Hay toda una cultura alrededor del cabello y sus cuidados; a pesar de que para nuestro organismo sea un elemento prescindible cuando faltan nutrientes, para la propia persona es una parte importante de su aspecto físico. El pelo puede ser un símbolo de estatus, aunque se trate de pelucas como en el antiguo Egipto o durante el siglo XVIII, también puede tener un significado tradicional como el moño samurái (el chonmage) o las melenas largas y adornadas que lucían los guerreros vikingos.

La carestía de algunos nutrientes puede debilitar o provocar la caída del cabello, ya que para el organismo es más importante nutrir adecuadamente los órganos y las zonas más críticas del organismo que el pelo, sin pelo se puede vivir, pero sin corazón o hígado no. Cada año, durante el otoño especialmente, por todas partes aparece publicidad de distintos milagros y suplementos que prometen evitar la tan temida caída, sin embargo, en muchas ocasiones basta con llevar una alimentación equilibrada.

Por supuesto, existen otros motivos, que nada tienen que ver con la alimentación, por los que el pelo se cae. Por ejemplo, desajustes hormonales, mucho estrés o alguna enfermedad. Conviene siempre consultar a un especialista, como un dermatólogo, para asegurarse del origen.

Cítricos y aceite de oliva

Para mantener un cabello sano, fuerte y no quebradizo, los cítricos son unos buenos aliados. "Los alimentos ricos antioxidantes, en épocas de entretiempo en el que el pelo se cae más, pueden ayudar a mantener la salud capilar", explica a EL ESPAÑOL María del Mar Silva, nutricionista licenciada también en Farmacia, especialista en nutrición clínica.

Los alimentos ricos en vitamina C como las naranjas, kiwis, pomelos, espinacas o brócoli son perfectos para tomar la cantidad diaria recomendada de esta vitamina. Además algunos de estos alimentos, como el brócoli, también contienen ácido fólico, un activo imprescindible para un pelo y una piel sanas. En cuanto a otros elementos antioxidantes, el aceite de oliva es de lo mejor, siendo el complemento perfecto para rehogar las verduras cocidas, por ejemplo.

Alimentos ricos en carotenos y polifenoles

Los alimentos de color naranja como la zanahoria, calabaza, melocotón y mango son ricas en carotenos, que no sólo protegen la retina y previenen problemas oculares, sino que tienen una influencia positiva sobre la salud del cabello. Además, las zanahorias contienen biotina, que contribuye a la formación de aminoácidos que conforman la proteína queratina, de lo que se compone el cabello.

También los alimentos ricos en polifenoles, como algunas algas, las berenjenas, la remolacha, frambuesas, fresas o arándanos, según algunos estudios como el llevado a cabo por varios investigadores coreanos, mejoran el crecimiento del cabello humano.

Lácteos y pescados

Estos alimentos tienen en común la histidina, un aminoácido esencial abundante en la hemoglobina y en las proteínas musculares, que es vital para el mantenimiento de las células nerviosas, ya que conservan la capa de mielina que las recubre y protege.

También está vinculado a la generación y mantenimiento de la queratina. El organismo no es capaz de fabricar este nutriente por lo que solo puede obtenerse a través de la alimentación. Además, el omega 3 de los pescados azules como el atún ayuda mucho a mantener el grosor del pelo, dando un aspecto a la melena más sano y con mayor densidad.

Alimentos ricos en hierro y cromo

"Las personas que no tienen niveles de hierro correctos pueden tener el pelo débil y quebradizo, dando la sensación de que tienen poco pelo", subraya Silva. De hecho, existe un tipo de alopecia exclusiva de las personas que sufren anemia, la alopecia ferropénica, puesto que el hierro participa en el metabolismo energético, la oxigenación, la proliferación y el crecimiento del cabello.

Este tipo de alopecia se caracteriza por una disminución de la densidad capilar llamativa que suele aparecer de 2 a 4 meses después de la causa desencadenante y, además, puede desencadenar o agravar otros tipos de caída del cabello con peor remedio. Por eso es importante mantener una dieta con alimentos ricos en hierro como las espinacas, las legumbres, las semillas de calabaza, la quinoa, el pavo, el tofu, el brócoli y la carne roja.

Aunque se consuman muchos vegetales ricos en hierro, se estima que los vegetarianos han de consumir el doble de la cantidad diaria recomendada de hierro ya que el cuerpo humano absorbe mejor el hierro procedente de alimentos animales que el vegetal.

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