Este lunes, en rueda de prensa, Fernando Simón interpretaba las bajadas en las incidencias después de cuatro días festivos como una buena señal y apuntaba a una "estabilidad" momentánea hasta que se vieran los efectos de las celebraciones navideñas. Apenas 24 horas después, el escenario se parece mucho más al que apuntábamos ayer mismo en este mismo periódico: las tendencias previas a Nochebuena siguen siendo al alza, no conseguimos frenar la catarata de contagios y hospitalizaciones en ciertas comunidades autónomas y a solo dos días de acabar el año parece difícil que ahora se tomen medidas realmente restrictivas de cara a los festejos de Nochevieja, donde la alerta debería ser máxima vista la situación. 

Si ayer hablábamos de un posible efecto rebote a lo largo de la semana, la verdad es que no esperábamos que fuera tan inmediato. Es verdad que puede haber acumulaciones en la transmisión puramente burocrática de los datos -por ejemplo, las comunidades autónomas han comunicado 320 defunciones al ministerio en estas 24 horas aunque solo 36 pertenezcan al lunes-, pero incluso con estas acumulaciones, las cifras son preocupantes.

Si empezamos por el principio, es decir, por los casos detectados y aun concediendo que su volatilidad en estos días los hace poco fiables, vemos una importante subida en la incidencia acumulada de 14 días, pasando de 246,2 a 255,5 casos por 100.000 habitantes, por encima del umbral de riesgo extremo marcado por Sanidad. Superamos con mucho la cifra del pasado martes (236,3) pese a incluir un día festivo más. Algo parecido pasa en la incidencia a 7 días, que sube en un solo día de 107,4 a 114,7, aunque en este caso sí parece una subida más razonable y en ningún caso se alcanzan aún las cifras de la semana pasada, aunque tampoco estaba en lo previsto. 

Ahora bien, hablar genéricamente sirve de poco. No sería de extrañar que España acabara la semana y el año con una incidencia a dos semanas que ronde o incluso supere los 275 casos por 100.000 habitantes pero el problema es el reparto de esa incidencia. Hasta seis comunidades autónomas -Baleares, Extremadura, Comunidad Valenciana, Madrid, Cataluña y Castilla La Mancha- superan ya los 300 y la tendencia es muy al alza, como saben los lectores de EL ESPAÑOL desde la pasada semana.

El resto de subidas -hasta 13 regiones presentan incrementos- pueden deberse a un rebote puramente estadístico, pero en estas seis el problema se arrastra desde hace mucho tiempo y no acabamos de frenar pese a que, en principio, cualquier efecto de las cenas y comidas navideñas aún no debería verse reflejado. Si miramos el corto plazo, es decir, la última semana, nos pasa lo mismo: estabilidad, sí, en buena parte del país, pero crecimientos voraces en las seis comunidades que nos ocupan desde hace días. 

Si todo fuera una cuestión de casos detectados podríamos pensar en acumulaciones, en cepas británicas o en mayor número de tests. Es cierto que las incidencias a veces son confusas, pero no lo son las hospitalizaciones. El número de nuevos ingresos es muy alto para tratarse de un martes: 1.340. Por supuesto, puede haber aquí también una acumulación, pero es que los datos de ayer ya eran altos. Van unos 2.500 nuevos ingresos comunicados en dos días. Para hacerse una idea, durante los dos primeros días de la pasada semana hubo 2.211, un incremento del 15% que parece el presagio de lo que está por venir cuando empiece a notarse el "efecto Nochebuena". También se ve un incremento intersemanal en el número de hospitalizados y de camas UCI. El pasado martes había 11.500 hospitalizados con clínica Covid en España, de los cuales 1.906 estaban en la UCI. Siete días después, hay 12.032 (+4,62%) y 2.005 (+5,19%) respectivamente. 

No son subidas espectacuares, pero no hay que esperar a la subida espectacular para preocuparse. Lo que cuenta es la tendencia. Los hospitalizados han estado bajando en España durante un mes y medio. Observar una subida de casos y de ingresos es observar cómo la tercera ola se va formando ante nuestros ojos y nos indica que es el momento, y no más tarde, de tomar medidas que eviten más contagios innecesarios. La situación preocupa especialmente, de nuevo, en las seis comunidades autónomas a las que nos referíamos antes. Entre ellas, suman 926 de los 1.340 nuevos ingresos. El pasado martes sumaban 847. La prevalencia hospitalaria conjunta es de 8.087 ingresados totales con clínica Covid. Hace una semana, eran 7.116, un 13,65% menos. Aquí, ya se ve una tendencia mucho más acusada y que tardará aún más en aplanarse. 

¿Qué conclusiones podemos sacar? Ninguna que los lectores de EL ESPAÑOL no conocieran: la situación es demasiado compleja para afrontar aún unos días de celebraciones y reuniones. Algunas comunidades están poniéndose las pilas de cara a Nochevieja y otras, francamente, no. Queda, por tanto, nuestra responsabilidad individual: evitar atajos en forma de fiestas privadas en locales cerrados o en domicilios donde se sobrepase el número permitido de invitados. Intentar celebrar con mascarilla y cantar Camilo Sesto lo más bajito posible. Ventilar mucho. Y, si uno prefiere irse de fiesta toda la noche y burlar así el toque de queda, por lo menos que no se reúna con sus padres o sus abuelos el día de Reyes. Toda esta situación sería dramática de por sí, pero lo es aún más por lo que puede venir, que es mucho. No es momento, ni mucho menos, de relajarse lo más mínimo. 

Noticias relacionadas