Los frutos secos son alimentos muy saludables. De hecho, para Consumidor Global son uno de los alimentos perfectos para afrontar el otoño. Pero tenemos que tener cuidado con los que echamos al carrito de la compra. La mayoría de los que encontramos en el súper en España tiene un exceso de sal, azúcares e, incluso en algunos casos, ingredientes como aceites refinados que elevan su valor energético y empeoran sus propiedades nutricionales. Por eso, tenemos que buscar aquellos que hayan sido mínimamente procesados: como los naturales o los tostados sin sal.

Si elegimos los más saludables y podemos resistirnos a comer demasiados, los frutos secos contienen un gran aporte de grasas saludables y de proteínas vegetales. Cerca de la mitad de la composición de estos alimentos está formada por grasas, pero son consideradas como nutrientes muy saludables. La gran mayoría de sus ácidos grasos son insaturados y estos se caracterizan por proporcionar beneficios para la salud cardiovascular.

De todas formas, entre los frutos secos existen diferencias de nutrientes y algunos destacan sobre otros por sus propiedades. Por ejemplo, los cacahuetes —que, en realidad, son legumbres que se comen como frutos secos— son buenos para obtener proteínas y las nueces son, según la Fundación Española del Corazón (FEC), el mejor fruto seco que podemos tomar para cuidar de nuestro sistema cardiovascular.

Fuente de calcio

En este sentido, comer almendras a menudo también puede ser muy beneficioso para varios aspectos de nuestra salud. Durante muchos años nos han dicho que la leche es un alimento fundamental por su aporte de proteínas y también de calcio. Aunque sabemos que las proteínas se pueden obtener de muchas fuentes diferentes, cuando pensamos en el calcio a muchos de nosotros sólo nos vienen alimentos lácteos a la cabeza.

Sin embargo, este mineral se encuentra en muchos otros alimentos y uno de los que más contiene es, precisamente, la almendra. Los frutos secos, en general, tienen un contenido importante de calcio, pero el caso de la almendra es especial porque se encuentra en cantidades muy altas. En concreto, la Fundación Española de Nutrición (FEN) calcula que 100 gramos de almendras albergan unos 254 miligramos de calcio, poco más del doble que la leche entera.

El consumo de calcio es muy importante para mantener la salud de huesos y dientes, como todo el mundo sabe. Pero, además, este mineral está presente en la sangre, en los músculos e, incluso, en las células. Por eso, realizar el consumo diario recomendado de este mineral también permite la contractilidad de los músculos, la circulación de la sangre y la producción de hormonas y de enzimas.

Mucha fibra

Las almendras, además, sobresalen entre el resto de frutos secos por su contenido de fibra, tal y como recoge la FEN. Más del 14% de la composición de las almendras está formado por este elemento. Aunque tradicionalmente la fibra se ha asociado con el cuidado del intestino —y es cierto que mejora el estado de la microbiota que habita en esta zona del cuerpo—, también tiene un papel destacado en la buena salud cardiovascular. 

Los expertos recomiendan comer al día, por lo menos, entre 25 y 30 gramos de fibra para evitar enfermedades como los cánceres colorrectales. Además, este componente es muy útil para evitar la sobreingesta de kilocalorías: los alimentos con un alto contenido de fibra nos hacen sentirnos más satisfechos que aquellos que tienen menos en la misma cantidad; es decir, se dice que estos alimentos tienen un efecto saciante. La fibra soluble también absorbe el exceso de azúcares, grasas y colesterol en el sistema digestivo y, gracias a ello, mejora la salud cardiovascular.

Las almendras también son ricas en muchos minerales como el fósforo o el potasio y en vitaminas. Dentro de este último grupo, destaca la presencia de la vitamina E, que tiene un gran efecto antioxidante en el cuerpo. Tal y como explica la FEC, "puede ser útil para prevenir situaciones que se relacionan con la destrucción de radicales libres, como el envejecimiento, efectos de toxinas ambientales o el desencadenamiento de algunas formas de cáncer".

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