Juro que este jueves uno que está aquí se ha preocupado de verdad por Isabel Pantoja (62 años). Iluso, ¡alma de cántaro! ¿Cantora? ¿Hablo con Agustín Pantoja (54)? A tal llegaba mi pena, mi cruz. Hombre, me explico y justifico: Jorge Javier Vázquez (48) anuncia, con la voz esa tan suya a caballo entre la despreocupación y el show descarnado, que la cantante ha tenido que ser apartada de sus compañeros por un problema de salud, y que está en observación, y, oye, se detiene el planeta. ¿Lo notan? ¡La purga! Yo, de alma folclórica, entro en colapso. Mando un mensaje a quien lo sabe leer: "Después de tanto por saco, ¿no querrá abandonar de verdad?"

Cuando ya había servidor abierto caja y puesto los tags -ustedes, los míos, me entienden-, recibo de Honduras, caliente, lo que sigue, escueto pero amoroso: "No, tranquilo. Está bien, se queda". En ese momento, no sé por qué, he cumplido falsamente uno de mis sueños: perder peso por el impacto. Emocional, eso sí. Me he desinflado, pero ficticiamente, no nos engañemos. El alivio está, es un hecho. Ay, Manuel, dame un isotónico... ¡una cerveza! ¡¡Pantoja se queda!! Me pongo, qué leches, su canción Así fue, para festejarlo. Acto seguido, mis engranajes mentales me mandan un mensaje: ¿y por qué ahora, precisamente, en el ecuador de todo, se la retira?

Pantoja en el momento de su humillación a Omar Montes. Mediaset

Para que vean que soy un periodista que se ocupa y preocupa por lo oficial -siempre queda estética la mentira- escucho a Jorge Javier: "Hemos hecho un análisis a Pantoja y este ha visto resultados altos en algunos valores que deben vigilarse al menos 48 horas para ver si se ponen en índices normales". Me van a disculpar, por favor, pero en este punto casi me doblo de la risa. Un paroxismo que alcanza su punto álgido cuando el presentador remata, insisto, con cara de mal augurio, de figurante malo de serie B: "El próximo domingo conoceremos más datos, hasta entonces estarás en una villa". ¿Domingo? ¡Qué agonía! Ahhh, claro, en la próxima conexión del concurso con Jordi González (56). ¡Todo cuadriculao, tú! Ni antes ni después. 

La vida de Pantoja queda en suspense hasta entonces, en vilo. En la más agónica de las esperas. Joder, folclórica hasta para esto. Me escribe un colega periodista de la carrera -en esa adorada y adorable UCAM- con el que llevo sin hablar años -¡qué ingrato!: "¡Cómo lo hará Isabel, que siempre la favorece el drama, el culebrón!" (PD: Cierto, promete escribirte) Pues sí. Volvamos al hecho, a la realidad. Isabel ha sido evacuada porque no se encontraba bien y Jorge Javier ha conectado, vía telefónica, con ella. La línea chorreaba lágrimas a borbotones: "Estoy bien, tranquila, quiero tranquilizar a mi gente. Me estoy recuperando y quiero volver a la isla. Echo de menos la convivencia y a los compañeros. No quiero defraudar". Anda, escuchen un ratico las redes... ¡Que trinan! 

Estas lacrimógenas palabras las emite Pantoja desde la enfermería. Oye, ¿se oye una cafetera de fondo? Juro que la escucho, el mismo trajín que monta la de mi querida Mojácar. Me la imagino, a Isabel, yo tan de telenovela, entubada, toda vestida de blanco roto, con el suero puesto y la coleta altísima. Pobre viuda. 

Casi me cae una lágrima, pero la corta un vídeo que veo de ella humillando y despreciando los peces, la comida, que le ofrece Omar Montes (30). "¿No has visto el tamaño de los peces? ¿Cómo los vamos a dividir entre seis", le pregunta desde ese gélido podio Pantoja. El chiquillo, que había tenido la inocente y buena idea de compartir -ese espíritu de reality, leñe-, se lo tira por tierra la cantante: "No te voy a dar las gracias por haber pescado. Dices tonterías". Esto cuando Omar le dice que, oye, un gracias aúpa, ayuda, motiva

Y ella, en sus trece. ¿Sabes qué te digo, Isabel? Que eres una desagradecida y una tía que no me gusta. Una mujer acostumbrada a los aplausos sordos, huecos, a los focos abrasadores del éxito, pero cuyo mérito depende de la electricidad, más que de la emoción. ¿Quién te crees que eres para humillar así el trabajo de los demás? ¿Cuántas veces has pescado? ¡Una, bah, ponle dos! ¡¡Y ya!! ¿Con qué licencia, pues, valoras los tamaños de los peces? Qué hartura, hija mía. 

Dos concursantes expulsadas: Dakota y Chelo

Salvada y unificada: Mahi 

[Más información: Pantoja, pillada en Supervivientes: roba comida a sus compañeros, ¡expulsión ya!]

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