Aunque el mundo llora hoy a Carrie Fisher como la actriz que dio vida al inolvidable personaje de Leia Organa, existe otro motivo por el que muchos le van a echar de menos. En concreto, el alrededor del 1% de la población que sufre trastorno bipolar y sus familias, que fueron testigos de como Fisher no sólo visibilizó la enfermedad, sino que luchó por acabar con el estigma que la acompaña casi hasta el final de sus días. 

El pasado 30 de noviembre, menos de un mes antes de sufrir el infarto que acabaría provocándole la muerte, la actriz utilizaba su columna en The Guardian -oportunamente titulada Consejos desde el lado oscuro- para responder a un emotivo comentario de un lector llamado Alex. 

Escribía Alex :"Querida Carrie, como otra persona con trastorno bipolar, admiro realmente la forma en que has hablado llanamente sobre tu propia salud mental, que ha hecho sentirse menos sola a la gente como yo. Espero que en las siguientes décadas de mi vida, de los 20 a los 60, sea capaz de llegar donde has llegado tú". 

La actriz comenzaba así su respuesta: "Querido Alex, tienes suerte de haber sido diagnosticado como bipolar y aceptarlo tan joven. A mí me lo dijeron cuando tenía 24, pero no lo acepté hasta los 28, cuando sufrí una sobredosis y vi que nada más podía explicar mi comportamiento".

Fisher le cuenta a su admirador (y a los miles de lectores del diario británico) que les ha tocado padecer una enfermedad con muchos desafíos, "que es necesario afrontar" y que incluso puede hacerles héroes. "No del tipo de héroe de 'Yo vivía en Mosul y sobreviví a los bombardeos', pero un superviviente emocional", bromeaba la columnista. 

En los medios de comunicación

La actriz escribió varios libros sobre su experiencia como bipolar, aunque en España y en castellano sólo se ha editado uno, Mi vida en esta galaxia (Babel Books XXI, 2010) -el título original es Shockaholic-. Pero, además, Fisher no dudó en hablar de su dolencia en todos los medios de comunicación, algo que llevaba haciendo varios años. 

Entre sus libros, destacan Postcards from the edge (Postales desde el filo), Wishful drinking (Deseosa de beber) o el último The Princess Diarist (La princesa autobiógrafa), en el que confirmó que había mantenido un romance con Harrison Ford. 

En los medios de comunicación, destaca la entrevista que supuso su salida del armario como bipolar. La periodista Diane Sawyer fue la escogida por la actriz para contar su diagnóstico al mundo por primera vez, aunque ya había hablado de sus problemas con las drogas. Durante esta conversación, emitida en diciembre del año 2000, Fishter explicó que padecía "un desequilibrio químico que, en sus fases más extremas" podía llevarle a un hospital psiquiátrico.  

También reconoció que pasó años sin aceptar su diagnóstico e hizo público que, en ese momento, tenía que tomar seis pastillas para mantener a raya su enfermedad. Nada definitivo, porque en los siguientes años la actriz volvió a sufrir episodios de manía, que no dudó en hacer públicos. No se puede bajar la guardia en el manejo de este trastorno psiquiátrico, parecía ser el mensaje que quería transmitir en bucle, como lo hacía con otro mensaje su holograma inserto en las entrañas de R2D2 en La Guerra de las galaxias

En Twitter

Las redes sociales están de luto por la muerte de Fishter, pero no todos los post se refieren a su actuación o el papel que más fama le dio. Muchos hacen referencia a su rol como embajadora contra el estigma de la enfermedad mental, en general, y del trastorno bipolar, en particular. 

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