Adela Montes de Oca junto a su padre, José María Ruiz-Mateos, en un fotomontaje de EL ESPAÑOL.
La hermética vida de Adela Montes de Oca, la hija número 14 de Ruiz-Mateos, en EEUU: por qué nada se sabe de ella
Según confirma EL ESPAÑOL, Montes de Oca vive apartada de los medios por decisión propia. No existe contacto alguno con sus 13 hermanos.
Más información: Los Ruiz-Mateos alegan que Adela Montes de Oca no es 'la hija 14' porque "no se parece a ellos"
2017 fue un año clave en la vida de una joven estadounidense llamada Adela Montes de Oca (34 años), la que fue bautizada en los medios de comunicación españoles como la 'hija número 14' del polémico empresario José María Ruiz-Mateos. Ese año, se celebró en Pozuelo de Alarcón (Madrid) el juicio por la demanda de filiación de Montes de Oca.
Fueron años de titánica lucha en aras de ser reconocida como hija de Ruiz-Mateos. Adela, de la mano de su madre, Patricia Montes de Oca, lideró una batalla judicial contra los hijos del también político y accionista principal de los extintos grupos de empresas Rumasa y Nueva Rumasa. Prometió no rendirse y lo cumplió.
Ese 2017, Adela consiguió el reconocimiento y también pudo utilizar el apellido de su progenitor, por el que se llegó a exhumar el cuerpo del empresario. Así pues, Montes de Oca se convirtió en la hija número 14 del empresario, si bien nunca ha librado buena relación con sus 13 hermanos. De hecho, ninguno se prestó a ayudarla a través de la prueba de ADN.
Patricia y Adela Montes de Oca junto a la letrada Teresa Bueyes. Gtres
Ante esta negativa, se exhumó el cadáver. Adela nunca dudó de lo que su madre le reveló, y por ella y sólo por ella emprendió un arduo camino -a veces, bastante pedregoso-. No le dio miedo ni reparo, ni se vio amedrentada, por el poder de un vasto apellido. Ella miró de frente con la verdad como bandera.
Logró su objetivo y, lo más importante, lo hizo a tiempo: su madre pudo ser testigo. Patricia Montes de Oca vio cómo la vida, por más ingrata que fue, la colocó en su sitio. Tiempo después, en octubre de 2023, la mexicana Patricia perdió la vida en Chicago, Estados Unidos, donde residía, a causa de un imparable cáncer.
A su lado, conoce ahora EL ESPAÑOL, estuvo, como siempre, su hija, Adela. Cuando la enfermedad enseñó la cara, se hizo lo que se pudo. Fue aquel un tiempo para olvidar. Nada se pudo hacer. Adela quedó hundida tras el deceso. Se había ido su todo, su referente; su madre y también, en cierto modo, su padre.
Cuenta alguien con quien la joven mantiene contacto que aquel fallecimiento, puede que por lo fulminante, fue "el golpe más duro" para Adela, la cual ha tenido que aprender a vivir sin ese calor, ese apoyo y ese consejo único. Ambas, madre e hija, siempre se habían dado la mano, se apoyaban pasara lo que pasara y verse sin esa mitad fue abisal para Adela.
La hija número 14 de José María Ruiz-Mateos en 2017, en los juzgados.
La describen como una mujer con "marcada personalidad". A día de hoy, y hasta donde controla este periódico, la estadounidense sigue viviendo en Chicago, donde trabaja. Está feliz, pese a todo, y tiene una vida razonablemente placentera y serena. Dispone de un trabajo estable. No está desaparecida ni oculta: continúa viviendo donde siempre.
Conviene puntualizar que Montes de Oca ha aparecido en los medios de comunicación cuando ha sido necesario para alzar la voz y explicar su situación, pero la televisión no es su modo de vida ni su fuente de ingresos habitual. El informante con el que habla este medio sostiene que nada se sabe de ella porque así lo desea la protagonista.
"Tampoco hay mucha novedad", se desliza en relación al montante económico que podría recibir Adela de parte de su difunto padre. En la línea de lo económico, en mayo de 2024 se conoció la última información. La aportó el espacio Fiesta de Telecinco.
Jesús Urdiciáin, asesor y amigo íntimo de Ruiz-Mateos, sostuvo que éste le pidió que cumpliera con sus últimos deseos y voluntades. Uno de estos deseos tenía que ver con su hija Adela. El año pasado, Montes de Oca se reunió con Urdiciáin, quien le informó que podría recibir, más allá de la herencia, una parte de los 265 mil millones de la indemnización derivados de la expropiación de Rumasa, ocurrida en 1983.
Una batalla que libró Ruiz-Mateos en sus últimos años. Tal y como se ha publicado, esta indemnización, de producirse, vendría con polémica, pues el de Jerez habría pedido que ni su viuda ni sus 13 hijos tuvieron derecho a un euro. El valor del holding de José María ascendería a los dos billones de euros, y Adela Montes de Oca sí tendría acceso a su parte del montante.
Siempre según Urdiciáin -al que el excéntrico empresario cedió los derechos "de cobro por indemnización correspondientes a José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada, reclamados al Estado español (…) a favor de la Fundación de la Asistencia Social Guanaba"-, José María manifestó en vida que su hija Adela cobrara su parte de la estratosférica indemnización.
Adela y su infatigable lucha
José María Ruiz-Mateos en una fotografía de archivo. Gtres
La lucha de Adela Montes de Oca viene de muy atrás y conoció su punto de ebullición cuando consiguió exhumar el cadáver del empresario para realizar la prueba de ADN ante la sistemática negativa de sus hijos, que nunca han reconocido como tal a Adela. Tras la orden judicial, el análisis dictaminó que Adela era su hija con un resultado positivo del 99,9%.
José María Ruiz-Mateos fue citado hasta tres veces en vida para hacerse la prueba de paternidad reclamada por Montes de Oca, quien asegura que mantuvo contacto con el empresario hasta el año 2013. Él nunca acudió a hacerse las pruebas y acabó pidiendo el sobreseimiento de la causa alegando padecer "una enfermedad muy grave e incurable".
Entonces, después de ese pequeño triunfo, Adela mostró su inmensa alegría y sus intenciones de cambiarse el apellido. No obstante, tuvo que esperar al 6 de junio de 2017, cuando tuvo lugar el juicio de paternidad en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Pozuelo de Alarcón (Madrid) Ese día, a la salida del juicio, Montes de Oca se mostró "satisfecha".
José María trató en vida a Adela y sufragó muchos de sus gastos en vida, pero nunca la reconoció legalmente. Adela vive con un dolor en especial: no haberse despedido de su padre.
"No me pude despedir. Estuve tan cerca, en frente de su casa... No pude entrar, no lo pude ver y todo porque su familia está enojada conmigo, pero yo no tengo la culpa. Yo quería ir al funeral, pero mi mamá me dijo que no era buena idea. Todos están en el funeral... Todos menos yo", aseguró en 2022 en el espacio ¿Quién es mi padre?