Isadora Duncan, Martha Graham, Agnes de Miller, Mary Wigman, Fred Astaire, Ginger Rogers… Todo tienen en común una única cosa (a priori): el baile. Fueron felices, al menos durante el tiempo que salían a la pista, donde se dejaban llevar por la música, el ritmo y las peticiones de su cuerpo. No tenían reparo alguno en expresar físicamente lo que en ese momento sentían. Manifestaban, declaraban, exteriorizaban, hablaban. Siempre con el cuerpo, a través del baile.

Bailar tiene numerosos beneficios tanto físicos como mentales que pueden ayudar a que tu día a día sea más ameno. Desde un corazón más sano, hasta un humor radiante. Y es que parece que el baile lo cura todo. La mejor terapia al alcance de todos. Si eres de los vergonzosos, de los que espetan un rudo “yo no bailo” cuando te sacan a la pista, piénsatelo dos veces. Tres si hace falta. Valdrá la pena decir que sí.



Que fluya (en) la sangre

El ritmo, la melodía, el balanceo del cuerpo… No, realmente lo que queremos decir es que practicar el baile hace aumentar los niveles del llamado colesterol bueno (HDL) y disminuye los del malo (LDL). Este ejercicio es perfecto para personas diabéticas, ya que ayuda a controlar el nivel de glucosa en la sangre.

Corazón sano

Boom-boom, aumenta las pulsaciones dando vueltas… y fortalece este músculo vital. No lo decimos nosotros, si no la American Heart Association, que recomienda el baile como ejercicio aeróbico para reducir los riesgos de las enfermedades del corazón, ya que ayuda a controlar la presión arterial. Los expertos recomiendan bailar con regularidad todas las semanas.

Trabaja el cerebro

¿Acaso creías que bailando sólo se ejercita los músculos? El hecho de tener que coordinar cuerpo y mente con el baile ayuda, a la larga, a reducir los riesgos de la enfermedad de Alzheimer. El American Council on Excercise realizó un estudio en el que se indica que las personas que bailan (mínimo) dos veces por semana son menos propensas a desarrollar demencia. Así que ejercita la mente recordando los pasos -un, dos, tres; un, dos, tres- y mantén tu cerebro activo.

Olvídate del gimnasio

Bailar quema calorías, y muchas… Con una clase de zumba de una hora de duración se puede quemar entre 500 y 800 calorías dependiendo de la persona y la intensidad de la clase. Igual pasa con el Batuka o el Bundafit (disciplinas muy parecidas al zumba). Con el flamenco se puede llegar a perder entre 150 y 350 calorías por hora, con la salsa, unas 250 o 400 calorías y con el ballet clásico unas 400 o 500. Lo mejor de todo es que una hora de baile te sabrá a poco. Tonificar tu figura mientras te lo pasas bien, no tiene precio.

El baile contra el Parkinson

Esta enfermedad degenerativa y que no tiene cura podría ayudar a favorecer la motricidad. La escuela de medicina de Washington University realizó un estudio donde se avaló que bailar resultaba un idóneo ejercicio para mejorar la capacidad de movimientos en los pacientes con parkinson. Aquí en España, la Federación Española de Parkinson (FEP) pusieron en marcha el año pasado la campaña #Siquieresbailamos, para dar a conocer la enfermedad y los beneficios de la música y el baile para esta enfermedad.

Bailar es interactuar

Sabemos que se puede bailar solo, pero lo cierto es que gran cantidad de baile se realizan en pareja. Bailar invita a la interacción, a la sociabilización, a conocer gente nueva, tanto si vas a clases como si vas a locales especializados en salsa, tango, o flamenco. A medida que asistas a estas clases o locales verás tu confianza reforzada, tendrás menos vergüenza a enfrentarte a una conversación con gente desconocida y subirás tu autoestima.

La bailarina Ginger Rogers dijo una vez: “una gran parte de la alegría de bailar es la conversación. El problema es que algunos hombres no pueden hablar y bailar al mismo tiempo”.

Disminuye el riesgo de la osteoporosis

Claro que nunca lograrás reducir este riesgo con una hora de baile en toda tu vida. Deberás ser constante durante, no mucho tiempo, si no prácticamente toda tu vida. Y es que el baile es un ejercicio de fuerza que previene la pérdida de la masa ósea. Refuerza huesos como la tibia, el peroné y el fémur. Ya lo cantaba Alaska: “muevo la pierna, muevo el pie/ muevo la tibia y el peroné; (…) Bailando, me paso el día bailando”.

Equilibrio y coordinación

El cuerpo, según el baile que se practique, tendrá que mantener el equilibrio en multitud de posiciones. Mejorará los reflejos y la coordinación, además de la flexibilidad. ¿Y para qué quieres flexibilidad? Pues para mantener el cuerpo libre de lesiones y responder mejor en caso de accidentes. Además, también mejor la postura, dándole más flexibilidad a la columna vertebral.

El mejor antidepresivo

Porque bailar nos hace feliz. Lo acreditan cientos de estudios realizados en universidades y clínicas de todo el mundo. El International Journal of Neuroscience encontró que la danza ayuda a mejorar la depresión y el estrés mediante la regulación de los niveles de serotonina y dopamina en el cuerpo. En la Universidad de Örebro, en Suecia, también se llevó a cabo otro estudio bajo el título “Cómo influye la danza en la percepción de uno mismo”. Con este estudio se propuso investigar si el ejercicio del baile podía o no influir en la salud y autoconfianza de los adolescentes con problemas de estrés y depresión. Se dividieron dos grupos de niñas, unas iban a clases de baile de 75 minutos de duración dos días a la semana y otro no modificaron sus hábitos con ninguna actividad. El resultado fue que el 91% de las niñas que habían asistido a clases de danza interiorizaron sus problemas, los superaron y comenzaron a tener un mejor estado de ánimo.

Diversión y diversión (también en la cama)

El baile es uno de los rituales sexuales más antiguos de la historia. Así que, además de divertirte en la pista, también podrás divertirte en la cama. Aprovecha todos los beneficios físicos que aporta y practícalos con tu pareja.

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