenta un actor porno, la enfermedad de transmisión sexual más temida, parecía aparecer en un momento bajo de la vida del catalán.

El desmentido

Nacho Vidal tuvo que desmentir que padezca VIH y confesó su verdadera enfermedad.

Después de varios días de especulaciones y rumores, fue el propio Nacho Vidal el que aclaró la situación. La información era cierta, pero solo en parte, es decir, el actor sufría un problema de salud, aunque éste no tenía nada que ver con el sida. Concretamente, la dolencia en cuestión es el síndrome de Reiter. Aprovechando su canal de YouTube, Vidal quiso contar con todo tipo de detalles la realidad de su situación, lamentando que haya gente que "cuando te va bien en una industria y hay una noticia de algo malo, se frota las manos":

Esa fue la primera entrega de las tres en las que el de Mataró se grabó para salir al paso de cualquier especulación sobre su salud, llegando incluso a hacerse una prueba de VIH para desmentir las informaciones iniciales.

Dejando eso a un lado, el diagnóstico tampoco era para alegrarse. "Yo tenía la enfermedad del Reiter, no del sida. De Reiter, que, al lado del sida, es como comparar un Ferrari con un Lada: el Lada sería el sida, y el Reiter sería el Ferrari... del dolor", explicaba el actor, poco antes de aclarar que esa era la razón de su salida del porno, toda vez que estaba tramitando el reconocimiento de una minusvalía: "Ya no puedo trabajar de nada".

La enfermedad de Reiter es el nombre que recibe la artritis reactiva, un tipo de artritis que, al parecer, surge después de una infección. Su incidencia no se limita a una sola parte de la anatomía: puede provocar inflamación en los ojos, la piel, el aparato reproductor e incluso el sistema urinario, lo que explicaría perfectamente por qué Nacho Vidal tuvo que dejar el mundo del porno. "Me quiero suicidar del dolor", llegó a decir el afectado.

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