La plaza de toros de Mallorca pudo ver la tarde del 3 julio la última corrida de toros desde que el 21 de julio de 1921 tuviese lugar la primera. A las nueve y media de la noche daba comienzo lo que ha podido ser el último festejo en el Coliseo Balear tras aprobar la denominada ley de toros "a la balear", respaldada por el Parlamento autonómico el pasado mes de julio. 

La Familia Real, que sigue con sus vacaciones por la isla, no quiso perderse la cita, protestada por la baja calidad de los toros. Fue la infanta Elena (53), junto a sus hijos, Froilán (19) y Victoria Federica (16), grandes aficionados al toreo, quienes presenciarion la jornada. La familia, situada en primera fila del Coliseo, pudo disfrutar de Francisco Rivera Ordóñez (43), Alejandro Talavante (29) y Cayetano Rivera Ordóñez (40). Fue precisamente este último quien se acercó a hablar con Froilán, gran aficionado a las corridas de toros.

Sabida de sobra es la afición de la hermana de Felipe VI y sus hijos, con los que acude desde hace años a estos festejos, y no es menos cuando la familia se encuentra en Mallorca.  Son estos días cuando se les ha podido ver por las playas de Bahía de Palma pasando tiempo en familia, así como disfrutando en el parque acuático de Marineland, lugar al que suelen acudir cada estancia estival y donde pudieron disfrutar de distintos espectáculos.

Justo antes de dar comienzo el festejo, los animalistas protestaron frente a la Plaza de Toros a favor de la abolición de la tauromaquia e increpando a todos los asistentes que se acercaron al Coliseo balear. La nueva norma, promovida por PSOE, MÉS y Podemos, que todavía no ha entrado en vigor; aunque no prohíbe los festejos, sí que establece numerosas restricciones para llevarlos a cabo. Si al final la propuesta sigue adelante, tan solo se podrán utilizar capotes y muletas.

Suceda lo que suceda, la familia se encuentra, como cada año, en el Palacio de Marivent, propiedad del gobierno de balear y que lleva siendo lugar residencial de verano para toda la familia desde antaño. Es allí donde se producen las reuniones entre los primos, que pudieron disfrutar a finales de julio de su abuela ejerciendo de la mejor anfitriona, pero con dos grandes ausencias: Leonor y Sofía, que no pudieron pisar la isla hasta el jueves 27 de julio por motivos de agenda de su padre, el rey Felipe VI

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