Hablar con alguien con mal aliento o halitosis puede llegar a ser una auténtica prueba de resistencia olfativa, pero sufrirlo en las propias carnes es una pesadilla. Según algunos estudios, llega a afectar hasta un 25-30% de la población adulta, aunque algunas fuentes llegan a ascender el porcentaje hasta el 50%. 

George Orwell, escribió en El Camino a Wigan Pier: "Puedes sentir afecto por un asesino…, pero no por un hombre cuyo aliento apesta habitualmente", y es que el mal aliento ha dado lugar a fobias como la halitofobia. Quienes la sufren, llegan a cepillarse hasta diez veces al día y viven obsesionados con tener mal aliento, aunque no sea cierto. 

Es habitual despertarse con una sensación de mal olor bucal si se ha bebido alcohol o fumado en exceso, sólo que, en este caso, un cepillado básico de dientes lo elimina, pero la halitosis no es eso. "Se produce por el crecimiento de bacterias que aprovechan los restos de alimentos que quedaron en la cavidad bucal para producir compuestos azufrados (especialmente el metilmercaptano, el sulfuro de hidrógeno y el sulfuro de dimetilo), responsables de ese desagradable olor", explica a EL ESPAÑOL María Carmen Japaz, dietista y nutricionista. 

El origen proviene normalmente de la parte posterior de la lengua, donde hay un goteo no patógeno de material mucoso proveniente de la nariz, en un 25% de la población. Este material de las fosas nasales, junto a las células, la sangre y las partículas de alimento, son hidrolizadas por las bacterias, de hasta 600 especies diferentes, que viven en la boca. 

Al ir descomponiéndose en aminoácidos y péptidos, generan ácidos grasos y compuestos de sulfuro como los mencionados, responsables del mal aliento. Además, el no lavarse los dientes habitualmente puede dar lugar a una inflamación en las encías que provoca un incremento de las bacterias y, por ende, peor aliento. 

En algunas ocasiones, el mal aliento también puede ser causado por algunas enfermedades, como insuficiencia renal o hepática, tratamiento con antidepresivos, caries u otros trastornos. Aunque, si la persona está sana, la explicación más probable se encuentra en su boca. Algunos alimentos agravan y acentúan la halitosis, mientras que otros pueden ayudar a prevenirla o combatirla. 

La clave está en beber agua 

"En primer lugar, incrementar la ingesta de agua para eliminar aquellos restos de alimentos que quedaron en la boca y que son responsables del crecimiento de estos microorganismos", destaca Japaz. También al beber agua estimulamos la producción de saliva, la cual tiene efecto antibacteriano y antifúngico.

Chicles de menta sin azúcar

Otro remedio es masticar chicles de menta sin azúcar endulzados con xilitol, ya que este edulcorante inhibe el crecimiento de las bacterias de la boca, al formar una capa resbaladiza alrededor de los dientes y encías, evitando que se adhieran a ellos. "Masticar un chicle sin azúcar durante 5 minutos después de comer, puede resultar efectivo", destaca la nutricionista.

Japaz advierte que las personas que tienen intolerancia a los polioles y a la fructosa no toleran bien este tipo de edulcorantes y puede causarles molestias tales como gases, hinchazón y diarreas; por lo que no es esta una estrategia recomendable para ellos.

Frutas y verduras

Otra de las recomendaciones es comer alimentos ricos en vitamina C, que es un ácido ascórbico presente en alimentos como el pimiento, la naranja, el limón o el brócoli, crean un ambiente "ácido" en el que las bacterias no crecen. Si estos alimentos se consumen crudos, al ser crujientes, ejercen un efecto mecánico, retirando los restos de alimentos que pudieron haber quedado entre los espacios interdentales. "Comer manzana también puede ayudar a mantener a raya la halitosis, ya que posee propiedades detergentes y aporta un efecto refrescante debido a los polifenoles que contiene", añade Japaz.

Hierbas

Las hierbas como cilantro, menta, perejil, estragón, eucalipto o romero tienen efecto desodorante gracias a sus aceites esenciales y a la clorofila que contienen. Otra opción es tomar algunas de ellas en infusiones, como el té con menta o con hierbabuena, que además proporcionan un aliento fresco. Beber té verde también puede ayudar con el mal aliento debido a su contenido de catequina, uno de sus polifenoles, que tiene efecto refrescante.

Yogures

Según recomienda Japaz, las bacterias presentes en el yogur ejercen un efecto probiótico, incrementando el número de bacterias beneficiosas y contrarrestando la acción de las responsables del mal aliento. Según una investigación de científicos japoneses presentada en una reunión de la Asociación Internacional de Investigación Dental de hace unos años, el yogur natural puede ser útil para combatir la halitosis, las caries y las enfermedades de las encías.

Como extra, agregar canela o jengibre a tus platos añade un plus de protección, ya que descomponen los compuestos sulfurados responsables de la halitosis. Estos consejos, junto a una correcta higiene bucodental, harán que te olvides del mal aliento.

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