En los últimos días, David Muñoz (40 años) ha sido protagonista de la actualidad. Eso sí, en esta ocasión, el prestigioso cocinero no ha sido noticia por el recibimiento del algún galardón gastronómico, ni por la apertura de otro restaurante, ni siquiera por un asunto de su matrimonio con Cristina Pedroche (31).

Fue el propio chef el que dio a conocer la noticia: pasaba por el quirófano para someterse a una intervención, a priori, no demasiado complicada pero con la que esperaba mejorar su calidad de vida en un aspecto tan importante como la movilidad.

La razón de tal decisión viene condicionada por la dismetría que padece, una anomalía que, según los expertos, se define como la diferencia o discrepancia en la longitud de las extremidades inferiores; bien sea por exceso (hipermetría), o lo que es más frecuente por defecto (hipometría). Es una patología de frecuente consulta ya que en algunos casos extremos puede derivar en una severa cojera.

El chef asegura que correr alimenta su creatividad en los fogones. Redes sociales

Cabe destacar que en la mayoría de los casos, la diferencia de longitud se puede situar en torno a los 10 milímetros, aunque cuando pasa de un centímetro los médicos ya apuestan por tomar medidas más serias para evitar que tenga una incidencia directa en otras zonas del cuerpo como el tobillo o la cadera.

En este último grupo parece haber quedado encuadrado David Muñoz. El chef confesaba en redes sociales que su dismetría alcanzaba los dos centímetros, "una auténtica brutalidad, según me explican", y la gran razón por la que los galenos no hayan esperado a que su cuerpo lo resolviera por sí mismo readaptando el equilibrio, sino que han optado por la vía de la intervención quirúrgica, una opción un poco más agresiva pero que asegura resultados más significativos a corto plazo.

Consecuencias

Por el momento, el chef no podrá practicar 'running'.

Sin embargo, el periodo de convalecencia hará que Muñoz tenga que renunciar, al menos de forma temporal, a una de sus grandes pasiones: el running. Desde hace varios años, el cocinero madrileño divide su tiempo entre su vocación profesional, la práctica deportiva y su pareja, otra practicante incondicional de este deporte.

Así, se lamentaba en las redes sociales de que "parece que va a ser una carrera a largo plazo", lo que no significa que tire la toalla: "Trabajaré duro y haré los deberes día a día para que pueda volver a correr y todo esto no signifique acabar con una prótesis en la cadera".

No es la primera vez que Muñoz reconoce públicamente su afición por el running. En algunas ocasiones ha comentado que no se le ocurre mejor modo de liberar tensiones con su equipo de trabajo que salir de los fogones, calzarse las zapatillas y compartir esfuerzos durante varios kilómetros. De hecho, asegura que esta práctica le ayuda a la hora de ser creativo en la cocina: "Correr es mi droga para ser creativo. Acumulo muchas semanas sin descansar y mi única forma de reciclaje y gestionar la tensión es corriendo".

Con tanta dedicación, no es extraño que el chef, de nombre artístico Dabiz Muñoz, se haya convertido en un corredor amateur de los que más llama la atención en las pruebas populares. Su peculiar look y su fama no son los únicos rasgos que le identifican en las carreras, sino que además puede presumir de haber bajado de la barrera de las tres horas en algunos maratones, una marca más que destacable para un atleta no profesional.

Precisamente en una de esas citas, el reciente Maratón de Valencia, fue donde su cuerpo dijo basta. Muñoz paró el crono en 2 horas 55 minutos y 22 segundos, pero durante varios días su cadera sufrió las secuelas de tan importante esfuerzo. Fue en ese momento cuando comenzó a someterse a diversas pruebas médicas que han acabado llevándole a pasar por el quirófano.

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