• 1 de 8

    Alimentos y cerebro

    Hacer entender a los niños que tienen que comer alimentos saludables no siempre es fácil. Por eso, las personas que crecimos en España hemos llegado a la edad adulta escuchando que deberíamos tomar leche para dar el estirón, zanahorias para tener la vista de un águila o espinacas para ponernos tan fuertes como Popeye. Huelga decir que nuestros padres exageraban los beneficios de estos alimentos, pero no todo lo que decían era falso.

    La alimentación realmente puede hacer que nuestra salud sea mejor o peor, dependiendo de si comemos alimentos más o menos saludables. También es cierto que hay nutrientes determinados que son necesarios para la correcta función de algunos órganos. Es decir, que tomar ciertos alimentos sí que pueden ayudar al estado de nuestro corazón, de nuestros riñones o de nuestro hígado, por ejemplo.

    Con el cerebro pasa lo mismo. Aunque lo fundamental es que todos los órganos se mantengan sanos, el cerebro es considerado como el más importante. Es el encargado de que todo el cuerpo funcione a la perfección, pero, además, alberga la memoria, el intelecto y las demás funciones cognitivas. Al cerebro le vienen bien los frutos secos o los vegetales de hoja verde, además de otros que se encuentran en este artículo de EL ESPAÑOL.

    Sin embargo, otros alimentos frecuentes en nuestras dietas lo dañan. A continuación, los 7 alimentos que peor le sientan a nuestro cerebro.

  • 2 de 8

    Las bebidas azucaradas

    Ya sabemos que el exceso de azúcar no le sienta nada bien a nuestro cuerpo: favorece la obesidad y sus enfermedades asociadas, como las cardiovasculares y la diabetes tipo 2. El síndrome metabólico —que se caracteriza por tener demasiada grasa en la zona del abdomen y altos niveles de triglicéridos, colesterol HDL, presión y azúcar en sangre—, se ha relacionado con un mayor riesgo de demencia e, incluso, de alzhéimer.

    Aunque relacionamos automáticamente las bebidas azucaradas con los refrescos carbonatados, existen otros líquidos que podemos clasificar en este grupo. Las bebidas para deportistas son un buen ejemplo, pero también los zumos de fruta. Muchos de los que pueden comprarse en el súper tienen azúcares añadidos, pero los naturales tampoco son buenos porque pierden la fibra y elevan el índice glucémico.

  • 3 de 8

    Los carbohidratos refinados

    Si lo que queremos es reducir la cantidad de azúcar que tomamos, debemos reducir los carbohidratos refinados. La mayoría de nosotros no solemos relacionar estos alimentos con el azúcar porque ni son dulces ni la contienen como ingrediente. Sin embargo, después de consumir este tipo de alimentos, nuestros niveles de azúcar en sangre se disparan. El que tomamos más habitualmente es el pan blanco.

    La harina con la que está hecho el pan blanco es refinada. Esto quiere decir que para fabricarla se han quitado partes del grano de trigo que contienen la fibra y los micronutrientes que hacen saludable a este cereal. Sin estos componentes, además, estos alimentos elevan su índice glucémico y los niveles de azúcar en sangre se disparan.

  • 4 de 8

    Las grasas trans

    Este tipo de grasas deben ser evitadas a toda costa porque están asociadas con varias enfermedades relacionadas con el síndrome metabólico. Se encuentran en un gran número de alimentos industriales como los dulces o los aperitivos procesados. Según el portal de salud estadounidense Healthline, las dietas altas en grasas trans se asocian a un mayor riesgo de alzhéimer, menos memoria y un declive cognitivo.

    De todas formas, no debemos demonizar las grasas en general. El consumo de ácidos grasos insaturados —muy presentes en el aceite de oliva, los frutos secos y los pescados azules— se asocia con una reducción de los niveles de colesterol malo en sangre. De hecho, los pescados azules se asocian a una mejor salud cerebral.

  • 5 de 8

    Los ultraprocesados

    Si las grasas trans y los azúcares libres no le vienen bien a nuestro cerebro, los ultraprocesados, tampoco. Estos alimentos de origen industrial suelen contener grasas saturadas y trans, azúcares y exceso de sal para hacerlos más atractivos. Son muy abundantes en los supermercados y, según varios estudios, su consumo habitual se asocia a un mayor riesgo de mortalidad.

    Healthline explica que el consumo de ultraprocesados también ha sido relacionado con el desarrollo de enfermedades degenerativas. El portal señala que algunos artículos internacionales han descubierto que las personas comen demasiados ultraprocesados tienen peores resultados en el aprendizaje o en el uso de la memoria.

  • 6 de 8

    El aspartamo

    El azúcar es uno de los grandes enemigos de quienes intentan perder peso o, simplemente, llevar un estilo de vida más saludable. Sin embargo, en vez de aprender a vivir sin él, muchos hemos optado por sustituirlo por otros artificiales que no tienen calorías, pero que todavía no está claro que sean completamente inocuos. Uno de ellos que está muy presente en la industria es el aspartamo.

    Está considerado como un producto seguro dentro de la industria alimentaria, pero Healthline señala algunos estudios que han encontrado perjuicios asociados. Según esta plataforma, el consumo excesivo de aspartamo empeora nuestro humor —se relaciona con un estado de ánimo más irritable— y puede hacer que nuestro cerebro sea más vulnerable al estrés oxidativo.

  • 7 de 8

    El alcohol

    No es ninguna sorpresa el hecho de que el alcohol afecte al estado del cerebro. De hecho, a pesar de que es frecuente escuchar que el consumo ocasional es inofensivo, muchos expertos recomiendan evitarlo completamente. El alcohol genera dependencia, afecta al sistema nervioso y provoca pérdidas de memoria y confusión.

    El consumo continuado a través de los años deteriora la calidad y la duración del sueño y, además, tiene un efecto negativo sobre el estado de ánimo y altera la interpretación de las emociones. Aunque algunas investigaciones atribuyen al alcohol efectos positivos, los negativos hacen que los primeros no compensen.

  • 8 de 8

    El pescado con mercurio

    Si bien las grasas del pescado azul han demostrado beneficios para la salud cerebral, hay que tener cuidado con el consumo que hacemos de aquellas especies que presentan un mayor riesgo de altas concentraciones de mercurio. Estos son los pescados de mayor tamaño que acumulan este metal al incorporarlo de las especies más pequeñas de los que se alimentan.

    El mercurio es tóxico para el sistema nervioso central y puede llegar a dañar el cerebro. Si se consume en exceso durante el embarazo o en la infancia, los efectos pueden ser muy graves. De todas formas, el pescado que se consume en España debe cumplir ciertos estándares sanitarios y uno de ellos es que contenga una baja proporción de este metal pesado.