La depresión y el estrés son dos de las problemáticas más comunes entre la población española. Según datos del Consejo General de la Psicología de España (COP), el 59% de los españoles asegura sufrir problemas de estrés, mientras que un 48% cree padecer depresión en alguno de sus grados y un 23% manifiesta sufrir problemas de ansiedad. Estas cifras se suman a los datos globales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que estima que más de 280 millones de personas en todo el mundo padecen depresión o síntomas depresivos.
Factores como los desequilibrios químicos cerebrales, los eventos estresantes o las situaciones de vida adversas pueden contribuir significativamente al desarrollo de la depresión. Sin embargo, una de las principales preocupaciones entre quienes la padecen está en el tratamiento, ya que muchas personas no acceden a una terapia adecuada por falta de recursos o por las propias barreras emocionales que genera la enfermedad.
Para orientar a este colectivo, la psicóloga Crystal Saidi, colegiada de Thriveworks en Irvine (California) y especializada en estrategias contra la ansiedad y la depresión, ha compartido a través del medio Parade algunas de sus principales recomendaciones.
Entre sus propuestas destaca la importancia de combinar siempre psicoterapia y tratamiento farmacológico bajo supervisión médica. "Para tratar la depresión por completo, las intervenciones suelen consistir en una combinación de psicoterapia y medicación (es decir, antidepresivos, como los ISRS)", afirma la experta. "La terapia aborda los problemas emocionales subyacentes y la medicación puede ayudar a regular la química cerebral".
Otras claves para tratar la depresión
Más allá de la medicación y la terapia psicológica, la doctora Saidi subraya la importancia del ejercicio físico como herramienta terapéutica. De hecho, cita una revisión científica publicada en Translational Psychiatry en 2024, que destaca los beneficios del ejercicio aeróbico en la reducción de los síntomas depresivos. Estos beneficios podrían deberse a su influencia positiva sobre la motivación, la inflamación cerebral y la producción de dopamina. "En primer lugar, el ejercicio puede ayudar a aumentar las endorfinas, que son sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo y reducen la percepción del dolor", explica la experta.
"Además, el ejercicio puede proporcionar una sensación de rutina y estructura, lo cual puede ser reconfortante para muchas personas que luchan contra la depresión", señala. También destaca su capacidad para mejorar la calidad del sueño y elevar los niveles de energía: "El sueño y la energía suelen verse afectados negativamente durante un episodio depresivo", añade Saidi. En este sentido, algunos tipos de ejercicio pueden resultar especialmente eficaces, como el entrenamiento por intervalos de alta intensidad (HIIT), muy recomendado en personas que han sufrido un ictus, por su capacidad de generar cambios neurológicos positivos.
No obstante, no todos los tipos de actividad física benefician por igual a todas las personas con depresión. Por eso, la experta recomienda elegir un tipo de ejercicio que resulte agradable, sostenible y adaptado a la situación personal de cada paciente. En el caso de personas que se sienten solas o aisladas, las clases colectivas de fitness, el ciclismo o el baile pueden resultar especialmente motivadores. Para quienes sufren fatiga o falta de energía, opciones más suaves como caminar o hacer yoga pueden ser una mejor elección. "La clave es encontrar un tipo de ejercicio que sea práctico y agradable para que pueda ser sostenible", asegura la psicóloga.
Esta herramienta accesible y efectiva puede ser clave en el tratamiento complementario de la depresión. Aunque no sustituye a la terapia ni a los medicamentos, su práctica regular puede aliviar varios de los síntomas asociados a esta enfermedad mental. Eso sí, su impacto dependerá siempre del estado emocional de cada persona y de la gravedad del cuadro clínico.
En la experiencia de la doctora Saidi, el ejercicio resulta especialmente beneficioso en pacientes que experimentan dificultades para dormir o mantener un nivel de energía adecuado. Además, también puede ayudar a combatir otros síntomas habituales de la depresión. "Otro síntoma de depresión que el ejercicio puede ayudar a controlar es la disminución de los sentimientos de impotencia o desesperanza", añade. "Hacer ejercicio puede generar una sensación de logro y propósito al establecer y alcanzar metas y en muchos casos, también puede aumentar la autoestima".
Por todo ello y aunque el ejercicio puede ser una herramienta poderosa contra la depresión, es fundamental consultar previamente con un terapeuta antes de iniciar cualquier rutina. Y es que, solo un profesional de la salud mental podrá evaluar el estado de cada paciente y adaptar el tratamiento a sus necesidades reales, favoreciendo así una recuperación más eficaz.