
Sarah Ferguson en una imagen tomada en Windsor, en 2024. Gtres
Sarah Ferguson revela que ha estado ingresada en un centro de salud mental: "Me ofrecieron un refugio. No me avergüenza"
La Duquesa se ha sincerado en una reveladora charla en la que, además, habla de su doble diagnóstico de cáncer y de sus problemas alimenticios.
Más información: Sarah Ferguson revela que tras recibir los diagnósticos de cáncer de mama y de piel sintió "una sentencia de muerte"
Sarah Ferguson (65 años) acaba de revelar que ha estado ingresada en un centro de salud mental. Una reveladora confesión que ha realizado en el marco de unas declaraciones íntimas y valientes que han visto la luz en las últimas horas.
Ferguson se caracteriza por ser una mujer que habla sin ambages, sin cortapisas: sincera y directa. Así se ha manifestado siempre públicamente, en las diversas entrevistas que ha concedido, y del mismo modo se ha pronunciado en su última reentré en el papel couché.
La duquesa de York se ha enfrentado a su vida, a las luces y sombras que la componen, en una suerte de serie de reflexiones que se han publicado en The Telegraph. En primer lugar, la exmujer de Andrés de York (65) describe "las profundas cicatrices" de su infancia.

Sarah Ferguson, en la misa de Pascua celebrada en Windsor, el pasado 20 de abril. Gtres
Un duro pasaje que comenzó cuando su madre, Susan, la abandonó a los 12 años para iniciar una nueva vida amorosa. Una vivencia que la marcó profundamente y que "condujo a sentimientos de indignidad [que] contribuyeron a una actitud poco saludable hacia la comida".
Un trance aquel que "que a menudo amenazaba con convertirse en un trastorno alimentario a gran escala", como recoge el mencionado medio. Ella era muy pequeña cuando este abandono aconteció y, lógicamente, la marca para siempre.
No sólo porque esa figura materna se esfumó, sino porque Sarah tuvo que hacer frente a una realidad familiar que no le tocaba: cuando su madre se fue con el jugador de polo argentino Héctor Barrantes, Sarah tuvo que cuidar a su padre, Ron Ferguson.
Un cuidado que lo compaginó con su hermana mayor, Jane, quien luego se mudó a Australia. Pero la mayor desgracia tuvo lugar en 1998, cuando la madre de Sarah perdió la vida en un accidente de tráfico, un año después de la muerte de Diana de Gales.

La duquesa de York, en el Festival de Venecia de 2022. Gtres
En una entrevista televisiva de 2018 con el programa estadounidense Modern Hero, Ferguson reflexionó: "De repente, se fue y nunca regresó, y en realidad nunca la volví a ver. Construí un muro enorme contra la verdadera Sarah. Y creía que era porque no valía nada".
Ahí comenzaron para Sarah unos problemas de salud mental que ha ido acarreando a lo largo de los años, como ella misma ha confesado. En The Telegraph, Ferguson destaca el importante papel que ha tenido en su vida su exmarido, el príncipe Andrés.
Ambos, pese al divorcio, se han mostrado siempre unidísimos y comparten techo en Royal Lodge, Windsor. Recuerda Sarah en dicha interviú cuando la llamaban la "Duquesa del Cerdo" y "Fat Fergie" al subir de peso durante su primer embarazo.
En otro orden de cosas, subraya la Duquesa la ascendencia que su progenitor, Ron, ha tenido siempre sobre ella. Ferguson padre pereció en 2003, a los 71 años. Vivió, en su último tramo, enfermo. En 1996, le diagnosticaron cáncer de próstata y también cáncer de piel.
El destino quiso que años más tarde la propia Sarah tuvo un "doble diagnóstico" similar de cáncer de mama y cáncer de piel en 2023 y 2024, extremo que también tuvo un impacto comprensible en su salud mental.
Así lo describió ella misma: "Más recientemente, no me importa admitir que mi mente se fue a algunos lugares oscuros, centrándose en mi propia mortalidad, cuando me diagnosticaron primero cáncer de mama y luego cáncer de piel, que mi padre tenía cuando murió".
Ingreso en Zúrich
En esa lucha por combatir sus baches de salud mental, Sarah admite que "coqueteó con psíquicos". En 1992 se hizo público que visitó a una "curandera mística", de nombre Madame Vasso.
En la charla con el citado medio, Ferguson revela que ha estado visitando un centro especializado: "He estado en Paracelsus Recovery en Zúrich, donde amablemente me acogieron. No me avergüenza revelar que la clínica me ofreció un refugio".
"Allí, hablamos de mi propia infancia y de las profundas cicatrices que me dejó mi madre cuando yo tenía 12 años y me fui a vivir a Sudamérica. Esto, sin duda, me generó sentimientos de inutilidad y estoy segura de que contribuyó a una actitud poco saludable hacia la comida".
Uno de los motivos por los que ha decidido dar este paso al frente y sincerarse de esta manera es porque cree que se deberían "promover conversaciones abiertas sobre la salud mental y cómo podemos mejorar el acceso a la atención médica mental para todos en la sociedad".
Remacha: "Sólo abordando el estigma de frente, la sociedad podrá avanzar hacia un enfoque más compasivo y comprensivo de la salud mental".