Rosario Palacios, condesa de Montarco, fue una aristócrata de gran relevancia a mediados del siglo pasado. 70 años después, su nombre vuelve a escena tras las informaciones de varios medios sobre su presunta relación con Juan Carlos I.

El Rey emérito ha desmentido que eso sea cierto y ha negado también tener una hija secreta con ella, tal y como apuntaban varias publicaciones. Lo ha hecho en declaraciones a Efe "por el respeto a la verdad y al honor" desde su residencia de Abu Dabi, "rechazando y condenando por falso cuanto se ha publicado en relación con este inventado asunto".

"Niego absolutamente haber tenido relación amorosa alguna con la señora doña Rosario Palacios (q.e.p.d.) y consecuentemente haber tenido una hija con ella", ha expresado. Sus palabras llegan en relación a la publicación de un adelanto del libro King Corp. El imperio nunca contado de Juan Carlos I, (Libros del K.O), cuyos autores son los periodistas José María Olmo y David Fernández.  

[Juan Carlos I pide "respeto a la verdad" y niega tener una hija secreta con la aristócrata Rosario Palacios]

Charo Palacios de joven. Instagram

El libro sale a la venta el próximo 8 de mayo, pero este 27 de abril informaron que una mujer llamada Alejandra sería la hija perdida del Emérito. Además, medios como Informalia han apuntado en la misma dirección. Fuentes cercanas a la hija de Rosario han asegurado a dicha página web que "Charo tuvo al Rey como uno de sus amantes y hasta presumía de ello en ocasiones".

La noticia afecta a la reputación de Juan Carlos I, que ya ha vivido escándalos relacionados con el blanqueo de dinero, las donaciones a su examante Corinna Larsen (59), la cacería en Botsuana, y diversos casos de corrupción. Ahora, el Emérito desmiente tener una hija ilegítima fruto de una relación con la aristócrata conocida coloquialmente como Charo Palacios en los años 70.

No es la primera vez que le atribuyen al Emérito un hijo ilegítimo. Con este ya van cuatro. Ellos son Albert Solá, conocido como El monarca de la Bisbal; Ingrid Sartiau y María Alexandra, quien afirmó a EL ESPAÑOL que iría "a por todas" para demostrar que su padre era Juan Carlos I. Ninguno pudo demostrarlo judicialmente.

Vida y amores de Rosario Palacios

Rosario Palacios, conocida como Charo Palacios, nació el 29 de diciembre de 1936 en Lisboa, Portugal. Hija de Julio Palacios, uno de los físicos españoles más relevantes y, casualmente, uno de los preceptores de Juan Carlos I. Ella se convirtió en una de las aristócratas más reconocidas de España entre los años 50 y 60.

Tal fue su repercusión en la industria de la moda que fue musa, modelo y mano derecha de Elio Berhanyer, diseñador de moda español y uno de los mayores exponentes de la alta costura del siglo XX.

Palacios tuvo varios amores, entre ellos el periodista Enrique Herreros y escritor de De polvo eres y en polvo te convertirás, y el millonario Pepe Gandarias. Ella se codeaba entre las más altas esferas. Incluso fue invitada a la boda de Juan Carlos I y Sofía de Grecia (84) el 14 de mayo de 1962 en Atenas.

El 18 de agosto de 1968 contrajo matrimonio con el quinto conde de Montarco, Eduardo de Rojas y Ordóñez, uno de los fundadores de la Falange Española con Primo de Rivera, de la revista agraria La Gaceta Rural y de El País. También era viudo de María Pardo-Manuel de Villena, hija de los duques de Arévalo del Rey, con quien tuvo cinco hijos. 

Por aquel entonces, él tenía casi 60 años y Rosario poco más de 30. Aun así, trajeron al mundo a dos bebés: Julio y Alejandra. Se fueron a vivir a El Viso, una de las mejores zonas residenciales de Madrid. Así, ella pasó a ser conocida como la condesa de Montarco. De Rojas falleció el 6 de agosto de 2005 a los 96 años de edad.

En diciembre de 2002, Palacios sufrió un accidente y se dio un fuerte golpe en la cabeza. Vanitatis apuntó que se tropezó al bajar unas escaleras y fue encontrada inconsciente en su domicilio. Los médicos le diagnosticaron una fractura craneal y tuvo que ser intervenida de un coágulo.

Según ha recogido dicho medio, a partir de entonces no volvió a ser la misma. "Nunca se recuperó del todo y siguió haciendo su vida, aunque todos nos dábamos cuenta de que ya no era la misma. Tenía ese punto naif que producía mucha ternura, porque decía todo lo que se la pasaba por la cabeza". Falleció el 25 de noviembre de 2016 en su casa de El Viso, en Madrid, a los 79 años, por problemas de salud.