Si se introducen en el conocido buscador Google los términos "comprar popper", son numerosas las páginas que permiten adquirir esta droga en España. Aunque está teóricamente prohibida y su posesión constituye un delito contra la salud pública según la legislación, el hecho es que se trata de una droga de fácil adquisición y que está además asociada a un ambiente muy concreto: el mundo de la fiesta gay.

En estos ambientes es habitual el uso de estas sustancias, productos a base de nitritos de alquilo volátiles que, según el Plan Nacional sobre Drogas se eligen por sus supuestas propiedades estimulantes psicológicas y sexuales que pueden dar lugar a distorsiones perceptuales placenteras. "Son consumidos por individuos, en la búsqueda de un aumento de la creatividad, de la apreciación musical, de la promoción de sensación de abandono al bailar y de la intensificación del placer sexual". Existe otra razón de su fama: prometen un aumento de la satisfacción sexual y una mayor dilatación de los esfínteres anales.

Se trata de una droga, originalmente un fármaco, que goza en la sociedad de una percepción de segura, algo que puede estar empezando a cambiar, según un estudio que recoge este lunes la revista BMJ Case Reports.

Dejar ciego, no 'poner' ciego

El informe cuenta el caso de un hombre bisexual de 52 años que acudió al Hayrmyres Hospital, en Reino Unido, porque llevaba diez días con visión central borrosa y metamorfopsia, una distorsión visual consistente en la alteración de la percepción del tamaño o la forma de los objetos, que generalmente se pone de manifiesto porque las líneas rectas se ven como torcidas.

El paciente tenía muy claro cuándo habían empezado los síntomas, la mañana siguiente a una noche de clubbing en la que, además de haberse ido de fiesta había hecho algo por primera vez en su vida: inhalar popper. La corrección visual de su ojo izquierdo se puntuó con un escaso seis sobre 15 y, en el derecho, de seis sobre 12.

El tratamiento que los oftalmólogos prescribieron al afectado se califica en la revista de "conservador" ya que no fue otro que advertirle que dejara el popper, lo que el protagonista de esta historia no dudó en hacer. Aún así, aunque a los tres meses su visión se había corregido, estaba lejos de ser óptima: puntuaba en los dos ojos un 6 sobre 9,5.

No es un caso aislado

Los autores del estudio publicado en BMJ destacan que no es el primer caso descrito en el que se atribuye la aparición de problemas visuales al consumo de popper. En concreto, habla de retinopatía y maculopatía. "A pesar de la alta prevalencia de esta droga, sólo existen alrededor de 30 casos publicados", escriben los autores, dirigidos por Joshua Luis.

Los médicos advierten sin embargo, que se trata de algo más que casos aislados y que creen que la incidencia real es probable que sea mucho más alta, aunque en la mayoría de ocasiones la disfunción visual es asintomática y pasa, por lo tanto, desapercibida.

Eso sí, cuando se presentan síntomas el grado de recuperación es variable y puede conseguirse la resolución total del problema, una parcial -como ocurrió en este caso- o ninguna mejoría.

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