Deberíamos empezar a plantearnos que todas esas costumbres que nos intentaron transmitir nuestras madres o abuelas no eran un capricho y respondían, entre otras cosas, a garantizar la seguridad de los alimentos que consumimos. Lo que siempre pensamos que eran rutinas caprichosas, de otra época, muy arduas para nuestras vidas modernas, quizás eran mucho más. Aquel "pon un mantelito" para invitarnos a no posar directamente el plato en la mesa, conscientes de que nos aislaría de la suciedad que podía haber en la superficie, o el "coge un plato" para apoyar lo que fuese, huyendo de la encimera, resuenan ahora en nuestras cabezas.

Hemos economizado todo tanto que nos arriesgamos sin darnos ni cuenta y uno de los errores más comunes en este ámbito se produce cuando compartimos una pizza con los amigos. Una de las elaboraciones que cuenta con más consenso a nivel mundial, es muy socorrida para una cena de picoteo, sobre todo teniendo en cuenta que podemos comprarlas frescas y hacerlas en pocos minutos en nuestro horno de casa. Es en estos casos cuando tendemos a hacer algo que nos delata como vagos integrales y pondría los pelos de punta a nuestra abuela: la servimos en la misma bandeja de plástico en la que vino.

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¿Coger una fuente redonda, un plato grande o una tabla de cortar para después tener que lavarla? Son muchos los que se niegan a cumplir con esta durísima tarea, pero quizás se lo replanteen cuando escuchen lo que tiene que decirles Mario Sánchez, el tecnólogo alimentario y divulgador científico, al frente de SefiFood. En el vídeo que ha compartido en TikTok, que va camino de las 200.000 reproducciones, explica lo que supone esa práctica desde su especialidad, que es la rama de la alimentación encargada de que los alimentos no nos provoquen intoxicaciones.

"El plástico no está preparado"

"Es uno de los errores de seguridad alimentaria más típicos que cometemos cuando vamos por ahí con los colegas, en los cumpleaños, en las fiestas cotidianas", explica Sánchez, admitiendo que él mismo lo ha hecho "muchas veces, por desgracia, más de las que me gustaría reconocer". Dice que es "grave" y asegura que "estamos provocando que ese plástico, que no está preparado y no es apto para aguantar el calor residual que tiene la pizza cuando la sacamos del horno" se derrita "en ese momento, cuando se produce esta deformación, ese derretimiento".

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Advierte que cuando el plástico se derrite por el calor de la pizza, "estamos provocando que se trasladen partículas potencialmente peligrosas hacia el alimento porque es un uso para el que ese plástico no está preparado" y aconseja "vigilar siempre las recomendaciones de uso", reiterando que conviene tener "mucho cuidado con esto, no lo hagas en casa y convence a tus amigos de una vez para que no lo hagáis ya por favor, parad".

Un plástico de frío, no de calor

El mayor problema, en este caso, está en los usos de ese plástico, como dice Sánchez, porque no todos son iguales ni están indicados para las mismas funciones. Así, por ejemplo, algunos están en recipientes que sí aguantan grandes temperaturas, como los moldes de silicona que se emplean para hacer repostería o las tapas que se usan para que la comida no salpique el microondas. Sin embargo, ahonda el experto, en este caso se trata de un material que está hecho para almacenar la pizza en frío. En todo caso, hay que consultar la información del fabricante para saber cuáles son aptos para cada uso.

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No es la primera vez que Sánchez inciden en costumbres que teníamos totalmente normalizadas para desmontarnos la rutina y advertirnos de que tenemos que darle una vuelta para velar por nuestra salud. Ocurrió también cuando abordó el uso de los utensilios de madera en las cocinas o las tablas de cortar, puesto que ocultan un peligro en forma de bacterias que no vemos ni desaparecen por mucho que frotemos con el estropajo. ¿Solución? En este caso lo que recomienda el experto son los que están hechos de plásticos o siliconas.

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