Domingo 27 de agosto. Final del Torneo Internacional de Polo de Sotogrande. El público asistente espera ansioso a que el rey Juan Carlos (79 años) haga entrega de los galardones sin saber que, en ese mismo sitio y a esa misma hora, va a tener lugar la escenificación pública de una reconciliación.

Lo que podría parecer la sinopsis de una serie de televisión de plena actualidad no es sino la culminación de años de tensiones y desplantes entre las dos ramas de una misma dinastía, concretamente entre las que lideran el monarca emérito y el extinto Alfonso de Borbón y Dampierre, duque de Cádiz. Curiosamente, uno de los protagonistas de ondear la bandera blanca ha sido el padre de Felipe VI (49). El otro, el hijo del duque y de Carmen Martínez Bordiú (66), Luis Alfonso de Borbón (43).

La infanta Elena con Luis Alfonso de Borbón y el resto de la familia, este domingo. Gtres

Sotogrande ha sido testigo de unos abrazos y gestos de cariño que hacía muchos años no se producían entre los miembros de este extenso clan. Junto al emérito, se encontraban su hija la infanta Elena (53), quien también se mostró de lo más cercana con su primo segundo, y los hijos de esta, Froilán y Victoria Federica.

La distensión de la escena nada tenía que ver con la de otros encuentros. De hecho, el año pasado, en el mismo acto, se respiró la tensión entre Luis Alfonso y el emérito. Ni un saludo, ni un cruce de miradas entre ambos, aunque el hijo de Carmen Martínez Bordiú negara la mayor y dijera que se tienen "cariño" cuando llevan años sin tener relación. 

El rey Juan Carlos, Margarita Vargas y Luis Alfonso, en la edición del año pasado. Gtres

El origen de la discordia y otros desplantes

Para entender el conflicto hay que remontarse hasta 2004, año que supuso un punto de inflexión en una relación ya de por sí complicada. En aquel momento, Luis Alfonso decidió autodenominarse Alteza Real para asombro -y enfado- del rey Juan Carlos y del resto de los Borbones, sobre todo teniendo en cuenta que semanas antes había acudido a la boda de los entonces príncipes de Asturias y la calma y la entente cordiale parecía haberse instalado en la relación entre ambas ramas, no sin esfuerzo.

Las cosas no habían sido nada fáciles hasta ese momento por culpa de la incertidumbre de la que siempre hizo gala Franco acerca de su sucesión. El hecho de que se decantase finalmente por Juan Carlos provocó el malestar de los otros parientes, liderados por Alfonso de Borbón Dampierre, el marido de la nieta del dictador. Eso y las continuas concesiones de títulos y privilegios hacia el duque de Cádiz levantaron más suspicacias y llevaron a unos y a otros a cuestionar la legitimidad dinástica, sucediéndose los desplantes en uno y otro bando.

Cuando falleció el duque de Cádiz, el rey Juan Carlos puso a disposición de Carmen Martínez Bordiú un avión, pese a la tensa relación que existía a causa de las decisiones de Franco, pero la nietísima lo rechazó.

Por otro lado, la familia de Luis Alfonso de Borbón, aspirante además al trono francés, siempre se quejó de que la Familia Real no conocía a sus hijos, "No habrán tenido tiempo de invitarles", solía decir.

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Aún así, el hijo de Bordiú decidió invitarles a su boda con la venezolana Margarita Vargas en República Dominicana y a los posteriores bautizos de sus hijos. La Casa Real española declinó siempre la invitación, algo que no sentaba bien en el entorno de Luis Alfonso. Tampoco acudió la Familia Real patria al entierro de Emmanuella Dampierre, madre del duque de Cádiz.

Muere Emmanuela Dampierre y Ruspoli, abuela de Luis Alfonso de Borbón

En 2012, el actual monarca español ejerció de padrino de una nieta de Beatriz de Orleans (75), perteneciente a la otra rama de los aspirantes al trono de Francia, lo que encendió los ánimos del hijo del duque de Cádiz y su familia por entender que con este gesto se legitimaba a sus rivales a la corona gala. De hecho, cabe recordar que en todo este tiempo la Familia Real española no concede a Luis Alfonso los títulos que lleva tiempo exigiendo ni le reconoce como heredero de pleno derecho al trono francés.

Hasta 2014, el bisnieto de Franco no había pisado Zarzuela en recepción oficial alguna. Fueron Felipe y Letizia (44), los entonces flamantes nuevos reyes, los que dieron el paso y facilitaron la antesala de una reconciliación pública que ha terminado por confirmarse este domingo en Andalucía.

Los reyes, en la primera recepción oficial que ofrecieron, junto a Luis Alfonso. Gtres