Meryl Streep, nominada de nuevo este año a los premios Oscar, ha rechazado ir vestida de Chanel. Según afirma el portal norteamericano WWD, la actriz ya tenía previsto pasear por la red carpet con un diseño en seda de la colección Alta Costura más reciente de la maison; pero, al no ir acompañado de un cheque, ha decidido irse con otro.

La actriz es, desde hace ya muchos años, una leyenda viva de la industria del cine. En esta edición son ya veinte las nominaciones que acumula, gracias a su papel en Florence Foster Jenkins, un biopic sobre la denominada ‘peor cantante de la historia’, con la que consigue un récord histórico en Hollywood.

Según asegura la firma francesa, el vestido había sido encargado por la propia actriz, quien había enviado un boceto con las modificaciones que quería. Eran sencillas: un cuello más alto. Un trabajo que ya estaba terminado y preparado para lucirse sobre la alfombra roja. Y eso que ajustar un vestido de Alta Costura para que brille aún más, no es algo que se haga todos los días. Pero por Meryl Streep, sí, se hace. Es la noche más importante del cine norteamericano y ella, una de las actrices más grandes de Hollywood. Está claro, no se le puede decir que no. Hasta que pide un cheque.

Meryl Streep en la presentación Into The Woods | Foto: Getty Images.

Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel, afirma que hace pocos días recibió una llamada del equipo de la actriz para descartar su diseño, pues "habían encontrado alguien que les pagaba por llevar puesto su vestido". Algo que el káiser de la moda no está dispuesto hacer.

Y es que Chanel tiene una política de no pagar a las celebrities para que lleven sus prendas, aunque sea la mísmisima Meryl Streep y pueda subirse, de nuevo, a recoger otra dorada estatuilla. Ellos hacen las modificaciones del vestido que la actriz en cuestión considere, lo ajustan e incluso, lo confeccionan casi desde el principio a su gusto. Y no cobran, se lo regalan. Pero pagar para que lo lleve, nunca. Y estamos hablando de prendas que ascienden a los 100.000 euros. ¿No podría Meryl conformarse con eso?