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En España, más de 1,2 millones de personas viven con algún grado de pérdida auditiva según el Instituto Nacional de Estadística, pero los expertos advierten que la cifra real podría ser mucho mayor debido al infradiagnóstico, especialmente en adultos. Mientras que el cribado auditivo infantil está bastante extendido, muchos adultos desconocen su deterioro auditivo hasta que afecta su vida social, laboral o emocional. La revisión periódica, los hábitos saludables y la eliminación del estigma en torno a los dispositivos auditivos son esenciales para preservar la salud auditiva en todas las etapas de la vida.

Abordar mecanismos que permitan una detección de posibles problemas en la audición, por tanto, resulta una medida obvia para reducir riesgos en el futuro y para mantener la calidad de vida. Sobre la importancia de estos métodos, la influencia en las rutinas y los principales desafíos a los que se enfrenta esta práctica, reflexiona la doctora Raquel Manrique, Especialista en Otología y Otoneurología en la Clínica Universitaria de Navarra.

¿Por qué es crucial la detección temprana de los problemas auditivos, tanto en niños como en adultos?
En los niños, porque una pérdida de audición tendrá sus consecuencias en el desarrollo del lenguaje, comunicación y aprendizaje. En los adultos, por su impacto en la comunicación, relación social e intelectual. Un adulto con dificultades para la comprensión en su entorno familiar o en su trabajo, necesitará un sobre-esfuerzo para el desempeño de sus tareas inicialmente y con el paso del tiempo, dejan de hacer determinadas actividades porque les resulta incómodo. Esto favorece el aislamiento social y el intelectual.

Doctora Raquel Manrique.

En niños es muy importante realizar el cribado auditivo al nacer, posteriormente, los niños que tengan retraso en el lenguaje, que tengan problemas en la pronunciación, o que pregunten ¿qué? o parezcan despistados debieran ser valorados por un ORL.

En el caso de los adultos, suele ser el entorno cercano el que primero comenta que esa persona no oye bien, ya que hay sonidos que el resto es capaz de oír o entender y esa persona no, pero no es consciente de ello. Cuando avanza la pérdida de audición, ya la persona es consciente porque le cuesta entender conversaciones de varias personas o con ruido de fondo.

¿En qué medida el seguimiento regular (screenings) puede reducir la incidencia de problemas auditivos graves en población de riesgo?

En los niños pequeños es clave, ya que ellos no van a podernos avisar de su pérdida de audición. Así, niños con factores de riesgo de pérdida de audición por problemas neonatales, historia familiar, tratamientos médicos ototóxicos, infecciones, etc. deben de tener un seguimiento regular. Así podemos valorar la necesidad de un tratamiento u optimizar el que ya tenga.

También en los adultos, ya que la pérdida de audición no tratada puede aumentar el riesgo de enfermedades neurológicas como la demencia en un futuro. Por ello es importante la valoración y seguimiento a partir de los 55 años de edad.

En todo este esquema, el estilo de vida influye en ocasiones de manera significativa en la calidad auditiva. El ruido ambiental, el uso de auriculares, la asistencia a eventos como conciertos o incluso las prácticas de higiene pueden afectar a nuestra audición.

¿En qué medida son importantes estos u otros factores?
La exposición a ruido intenso de más de 85 dB puede provocar un daño en el oído interno y causar una pérdida de audición. También, usar auriculares a más de 70 dB durante un tiempo excesivo puede causarlo. Esta exposición al ruido, ya sea ambiental o con auriculares, puede afectar a personas de cualquier edad. Es muy importante evitar estas exposiciones bajando la intensidad de música en caso de empleo de auriculares y de usar la protección acústica en caso de exponerse a ruido ambiente en el trabajo, o por ocio (conciertos-espectáculos, fuegos artificiales..).


En paralelo a la atención a estas prácticas, es clave enarbolar una labor de concienciación acerca de la importancia de las revisiones auditivas periódicas. No obstante, parece existir una relativa reticencia de parte de la población respecto a las revisiones auditivas periódicas. ¿Por qué?
Principalmente en los adultos, la hipoacusia (la hipoacusia es la disminución parcial o total de la capacidad para escuchar sonidos que puede afectar a uno o varios oídos y que puede ser leve, moderada, severa o profunda), es un problema invisible a los demás, de forma que tendemos a minimizarlo. Además, el estigma sobre usar dispositivos auditivos contribuye a no querer saber cuál es la situación auditiva, aceptando comentarios como: es normal no oír a mi edad, para lo que hay que oír....

El estigma sobre usar dispositivos auditivos contribuye a no querer saber cuál es la situación auditiva, aceptando comentarios como: es normal no oír a mi edad, para lo que hay que oír....

Raquel Manrique, Especialista en ORL en la Clínica Universitaria de Navarra

¿Qué recomendaciones de prevención y autocuidado auditivo considera más efectivas para difundir entre la población general?
Recalcaría la importancia del cribado auditivo en los niños y la revisión auditiva en los adultos mayores de 55 años. Además, todos deberían ser conscientes de que los niveles de ruido intenso pueden dañar nuestra audición. Está en nuestra mano protegerla. No solo la exposición a ruido, sino enfermedades como la diabetes, la hipertensión, el colesterol, la obesidad, pueden favorecer la pérdida de audición.
Cómo mejora la calidad de vida y la comunicación familiar y social un tratamiento auditivo temprano y adecuado?
El uso precoz de soluciones auditivas en un niño, permite el desarrollo del lenguaje adecuado y mejor rendimiento en la escuela. Así que la diferencia es importante.

En adultos, el uso de soluciones auditivas de forma precoz ayuda a entender mejor en situaciones complejas de escucha. La adaptación "precoz" en los adultos, es uno de los factores más importantes en el beneficio que obtienen y podrían evitar en algunos casos esas situaciones en las que oyen más alto, pero no entienden todas las palabras.