Federico de Dinamarca junto a su padre, Enrique.

Federico de Dinamarca junto a su padre, Enrique.

Casas Reales POLÉMICAS

Enrique de Dinamarca, el príncipe consorte que siempre envidió a su hijo Federico y que suplicó ser rey

El marido de Margarita II mostró siempre su malestar al ser apartado a un tercer lugar cuando su primogénito cumplió la mayoría de edad.

28 enero, 2024 18:12

Federico X (55 años) ha superado con éxito sus primeras semanas como nuevo rey de Dinamarca. La abdicación y la proclamación llegó en un momento que nadie esperaba y que movilizó a la población danesa, que se echó a las calles para apoyar a la Familia Real. 

Unos días después de este momento histórico, el nuevo monarca publicó sin previo aviso un libro sobre sus pensamientos y reflexiones privadas: Kongeord, es decir, Palabras de Rey. Una biografía autorizada en la que se relatan vivencias como príncipe y donde vuelve a traer al recuerdo a su padre, Enrique de Dinamarca, fallecido en 2018. 

La relación entre padre e hijo nunca fue del todo positiva, tal y como el propio Federico se encarga de desgranar en su biografía. La vida del marido de Margarita II de Dinamarca (83) estuvo plagada de polémicas, tanto que la opinión pública estuvo siempre muy dividida sobre su figura

[Lo que revela la firma del rey Federico X sobre su carácter: "Es astuto, impulsivo y sale airoso de las situaciones"]

Portada del libro de Federico de Dinamarca.

Portada del libro de Federico de Dinamarca.

Ahora su primogénito le recuerda, pero no de la mejor manera posible. Siempre se ha dicho que Enrique de Dinamarca tenía envidia de su hijo, ya que iba a conseguir algo que él nunca pudo alcanzar: ser rey. Aunque era el marido de Margarita, la soberana nunca le otorgó el título de rey consorte, lo que le dejó en un indeseado segundo lugar

Tal y como explica ahora Federico, echó en falta que su padre le "apoyase" más abiertamente para ayudarle a preparar su rol como monarca y asentar las bases de su futuro reinado. De hecho, el nuevo jefe del Estado relata cómo consideraba su 18 cumpleaños como el "fin del mundo". Ese aniversario oficializaba su papel como heredero al trono danés y, por tanto, que su padre pasase a un tercer plano.

Los hijos del matrimonio nunca han ocultado la frialdad con la que crecieron: sin apenas muestras de cariño y con una educación muy encorsetada. Pero más allá de cómo recuerda su infancia, Enrique de Dinamarca nunca le puso las cosas fáciles a su hijo, quien llegó incluso a criticar al heredero públicamente. 

Todas sus polémicas

La Familia Real danesa en una imagen de archivo.

La Familia Real danesa en una imagen de archivo. GTRES

Corría el año 1965 y Margarita todavía era una princesa cuando conoció al que unos años más tarde se convertiría en su marido. Enrique trabajaba como tercer secretario en la embajada francesa en Londres y ella quedó enamorada inmediatamente de él. El destino volvió a unirles nueve meses después en Escocia, momento en el que comenzaría oficialmente su relación. Tres años más tarde, nacería su primogénito, Federico. 

Antes de convertirse en Rey, las críticas hacia Dinamarca no cesaron, lo que terminó por construir un muro entre él y el pueblo: no le gustaba el país, criticaba la comida, el idioma... Y en 1967 tuvo que renunciar a su apellido, su nacionalidad, su religión y su lengua, algo que nunca terminó de aceptar

La Familia Real danesa en una imagen de archivo.

La Familia Real danesa en una imagen de archivo. GTRES

El marido de la monarca siempre intentó ponerle las cosas difíciles a Federico. El primer enfrentamiento público fue cuando el heredero decidió que quería casarse con Mary Donaldson (51). Finalmente, Margarita y Enrique dieron su brazo a torcer, pero fue el principio de los desencuentros entre padre e hijo

La ruptura entre ambos se hizo evidente en 2002, cuando una gripe impidió a la soberana presidir la Recepción de Año Nuevo. Quien le sustituyo fue su primogénito. Una decisión con la que Enrique jamás estuvo de acuerdo y con la que se sintió completamente desplazado. A modo de castigo, decidió abandonar el país y recluirse en las propiedades vitivinícolas que poseía en el sur de Francia. Pero el terremoto todavía estaba por llegar. "Durante años he sido el número dos en Dinamarca, un papel con el que estoy satisfecho. Pero después de tantos años no quiero verme degradado al tercer rango. Yo soy el primer hombre y no mi hijo", declaró en una entrevista. 

Ese mismo año, declaró al diario danés BT que se sentía "relegado e inútil" y por eso no había acudido a la boda de Guillermo y Máxima de Holanda. Una ausencia muy significativa teniendo en cuenta que su esposa era la madrina del ahora Rey

Margarita y Enrique de Dinamarca.

Margarita y Enrique de Dinamarca. GTRES

Otro de los tantos desplantes de Enrique hacia su hijo fue un comentario público en el que aseguró que las realezas europeas estaban en peligro por la tendencia de los herederos de casarse con personas que carecían de sangre azul. Un mensaje con el que señalaba a Federico, pero que carecía de sentido teniendo en cuenta que el tampoco formaba parte de ninguna realeza

El acto más escandaloso de su vida, a ojos de los daneses, fue en 2015, cuando decidió no acudir al cumpleaños de su mujer y aseguró tener gripe. Se trató de una excusa, ya que no tardarían en publicarse unas imágenes del príncipe disfrutando de unos días en Venecia.

Poco tiempo antes de morir, Enrique dio unas incendiarias declaraciones con las que criticaba abiertamente a su mujer: "La reina no me respeta, me ha convertido en un bufón. No me casé con ella para que me entierren en Roskilde. Como persona, debe saber que, si un hombre y una mujer están casados, deben ser iguales. Mi esposa no me ha mostrado el respeto que una mujer corriente debería tenerle a su marido. Si quiere que me entierren con ella, que me haga rey consorte". Poco tiempo después, la Casa Real anunció que sufría de demencia. 

Falleció en febrero de 2018 en el palacio de Fredensborg y su familia cumplió uno de sus últimos deseos al no haber conseguido ser nombrado como Rey: no ser enterrado en el mismo lugar que Margarita. Fue cremado y sus cenizas se esparcieron entre el mar y en el jardín del palacio donde murió.