Es un todoterreno. Pura sensibilidad e inspiración con un exceso de dulzura rebelde. Asier Etxeandia (45 años) afirma que el amor y el arte es para los valientes. Y esta es la máxima con la que ha coronado a la Menina que ha diseñado dentro de la tercera exposición anual Meninas Madrid Gallery.

En la edición de 2020, que se puede ver por toda la capital desde el 15 de octubre al 15 de diciembre, estas Meninas reinterpretadas por artistas de la talla de Etxeandia y otros, van dedicadas a todas las víctimas de la pandemia. JALEOS de EL ESPAÑOL se cita con el genio Etxeandia y con él aborda temas como el arte, la interpretación y el amor imperecedero por su madre -su mayor fuente de inspiración-, fallacida a causa de un cáncer. 

La valiente, la Menina diseñada por Asier Etxeandia.

"El amor y el arte es para lxs valientes". ¿Por qué eligió esa frase para su Menina? 

Me lo propusieron, y la verdad es que para mí es un honor tener una Menina en una calle de Madrid. Para mí, lo que significa esta Menina es el riesgo que tienen los artistas o cuando te sientes vulnerable y te abres y sacas la esencia de lo que tú eres. Eso es el amor y el arte: mojarte y exponerte hasta al final, a pesar de los riesgos que puedas correr. La historia es que para mí, la Menina lleva un montón de objetos que se han ido adhiriendo con el tiempo. Objetos bellos, inspiraciones, dolorosos... Lleva nueve clavos. En la espalda lleva cinco, que por cierto, ya le han arrancado dos... Quiero pensar que lo han hecho porque no quieren que sufra. Yo sabía que el amor y el arte es para los valientes. Cinco clavos en la espalda que son los juicios y las envidias. Otro en la cabeza, que son las preocupaciones y las resacas. Otro en el corazón, cuando te lo rompen. Otro en la garganta, por cantar y por la necesidad de la expresión y el dolor. Y lleva otro en el sexo, por los traumas y la religión. Ella los muestra orgullosa. Está en plena calle, a la intemperie y con sus clavos y no los esconde. Es una forma de cómo yo me siento. A veces estoy acojonado a la hora de expresarme, pero es como soy. Es mi obligación.

¿Por qué surgen esos miedos?

Todos los tenemos. Es el peso de tu vida, de las preocupaciones de la sociedad en la que vivimos, de ser tú mismo hasta el final, de atreverte a ser quien eres, de cómo llevar adelante el dolor y las pérdidas. ¿Qué haces con el miedo? Yo he elegido utilizarme como cobaya y hablar de él. El arte sirve para eso, para hablar de todo eso.

Hay otro detalle en la Menina que está dedicado a su madre. ¿Se puede decir que ella es una de sus fuentes de inspiración?

Sí, la mayor fuente de inspiración es mi madre. Sigue inspirándome continuamente. Y eso que hace muchos años que murió ya, pero... si soy artista es por su influencia desde pequeño. Su carácter está en mí. Esta especie de locura, de generosidad, viene de mi madre. 

¿Cómo era su relación con ella? 

Muy estrecha. Muy unidos. Yo me fui de casa de mis padres muy pronto. A los 18 tuve que desaparecer del hogar. Luego hubo un encuentro muy grande porque mis padres se dieron cuenta de que yo estaba haciendo lo que tenía que hacer y que yo era consecuente. Mi madre lo entendió muy pronto y, sobre todo, cuando cayó enferma, con el puto cáncer, hubo algo muy mágico. Siempre lo hubo, pero se convirtió en mi amiga, mi confidente, la llevaba de fiesta... Mi madre forma parte de todas mis inspiraciones, mis amigos se volvían locos por verla porque era una juerga continúa. Era una mujer maravillosa. Era una fuerza de la naturalidad. Mi madre duró muchísimos años para lo jodida que estaba, luchando como loca. Yo me atreví a ser quien soy cuando se murió. Me dije, "déjate de tonterías, ¿cómo lo quiere ella? A ver... pues así. El miedo a la mierda". 

Le da mucha importancia a la familia, a sus padres, a los amigos, y así lo demuestra en sus redes sociales. ¿Ha despertado esa sensibilidad suya sus ganas de ser padre?

(Risas) No. No lo sé. A veces lo pienso pero mi vida es demasiado caótica como para ser padre. Lo haría por amor, sé que sería un padre maravilloso porque me gusta cuidar, amar y proteger. Es algo que está en mí y lo tengo. Soy muy patriarca, pero está la cosa muy jodida como para traer a un niño al mundo. 

Asier Etxeandia junto a su Menina en la Plaza de Santa Ana en Madrid.

La Menina, que está llena de detalles, tiene uno que es la equis en el artículo plural 'lxs'. ¿Es importante para usted lanzar ese mensaje de lenguaje inclusivo no binario?

Claro. Ya está bien. Ya no somos de una forma u otra. Eso quedó en el Medievo. Y quien no lo entienda... estamos en otra era. Yo soy la valiente. Ella es el valiente. Todos somos valientes. Es necesario. Pero también te digo una cosa, pero si no se utiliza, tampoco hay que ser tan políticamente correcto. Ya está bien de tomarnos tan en serio todo. Creo que al final esto va a convertirse en El cuento de la criada. Tenemos que relajarnos mucho e ir cambiando desde el amor, no desde la castración. 

