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    El inicio de la leyenda

    Karl Lagerfeld posaba ya aferrado a sus grandes gafas oscuras y su impoluto traje en 1978. Ya llevaba más de dos décadas inmerso en la moda y su rostro estaba ligado al éxito.

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    Su llegada a Chanel

    Aterrizó en la casa francesa en 1983, dos años antes de esta imagen, y consiguió consagrarse en la gran firma a pesar de no ser un diseñador de raíces galas.

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    Una carrera que despegó muy temprano

    Emigró a París recién cumplidos los 20 años para hacerse un hueco en el mundo de la moda que gozaba de mayor esplendor en Francia que en su Alemania natal. Y lo logro. En 1955 ya estaba en la maison de Balmain.

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    Su fama en los 80

    No había modelo que se resistiera a vestirse de Chanel y más sabiendo que tras cada costura estaba la mano ejecutora y creativa de Lagerfeld. Las maniquíes más 'top' de la época se convirtieron en sus mejores musas.

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    La musa por excelencia

    Carolina de Mónaco fue una de sus grandes aliadas y la mujer sobre la que creaba muchas de sus piezas. El glamour de Montecarlo le servía de gran inspiración. Desde el año 1986, la realeza monegasca y el diseñador siempre permanecieron unidos.

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    Icónico 'look' pero renovándose

    En 2001 se aficionó al bronceado y su cabellera se volvió blanca del todo, recogida siempre en una coleta baja. Las gafas de sol siempre taparon sus ojos, pero las tendencias mandan y nunca eran las mismas.

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    Al lado de Claudia

    Si existe una 'top model' de indiscutible alcance universal es es Claudia Schiffer. Es alemana, como el diseñador, y ese carácter germánico y el perfeccionismo que ambos se exigían en el trabajo les unió de forma eterna.

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    El rey de los desfiles

    Nunca ha usado extravagantes decoraciones en sus desfiles de moda porque sus diseños ya eran capaces de llenar las gigantescas pasarelas sin nada más. Sin embargo, siempre era muy meticuloso para que el mensaje que quería transmitir quedara claro, y lo conseguía.

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    Siempre detrás hasta el saludo final

    Era de los diseñadores que le gusta tener todo controlado en 'backstage' pero una vez acabado el desfile necesita recibir la aprobación del público. Su aparición final siempre era breve pero intencionada, gritando: 'Estoy aquí'.

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    Pose impertérrita

    Nada en su estilismo es casual. Cada detalle irradia premeditación, cálculo y, por supuesto, moda. Sus trajes pueden alterar, pero su presencia nunca fue dudosa en ningún evento de moda. Era único.

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    El misterio de su mirada

    La imagen menos vista del diseñador. Siempre mira la vida desde sus gafas oscuras, pero en esta ocasión descubre sus ojos. Estaba de vacaciones en Saint-Tropez en 2011.

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    Casado con su moda

    Miles de mujeres le acompañaron durante décadas. Siempre bien rodeado, pero nunca se casó ni se habló de pareja estable ni tampoco deja ningún hijo.

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    Anna Wintour y Karl, dos personalidades de la moda con mayúsculas

    Dos personajes de peso, serios y disciplinados cuyo nombre está ligado al mundo de la moda y nadie lo discute. Se convirtieron en cómplices después de que la directora de 'Vogue' no pusiera ninguna pega a sus diseños.

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    Carlota Casiraghi, fiel seguidora de los pasos de su madre

    Carolina de Mónaco no se soltaba del brazo del diseñador desde los años 80, de ahí que su hija tampoco renegara del glamour y la majestuosidad de la creatividad del maestro germano.

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    Su protegido

    Hudson Kroenig. Este niño que apareció por primera vez de la mano de Lagerfeld en 2011 se ha convertido en la figura inseparable de los desfiles de Chanel. En aquel entonces solo tenía dos años, y ya con diez no hay pasarela que se abra o cierre sin él.

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