Al acudir a cualquier supermercado y acceder a la sección de droguería, un estante crece cada vez más. Es el dedicado a la higiene íntima, la que se ocupa de la limpieza de los genitales, sobre todo de los femeninos. En un mercado importante económicamente según las estadísticas, parece obvio que se trata de productos indicados para mantener una buena higiene de ese área corporal pero, como recuerda un extenso artículo en la web Medicalnewstoday.com, es algo que la ciencia no tiene tan claro.

Así, al igual que es obvio que no es recomendable utilizar el gel de ducha para lavarse el pelo o el champú para el cuerpo -aunque las consecuencias no son graves-, la ciencia parece no haber evidencias contundentes de que hay que dirigirse a ese estante específico que promete la mejor higiene para la vagina y la vulva. 

Si en algo existe unanimidad, sin embargo, es en lo desaconsejado de una práctica que no parece muy común en España pero sí en otros países, la denominada irrigación vaginal. Se trata de aplicar agua en el interior de la vagina con una especie de aplicador plástico unido a un recipiente de líquido que, en algunos casos, se rellena con agua y vinagre. Diversos estudios han demostrado que dicha irrigación puede romper el balance bacteriano en la vagina. 

Pero, más allá de eso, sí hay otras datos sobre la higiene intima que es importante conocer, como la importancia del equilibrio en el pH y en las bacterias presentes tanto en la vulva como en la vagina. 

Diversos estudios demuestran que el pH vulvar es de entre 3,5 y 4,7, mientras que el vaginal varía según la edad de la persona y el momento del ciclo menstrual. Así, antes de que una mujer alcance la edad reproductiva y empiece a menstruar, su pH vaginal será de 7 (neutro), mientras que una mujer en edad reproductiva puede tenerlo de entre 3,8 y 4,4. 

Así, muchos geles íntimos y toallitas prometen un determinado pH, que teóricamente tendría que servir como indicativo de que son adecuados. Pero investigadores de la Universidad de Guelph en Ontario concluyeron en 2018 que el uso de geles de este tipo se asociaba a un incremento en el riesgo de desarrollar infección por hongos y bacteriana

El mismo estudio asociaba estos productos a un incremento de las infecciones del tracto urinario, algo que se replicaba con el uso de toallitas íntimas. 

Un estudio de 2017 afirma que las mujeres deben usar jabones líquidos hipoalergénicos para limpiar la vulva y otro de 2013 afirma que lavar la vulva con agua y jabón puede provocar piel seca y hacer que la zona pique. En cualquier caso, los expertos coinciden en que no hay que lavar la zona más de una vez al día y que hay que evitar el uso de esponjas. 

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