Pisar un hospital no suele ser plato de buen gusto. Ya sea por un ingreso, por tener que acudir frecuentemente a pruebas diagnósticas o para recibir tratamiento, la mayoría de los pacientes preferiría estar en cualquier otra parte que no sea un centro hospitalario. Con el objetivo de proporcionarles esa deseada evasión, la Fundación Jiménez Díaz ha apostado por las nuevas tecnologías; en este caso, la realidad virtual.

Esta herramienta ya se usa en otros ámbitos de la medicina como la cirugía pero, ahora, las gafas de realidad virtual también se emplean como elemento distractorio para reducir el dolor y la sensación de ansiedad en los pacientes, haciendo que su paso por el hospital sea más llevadero. Se trata de una iniciativa impulsada por el Plan de Humanización de la Asistencia Sanitaria del grupo Quirónsalud, que desde hace unos meses ya es una realidad en la Fundación Jiménez Díaz y también en los hospitales universitarios Infanta Elena (Valdemoro), Rey Juan Carlos (Móstoles) y General de Villalba.

Estos dispositivos se han implementado para los pacientes pediátricos, oncohematológicos, neumológicos y más recientemente, también en la Unidad de Cuidados Paliativos, aunque en el futuro podrá extenderse a más servicios. A través de estas gafas, los pacientes tienen a su disposición diferentes aplicaciones o juegos según sus preferencias y edad, con las que podrán visitar países lejanos, viajar por el fondo marino e incluso meditar. Sandra Pelícano, enfermera supervisora de la Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios en la Fundación Jiménez Díaz afirma que “normalmente eligen la naturaleza, porque es un espacio abierto y una forma de evadirse del entorno donde están”.

En general, la utilización de las gafas de realidad virtual podría ser útil “en pacientes que ingresan mucho o que tienen ingresos prolongados, porque el hospital resulta muy aburrido y puede provocar ansiedad”, cuenta María Herrera, jefa del Servicio de Cuidados Paliativos de la Fundación Jiménez Díaz y añade que su uso “es un momento para escaparte sin tener que salir de la habitación”.

Los pacientes oncohematológicos, por ejemplo, deben someterse a tratamientos en el hospital de día o en la Unidad de Diálisis que pueden durar varias horas, por lo que se les ofrece esta herramienta como método de relajación. Por otro lado, en el área de pediatría, las gafas de realidad virtual se utilizan más para la distracción de los niños y niñas durante la realización de técnicas invasivas como la extracción de sangre o las inyecciones. De esta manera, disminuyen su alteración y percepción del dolor.

Cuando están ingresados, los pacientes pasan mucho tiempo solos, así que estas gafas “hacen que la estancia en el hospital se les acorte”, mientras que se minimizan emociones como “la preocupación, la tristeza o la ansiedad”, añade Pelícano. La realidad virtual redirige la atención de los pacientes hacia estímulos agradables -como los viajes- evitando las sensaciones negativas provocadas por su ingreso.

“Antes, el único recurso que teníamos era estar y hablar con ellos, pero no siempre tienes ese tiempo”, relata la enfermera de la Unidad de Cuidados Intermedios Respiratorios y, aunque afirma que “eso nunca se va a perder porque nos encanta estar a pie de cama con los pacientes”, dispositivos tecnológicos como las gafas de realidad virtual han llegado para complementar la atención humana.

Viajar y volar, la realidad virtual en cuidados paliativos

Las Unidades de Cuidados Paliativos de los cuatro hospitales mencionados han sido las últimas en incorporar las gafas de realidad virtual. Lo han logrado gracias al Proyecto ViVo (Viajar, Volar), impulsado por María Herrera, jefa de este servicio en la Fundación JIménez Díaz.

En paliativos, “donde la esperanza de vida es corta, mucha gente se queda con ganas de haber viajado más o de regresar a su pueblo natal pero, como están tan limitados, nosotros podemos ambientarles ese viaje”, cuenta Herrera. Este ‘viaje virtual’ se hace “guiado por un médico y por un psicoterapeuta, porque hay pacientes con mucha medicación o con riesgo de tener cuadros confusionales”. Aunque los pacientes pueden mostrar la voluntad de usar esta herramienta, es el médico quien busca el momento adecuado para cada paciente y una vez “hemos comprobado que las tolera bien (las gafas), las podemos usar con mucha más libertad”.

En esta unidad a menudo se utilizan ansiolíticos y analgésicos para calmar la ansiedad y el dolor de los pacientes, ya que el ruido y ajetreo propio de un hospital complican la integración de otras técnicas de relajación. Sin embargo, Herrera explica que en los últimos meses, gracias a “la relajación visual guiada que nos permiten las gafas de realidad virtual, incluso hemos conseguido rebajar la medicación”.

Hacer que el ingreso sea más llevadero y proporcionar a los pacientes una sensación de tranquilidad son los objetivos logrados hasta ahora con las gafas de realidad virtual en cuidados paliativos. Son pacientes muy delicados que se encuentran en “una parte de la vida de especial sufrimiento, porque todos nuestros pacientes saben que van a fallecer, entonces tienen una ansiedad añadida a cualquier enfermedad”, aunque ahora, gracias a la tecnología “podemos hacer algo para que su final sea más bonito”, concluye Herrera.

Las iniciativas de humanización -como la incorporación de la realidad virtual- impulsadas por el grupo Quirónsalud están cumpliendo una doble función. Por un lado, mejoran la percepción de la atención médica y con ello la satisfacción de los profesionales, pero sobre todo destacan los beneficios directos que esta herramienta ha tenido en el bienestar de los pacientes al disminuir la ansiedad y el dolor durante el ingreso, llegando a reducir incluso las dosis de medicación.