En los últimos años, Reino Unido se ha enfrentado al debate sobre la legalización de la muerte asistida en distintas ocasiones. Uno de los casos más mediáticos ocurrió en 2015, cuando el empresario británico Jeffrey Spector, de 54 años, decidió acudir a una clínica de Zúrich para acabar con su vida ante la imposibilidad de hacerlo en su paísEl caso de Spector provocó que el debate llegase al Parlamento británico, que acabó rechazando una proposición de ley para autorizar el suicidio asistido en Inglaterra y Gales por una amplia mayoría.

Lejos de amainar, este debate sigue estando sobre la mesa en distintos países, el nuestro incluido. La revista científica The BMJ, una de las biblias de la literatura médica en todo el mundo, acaba de posicionarse a favor de la muerte asistida en Reino Unido a través del editorial que ha publicado en su último número. "Las encuestas sugieren que la mayoría de los médicos del Reino Unido apoya la muerte asistida legalmente, y la mayoría de las personas la quieren", puede leerse en el subtítulo.

The BMJ plantea un artículo en el que incluye los testimonios de distintos actores implicados en la cuestión. Desde miembros de la British Medical Association (BMA), pasando por profesores de Bioética, médicos que han ayudado a otras personas en esta tarea o pacientes terminales que, pese a los impedimentos legales, esperan poder tener una muerte digna.

Abordar esta cuestión sobre la disponibilidad de la propia vida es un asunto peliagudo en según qué ámbitos. Sin embargo, tal y como apunta Jacky Davis, radióloga en el Hospital Whittington de Londres, presidenta de la asociación Healthcare Professionals for Assisted Dying (Profesionales de la Sanidad por la Muerte Asistida) y miembro de la BMA, la sociedad se encuentra cada vez más concienciada. "La mayoría de los sondeos que se han realizado en el país anglosajón en los últimos años evidencian que tanto la población como la mayor parte de sus facultativos (un 55%, según las últimas encuestas) apoyan un cambio en la ley".

La organización que representa a los médicos británicos, sin embargo, lleva oponiéndose a la medida desde hace mucho tiempo y pese a las llamadas a la neutralidad. Según Davis, esta postura y la desconexión actual entre la política de la BMA y las opiniones de médicos y pacientes "socava la credibilidad de la institución y la excluye del debate público". En su opinión, la legalización de la muerte asistida en Reino Unido no representaría un salto hacia lo desconocido, ya que jurisdicciones de países como Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Holanda, Canadá o Colombia ya la contemplan y se ha demostrado que pueden funcionar de la mano de "excelentes cuidados paliativos".

"Un gran consuelo"

Así lo asegura también la profesora de Ética Clínica y Biomédica de la Universidad de Sussex Bobbie Farsides, quien apunta que "los profesionales [de la medicina] deben estar preparados y ser capaces de responder compasivamente" ante las necesidades de los pacientes cuando se acerca el final de sus vidas. Farsides, además, insta a los facultativos a pensar en cómo las personas que están muriendo podrían obtener ayuda médica para morir y a "pensar en cómo negociarían ese futuro en beneficio de sus pacientes".

La revista médica publica también el duro testimonio de Sarah Jessiman, una paciente que convive con un cáncer terminal y que explica por qué cree que los médicos deberían apoyar la campaña para legalizar la muerte asistida en el Reino Unido. "Sería para mí un gran consuelo saber que podría decidir cuando ya no pueda soportar mi enfermedad. Así podría morir en casa, con el apoyo de las personas que más quiero”, relata. "¿Por qué no puedo morir como vivo, de una manera abierta y honesta?", añade.

Por último, dos facultativos debaten la cuestión desde distintos puntos de vista. Por un lado, Bernard Ribeiro, cirujano, asegura que ayudar al suicidio dañaría la confianza entre médicos y pacientes y asegura que "es un asunto de los tribunales, y no de una sala de consulta". Asimismo, Terence English, otro cirujano retirado, subraya que las afirmaciones de que la muerte asistida socavan los cuidados paliativos o que exponen a las personas más vulnerables a riesgos de abuso no están confirmadas.

Sea como fuere, la publicación británica lo tiene claro. "The BMJ apoya la legalización de la muerte asistida", dice Fiona Godlee, editora en jefe. "La gran mayoría de la población británica está a favor y ahora hay evidencias de que funciona bien en otras partes del mundo, como una continuación de la atención para los pacientes que lo soliciten y estén en plenas facultades mentales. Creemos que ésta debería ser una decisión de la sociedad y el Parlamento, y que las organización médicas deberían adoptar al menos una posición neutral para permitir un debate público abierto e informado", finaliza.