¿Cómo está viviendo la crisis del coronavirus tanto en el plano personal como en el laboral?

De salud estoy bien. La gente de mi alrededor también. No he tenido pérdidas gordas, pero tengo amigos que sí. Es doloroso. Mentalmente me ha afectado bastante. La pandemia ha hecho que pierda la confianza en mí mismo. Date cuenta que yo, si no tengo un testigo que vea lo que hago, mi vida no tiene sentido. Lo que hacemos es un ritual, es decir, juntar a la gente. Hubo un momento en el que me preocupé demasiado y pensé que no podría volver a hacer lo que hacía y que el ritual, que era la base de nuestra existencia, no iba a poder realizarse. Envejecí. En esos dos meses lo pasé bastante mal, pero creo que nos pasó a todos. Nos ha pasado a mucha gente. He tenido suerte, he seguido trabajando. No me puedo quejar. Hay que tener capacidad de adaptación. Hay que estar más unidos, no debería haber tanto policía de balcón. Este puto virus está sacando lo peor de nosotros: el ego, que no me quiten lo que es mío, el miedo, la mediocridad, todo... Hay que luchar más para encontrar la empatía, que es una cosa que nos afecta todos. 

O sea, que la frase aquella de "saldremos mejores de esta" usted no se la cree

No, no. Yo creo que saldremos mejores. Saldremos tullidos porque esto es una especie de posguerra, pero de los golpes se aprende. Por cojones vamos a aprender. Aunque este es un país que no recuerda mucho el dolor, la verdad. A ver si aprendemos de una vez. 

Usted va con todo: arte, música, teatro, cine... ¿En qué faceta se siente más usted mismo?

Para mí es todo lo mismo. Yo me dedico al arte. Soy artista no porque haga arte, sino porque estoy en búsqueda de eso. ¿Qué es ser artista? Querer conmover. Se puede conmover mediante una escena, una canción, un cuadro, una pieza, un texto, un performace... 

Mastodonte, su grupo de música, está triunfando justo en estos momentos tan difíciles.

Cuando las cosas se ponen difíciles para mí es cuando más he tenido de lo que hablar o un motor más grande se creaba dentro de mí. O había un motivo mayor para hacer lo que hacía. El arte, el teatro, la cultura, lo que hacemos está para apretar los corazones, para que la gente tenga más ganas de vivir. Por mucho que se empeñen los demás, es un momento necesario para hacer arte. Crea empatía, entretenimiento, te coloca. Si te emocionas, te conmueves y te haces mejor persona. Esto es así. Y ahora, más que nunca, necesitamos mejores personas. Yo no he aprendido en los colegios, yo he aprendido con el arte. 

Asier Etxeandia y Enrico Barbaro son Mastodonte.

¿Por qué cree que todavía se arma tanto revuelo -e incluso se lleva a los medios de comunicación elevándolo a la categoría de noticia- el hecho de que Miguel Ángel Silvestre y usted se den un beso en la boca en uno de sus conciertos?

Bueno... Porque la gente es muy reductista y reductiva. Yo, con eso, lo que hago es una exaltación de la amistad. Pero no sólo subo a Miguel Ángel, subo a Raketa Brokobitx, que es una artista que no la conoce nadie, pero que es una artista como la hostia puta, ¿sabes? Yo no subo a un famoso. Subo a un amigo, que es mi amigo Miguel Ángel y que flipa con Mastodonte, que viene a todos los conciertos que puede. Igual que cuando saco a Hugo Silva o la Pepa -La Terremoto de Alcorcón-. Es la gente que me rodea: son artistas y amigos. Lo hago por compartir. Me hace feliz ver expandirse a alguien a quien quiero. Para mí es un regalo que quieran subir conmigo y que se sientan conmovidos con Mastodonte. Eso es lo más grande. Cuando hago una canción, pienso en cuando la van a escuchar mis amigos.

Hace unos días, una gran amiga suya, Ana Locking, era galardonada con el Premio Nacional de Diseño de Moda. Además de ser reconocida por su dilatada trayectoria, dio un gran salto internacional cuando visitó a la reina Letizia en una cena de gala en el Palacio Real. ¿Se imagina a la reina Letizia en un concierto de Mastodonte?

(Risas). No lo sé, pero mira, si lo consigo, eso sería... Bueno, es que sería puta magia. Eso sería maravilloso. Hombre, yo pienso que en algún momento esa mujer se soltará. No puede ser tan correcta todo el rato. Igual le vendría bien venir a alguno de mis conciertos. 

Tras el éxito de Dolor y gloria, ¿volvería a ponerse a las órdenes de Pedro Almodóvar para otra película?

Hombre, por supuesto. Pero vamos, de cabeza, lo que él me diga. Yo lo admiro profundamente. Yo entiendo su lenguaje y para mí ha sido un privilegio ser un personaje de su historia. Claro que sí, con los ojos cerrados volvería. A donde él me diga. 

[Más información: La dura confesión de Asier Etxeandia en 'Planeta Calleja' sobre el 'bullying' que sufrió]

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