Dejar una medicación puede ser una muy buena noticia o una muy mala. Esto último ocurre cuando el fármaco prescrito por el médico ha dejado de ser útil y toca explorar otras vías en busca de la curación. Lo primero, lo más deseable, cuando la farmacopea ha hecho su labor y el problema original se ha ido: ya no hay enfermedad y no hace falta medicarse por más tiempo

Sin embargo, en ocasiones lo que es una buena noticia puede convertirse en un drama. Y es lo que ocurre cuando la retirada de un medicamento causa más perjuicios que beneficios. A veces, en patologías muy comunes, como es el caso de la depresión.

Como ha recordado la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard en una reciente publicación divulgativa, dejar de golpe la mayoría de los antidepresivos más comunes puede implicar la aparición de ciertos síntomas de deshabituación, algo parecido a lo que se conoce como mono de las drogas de uso recreativo, aunque con características diferenciales. 

Síntomas incómodos

Los antidepresivos modernos actúan alterando los niveles de ciertos neurotransmisores, una especie de mensajeros químicos que se adhieren a los receptores de las neuronas e influyen en su actividad. Lo que sucede es que estas células nerviosas se adaptan a la cantidad de neurotransmisores que les toca y si estos cambian mucho y muy rápido pueden aparecer ciertos síntomas. ¿Cuándo sucede eso? Por ejemplo, al dejar de golpe los antidepresivos, entendiéndose este "de golpe" por abandonarlos en un periodo de entre uno y siete días. 

Se trata de síntomas que no son médicamente peligrosos, pero sí incómodos. En concreto, los asociados a una de las familias de antidepresivos más utilizadas, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, dan lugar a lo que se ha bautizado como síndrome de retirada de antidepresivos

De hecho, dejar los fármacos para la depresión que no involucran a los niveles de serotonina -como el bupropión, que se prescribe para dejar de fumar- suele dar menos problemas en general, aunque se describen casos de irritabilidad en algunos pacientes. 

Los síntomas de deshabituación de los antidepresivos pueden paradójicamente parecerse a las enfermedades que tratan estos medicamentos, es decir, la ansiedad y la depresión. Por esta razón, es tentador pensar que no se sufre ningún tipo de síndrome extraño, sino que simplemente han vuelto los problemas. 

Se trata, además, de un problema relativamente común. Al menos una tercera parte de los pacientes que suspenden el fármaco pueden presentar síntomas de retirada.

Cómo diferenciar

La buena noticia es que existen ciertos trucos para diferenciar el síndrome de retirada de antidepresivos de las recaídas. El primero, es que en el primer caso los síntomas emergen a los pocos días de dejar la medicación o bajar la dosis; una recaída suele suceder más adelante o de manera más gradual

El segundo es que el síndrome de retirada suele implicar síntomas físicos no tan frecuentes en la depresión, como gripales, mareos y sensaciones raras. Además, este síndrome desaparece en cuanto se retoma la medicación. Si se sufre una recaída en la depresión, los fármacos tardarán -como sucede la primera vez- semanas en hacer efecto. Por último, el síndrome de retirada se resuelve solo según los niveles de neurotransmisores del organismo se van reajustando, mientras que la depresión recurrente no. De ahí que los expertos adviertan de que si los síntomas duran más de un mes haya que considerar que se esté sufriendo una recaída. 

Pero, ¿cuáles son esos síntomas que nos alertan de que hemos dejado mal los antidepresivos? Puesto que los neurotransmisores están por todo el cuerpo, son comunes quejas muy físicas. Síntomas digestivos, como nauseas o vómitos o pérdida de apetito, signos relacionados con el control de los vasos sanguíneos, como sudor excesivo, sofocos o intolerancia a las altas temperaturas, cambio en el sueño, problemas de equilibrio o de control de movimientos y cambios de humor, así como lo que los expertos definen como "sensaciones extrañas". 

Cómo evitarlo

Entre las recomendaciones para evitar el síndrome de retirada y minimizar los síntomas destaca la de retirar los fármacos de forma gradual, hasta el punto de que pueden tardarse meses en pasar de tomar antidepresivos a dejarlos. Pero además, se puede optar por cambiar de medicamentos. La razón: no todos los medicamentos para la depresión actúan igual cuando se retiran. 

Un parámetro influye mucho en los efectos: la vida media. Así, los que tiene una vida media más corta causan más problemas que los que duran más en el organismo, sobre todo al dejarlos rápido. Por esta razón, los autores de la publicación de Harvard plantean que se puedan sustituir unos medicamentos por otros antes de dejar el tratamiento. 

Entre los antidepresivos de vida media corta destacan algunos tan utilizados como la paroxetina, mientras que el más conocido de los de vida media larga sería la fluoxetina

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