La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha analizado 16 hamburguesas de vacuno frescas y envasadas a la venta en los supermercados "una alternativa barata y siempre tierna a la carne fileteada", valoran. "Pero ¿hasta qué punto son equivalentes nutricionalmente?, ¿qué otros ingredientes incluyen?". Para aclaralo, la OCU ha analizado tanto 6 preparados de carne picada como 10 burger meat, "que se distinguen por la posibilidad de emplear sulfitos como conservantes".

Los resultados, publicados en la revista OCU Compra Maestra de marzo, confirman que a la carne de este tipo de hamburguesas se le añaden otros ingredientes, como la cebolla, la soja, el arroz o el maíz, cortados tan finos que rara vez se aprecian. Su cantidad suele ser mayor en las burger meat, pero varía mucho: entre un 3% (Hamburguesa Nostra Ternera Selección) y un 40% (Eroski Basik Burger meat vacuno); y es el factor que más influye en el precio final.

Como bien señaló en su momento la OCU, leer la etiqueta de estas bandejas de supuesta "carne picada" puede echar por tierra las creencias que se tienen respecto al producto comprado. Lejos de ser simple carne, es una amalgama de ingredientes, entre los que destacan los aditivos, sulfitos, espesantes, cereales, nitritos... y, por suerte, cierto porcentaje de carne, que a duras penas roza el 70% y con mucha suerte el 80% del total del producto.

Aunque pueda sonar a trampa, no lo es, dado que la ley permite denominar a estos productos con el apelativo de burger meat (carne de hamburguesa en inglés) sin mayores complicaciones. Y, en la mayoría de las ocasiones, nadie se entera del cambiazo.

En cualquier caso, la calidad de la carne es al menos aceptable en la gran mayoría de las hamburguesas analizadas. Y, a diferencia del análisis de 2013, no se han detectado otras carnes mezcladas, como la de caballo. No obstante, las pruebas también revelan una significativa cantidad de grasa: casi un 14% de media, frente al 6% que tiene un filete de ternera; es decir, más del doble.

El análisis también revela un alto aporte de sal: 1,46 gramos por 100 g de hamburguesa, de media. Y eso sin contar la sal que llevan las salsas que suelen añadirse luego (como el kétchup o la mostaza). De hecho, dos de cada tres hamburguesas superan los 1,25 gramos de sal a partir de los cuales la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición considera que un alimento tiene un exceso de sal. Por eso OCU recomienda no añadir más durante el cocinado.

La recomendación calidad-precio

Entre las 16 hamburguesas analizadas destaca por su buena relación calidad precio la burger meat de El Encinar de Humienta (8,19 €/kg); la Compra Maestra de OCU. Mientras que la peor valoración global es para la Lidl Raza Frisona (6,04 €/kg), con una carne pobre en proteína y rica en colágeno, que además presentó problemas puntuales de higiene. Pueden consultarse los resultados del comparador en este enlace

En cualquier caso, la OCU recomienda priorizar las hamburguesas caseras, sobre todo porque el consumidor puede elegir y ver el corte de carne directamente en la carnicería.

Si se prefiere adquirir una ya preparada en un supermercado es preferible no abusar de las burger meat, puesto que incluyen sulfitos, unos aditivos empleados como conservantes y para mantener el color rojo de la carne. Es cierto que no se han encontrado en cantidades preocupantes, pero tienen un efecto suma (se acumulan en el organismo) y pueden terminar provocando dolores de cabeza y náuseas en personas sensibles a ellos.

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