El día iba de música en Antena 3. La Voz dejaba paso a las actuaciones en directo y en El Hormiguero ya quisieron calentar motores llevando a su plató a uno de los artistas más reconocidos del panorama musical español contemporáneo. Leiva (38 años) visitó el programa de Pablo Motos (53) para hablar, entre otras cosas, de su nuevo trabajo, Nuclear, que saldrá a la venta este viernes 22.

Americana, jersey de cuello vuelto y, cómo no, sombrero. El madrileño arrancó su visita al talk show hablando de la portada de su próximo álbum, que consta de "un corazón decapado, cada canción es como una pieza sola, pero cuando las unes es un núcleo desde donde salen las canciones".

Una de las curiosidades que tiene este nuevo trabajo es que contiene dos CD. "Me pareció bonito sacar un disco con las notas de voz de lo que grabo en el móvil, que es la canción en bruto, antes de ir al estudio; sobre todo ahora que se muestra tanto el lado íntimo en las redes sociales. Esas primeras canciones que tenía, que grababa para que no se me olvidaran, ya con guitarra, porque siempre compongo con ella, dieron forma a esa idea", explicó.

Leiva, en su entrada a 'El Hormiguero'. RRSS

En estos tiempos, complicados para la industria musical, Leiva reserva "esta versión más romántica, para premiar a la gente que sigue comprando, aunque también habrá edición en vinilo".

El artista no habló mucho más de su nuevo trabajo, salvo la increíble historia que dio origen a uno de los temas, El gigante de Big Fish: "Hace muchos años, a mediados de los 80, nos escribíamos canciones con niños de otros colegios para familiarizarte con el inglés. Una chica, amiga mía, siguió manteniendo esa correspondencia con el chico que le tocó. Llegó un momento en el que se pidieron una foto para ponerse cara. Mi amiga lo envió con su foto, esperando respuesta. Nunca llegó. Arrastró una tristeza durante un tiempo. Ella vive ahora en Getxo y leyó en una revista que había muerto un hombre, cuyo nombre reconoció, que padecía gigantismo. Entonces entendió por qué nunca la había escrito. Es una especie de cuento".

Confesiones

Una vez hablado del disco, llegó el momento de sacar a relucir algunos de los aspectos más íntimos de Leiva. Para empezar, se mojó con los peligros que supone lo que, para él, es una sociedad hiperconectada: "Me preocupan muchas cosas, pero sobre todo la bipolaridad que hay con las redes. Para generar aceptación puedes tener un yo público que no se genera con la realidad y eso genera un cortocircuito que desemboca en tristeza. Hay que intentar que tus redes se parezcan lo máximo a ti", argumentó.

Otra de sus intimidades tiene que ver con un sueño recurrente: "En ocasiones me cocinan en la cabeza. Huelo a chamuscado, me asusto y veo a un tipo con sombrero de cocinero guisando en mi pelo. Y como me ha pasado muchas veces, la última ocasión quise ver quién era y era Raúl Cimas", relató entre risas. 

Tras esta pequeña anécdota, llegó otra sorprende declaración: "Soy un profesional de la hipocondría. Acudo a Urgencias con cierta frecuencia. Ya me conocen y me cuidan un montón. Nunca uso mi popularidad para nada, salvo ahí".

El cantante ha narrado algunas de sus manías más personales. RRSS

"Me la han jugado con un titular"

Curiosamente, en esta ocasión no fue Pablo Motos el único en explorar el lado más íntimo del invitado. Trancas y Barrancas se sumaron a ese rol con algunas preguntas en tono cómico que, inesperadamente, dieron pie a respuestas muy jugosas por parte de Leiva. Por ejemplo, el madrileño reconoció que "algunas veces había gente en mi habitación de hotel después de algunos conciertos, alguna vez incluso alguna mascota"; que "muchas veces un periodista me la ha jugado con algún titular"; o que tiene "canciones secretas que me dan muchísima vergüenza enseñar, por malas, por blandas, por algo que me sonroja mucho… Tengo una de hace poco que no enseñaré a nadie porque se acabaría mi carrera".

Tampoco se cortó a la hora de sacar su lado canalla, recordando que una vez produjo un disco de una banda que "tuvo un sponsor que ponía música a una marca". Con lo que no contaba ese patrocinador es que Leiva y otros músicos se lo montaran para que hubiera un mensaje oculto: "Esta marca es una mierda”. “Es una de las cosas de las que más orgulloso me siento", destacó.

Pero si hubo una pregunta que dio juego esa fue, sin duda, la última que formularon las dos hormigas, en relación a si había alguna chica que hubiera dado calabazas a Leiva cuando iba al colegio. El madrileño reconoció que sí: "Fui un niño guapo hasta los 13 años, entonces me convertí en extremadamente feo. Había una chica que fue mi novia hasta ese momento, la escribía cartas de amor, pero llegado ese momento me dejó. Se llamaba Ana Martín Anaya", recordó.

[Más información: El enfado de Leiva tras su reconciliación con Macarena García]

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