Quién más y quién menos recuerda una época de la vida donde poder comer casi cualquier cosa y no ganar ni un gramo de peso. Es el secreto mejor guardado del funcionamiento del metabolismo, que cualquier individuo de España querría conocer.

Habitualmente se suele creer que la adolescencia o la veintena es el rango óptimo donde el metabolismo alcanza su punto más alto, y que la mediana edad es una cuesta abajo sin frenos. Sin embargo, como apunta el nuevo estudio publicado en Science, hemos estado equivocados: el metabolismo no funciona así.

La sabiduría popular suele poner el punto de corte del metabolismo en los 20 años; a partir de aquí, el metabolismo "se ralentiza", y el peso va subiendo año a año, con su punto álgido en la mediana edad. También se suele decir que las mujeres tienen un "metabolismo más lento", y que les cuesta controlar más su peso, llegando a empeorar más si cabe en el periodo de la menopausia.

Sin embargo, todos estos conceptos son erróneos, según los investigadores del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Universidad de Pennington, codirigidos por Jennifer Rood, PhD, dentro de este trabajo llevado a cabo a nivel internacional.

Para llegar a tal afirmación, se analizaron datos sobre calorías quemadas por más de 6.600 personas de entre una semana y 95 años de edad, de 29 países diferentes. 

El problema de los estudios previos es que se solían basar en la conocida como tasa metabólica basal, es decir, la energía que usamos en reposo para cumplir funciones básicas como respirar, digerir, bombear sangre; simplemente, vivir. Pero esta tasa solo tiene en cuenta entre el 50-70% de la energía total usada, con gran variabilidad interindividual, y no incluye otros conceptos como el NEAT o los niveles de ejercicio físico, entre otros.

En este estudio los investigadores usaron una técnica gold estándar para medir el gasto energético diario fuera del laboratorio, conocida como agua doblemente etiquetada: una prueba de orina que implica que una persona beba agua en la que el hidrógeno y el oxígeno se han reemplazado por formas "pesadas" naturales, y se mide la rapidez mediante la cual se eliminan.

Esta técnica se usa desde 1980, pero los estudios anteriores eran limitados y caros. En este caso, varios laboratorios de todo el mundo han compartido sus datos en una sola base para lograr llegar a algunas conclusiones interesantes.

Tras tener en cuenta estatura, peso y porcentaje de grasa corporal de todos los participantes, se calculó la tasa metabólica basal: una persona más pequeña debería quemar menos calorías, y una persona más grande, más, siempre teniendo en cuenta tamaño total, porcentaje muscular y graso. Pero, insistimos, el metabolismo no funciona así.

Según el estudio, respecto a la quema de calorías, se podrían diferenciar cuatro etapas diferentes en la vida:

- En la infancia, hasta los primeros 12 meses de vida, es cuando la quema de calorías se dispara hasta su punto máximo. Un bebé en esta etapa quemará hasta un 50% más que un adulto a nivel de tasa metabólica basal, respecto al total de tu tamaño y peso corporal.

- Desde el primer año hasta los 20 años, el metabolismo se ralentiza un 3% cada año, de forma gradual pero continua.

- Desde los 20 a los 60 años, el metabolismo no se ralentiza, sino que se mantiene estable.

- Desde los 60 años en adelante, el metabolismo se ralentiza, pero apenas un 0.7% cada año.

Como es habitual, todos estos datos tienen excepciones: había individuos con tasas metabólicas basales hasta un 25% inferiores para su promedio por edad, y también hasta un 25% superiores. Sin embargo, estos valores atípicos no influían en el promedio general.

El metabolismo según la edad

Los bebés crecen rápidamente, y esto podría explicar por qué queman tantas calorías por kilo de peso en comparación a un adulto. A su vez, esto también explicaría por qué si no comen suficiente en esta edad, su probabilidad de supervivencia disminuye significativamente, a la vez que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades en la edad adulta.

Posteriormente está el caso de los adolescentes y los adultos jóvenes, cuyo metabolismo no solo no aumenta, sino que se va "frenando" anualmente hasta los 20 años, momento en el que llega a la estabilización. Al menos, por edad; en otro orden de asuntos a estudiar estaría el hecho de que precisamente en dichas edades es cuando se suele empezar a priorizar la práctica de ejercicio físico, pero se trata de un ámbito diferente a la tasa metabólica basal media por edad.

Finalmente, está el caso de la mediana edad, donde el metabolismo está estabilizado hasta los 60 años, donde sí llega a reducirse, pero apenas un 0.7% anual, muy lejos de lo que se suele pensar en la cultura popular. Por ello, se calcula que una persona de 90 años necesitará hasta un 26% menos de calorías diarias que una persona de mediana edad.

Los investigadores sugieren que la pérdida de masa muscular, que ronda el 3% anual a partir de los 30 años si no se ralentia mediante la práctica de ejercicio físico, podría tener culpa en parte de estos cambios en el metabolismo. Pero no podría explicar totalmente la situación.

Así pues, la conclusión final es clara para los investigadores: no hay una tasa metabólica constante por kilo de peso, sino que se debe tener en cuenta también la edad de la persona estudiada. El ejercicio físico podrá modificar en parte la situación, y la variabilidad entre personas puede dispararse hasta un 25% dentro de su rango de edad; pero el tamaño corporal y el peso total no lo explicarían todo como se solía creer hasta ahora.

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