La harina es uno de esos alimentos que se consideran básicos en la cocina en España. En muchas ocasiones nos podemos encontrar con que tenemos un paquete entreabierto que permanece guardado durante meses e incluso años. En ese caso, es habitual preguntarse si la harina caduca o no.

En este sentido es importante recalcar que la harina dura mucho más tiempo que la fecha indicada en el paquete, sobre todo si esta se almacena de la forma correcta. En el caso de la harina, nos encontramos con una fecha de consumo preferente y no de caducidad, ya que puede llegar a durar mucho tiempo siempre que se almacene en unas condiciones óptimas.

Lo más habitual es que se fije una fecha de consumo preferente de 90 días, ya que a partir de esos tres meses las harinas acostumbran a perder calidad. Sin embargo, la vida útil de la harina puede llegar a ser muy variable en lo que a tiempo se refiere en función del grado de procesamiento y el origen. Un claro ejemplo está en las harinas integrales y las ecológicas, que acostumbran a conservarse durante una menor cantidad de tiempo.

De forma orientativa se puede saber que la harina blanca puede llegar a mantenerse con una buena calidad durante un año si se almacena a temperatura ambiente y durante dos años si se almacena en un congelador o nevera. Por su parte, la harina integral se conservará en perfecto estado durante 90 días, si se guarda en nevera crece hasta los 6 meses, y si se introduce en el congelador hasta un año.

¿Se puede usar harina caducada?

Consumir la harina una vez que ha pasado su fecha de consumo preferente no supone ningún riesgo para la salud, siempre y cuando presente un buen aspecto. Sin embargo, hay que tener presente que la calidad de la harina sí que puede afectar a la hora de hacer algunas elaboraciones, que pueden no obtener el resultado deseado al utilizar esta harina.

Cómo almacenar la harina

Almacenar la harina no es algo muy complicado de hacer, ya que para ello es suficiente con mantener el paquete sin abrir en un lugar fresco y seco. La despensa es el mejor lugar para ello, pero un armario de la cocina también puede ser el indicado siempre y cuando se cumplan las características mencionadas para que se pueda almacenar de la forma adecuada.

Al igual que sucede con otros productos secos, como sucede, por poner un ejemplo, con la levadura en polvo, lo fundamental para almacenar adecuadamente la harina es que esta se encuentra alejada del agua.

Esto quiere decir que, una vez que se ha abierto un paquete de harina, lo más adecuado es transferir el polvo a un recipiente hermético que ofrezca la posibilidad de sellarlo de manera hermética; o bien un recipiente que cuente con una tapa abatible. De igual manera, se puede dejar la harina en su paquete original, aunque en este caso no hay protección frente al agua, razón por la cuál solo se recomienda dejarlo en él en el caso de que se tenga la seguridad que dónde se va almacenar la harina, no hay humedad.

En el caso de que utilice algunos tipos de harina como el trigo integral de vez en cuando, lo más recomendable es guardar la harina en la nevera e incluso en el congelador. La baja temperatura ayuda a que la harina conserve su calidad durante una mayor cantidad de tiempo. Esto es necesario principalmente para aquellas alternativas que no tienen gluten, como es el caso de la harina de almendra o la harina de coco.

De esta forma, si estás interesado en hacer uso de un mismo paquete de harina durante varios meses, lo que podrías hacer es enfriarla. No obstante, hay que recordar nuevamente que, si se va a almacenar la harina en el congelador o refrigerador, es de gran importancia que esté muy bien protegido de la humedad. Para ello lo más indicado es verter la harina en un recipiente hermético. De manera alternativa se puede dejar la harina en su bolsa original de papel y, a continuación, introducir esa bolsa en una bolsa para congelador, ya que podría también servir.

¿Cuánto dura la harina?

Existen diferentes tipos de harinas, si bien no se necesita recordar la vida útil que tiene cada una de ellas, ya que a pesar de que hay algunas diferencias, son bastante parecidas unas con otras, existiendo la mayor diferencia entre las "normales" y las integrales. Estas últimas contienen más aceite que las blancas, y esto hace que su calidad se degrade con mayor rapidez.

La mayor parte de las bolsas de harina llevan una fecha de consumo preferente, pero como ya hemos mencionado tan solo se trata de una estimación aproximada basándose en el tiempo en el que la harina debe conservar su óptima calidad.

No obstante, hay que tener claro que, aunque haya pasado una semana o un mes, o incluso más tiempo con respecto a esta fecha, eso no querrá decir que sus propiedades ya no sean apropiadas para utilizarlas en las preparaciones, y tampoco supone un riesgo para la salud si se consume. De hecho, si no ha pasado mucho tiempo, el sabor será prácticamente idéntico a si se consumiese dentro del propio periodo indicado en el envase.

En cualquier caso, como se ha mencionado, es importante siempre mantener la harina bien almacenada para conseguir que dure la mayor cantidad de tiempo con una calidad adecuada.

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