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    Reforzar el sistema inmune

    Ante la crisis sanitaria del Covid-19, los nutricionistas son rotundos al señalar que en ningún caso la alimentación, por sí misma, evita el riesgo de contagio ni cura la infección por coronavirus. Por eso, la recomendación estos días es llevar una dieta saludable para toda la población, tanto para personas afectadas con sintomatología leve y/o asintomáticas. 

    Dicho esto, aquellos que estos días quieran reforzar su sistema inmunes, aún sabiendo que esto no evitará el riesgo de contagio,  pueden incluir en su dieta algunos alimentos con contenido en probióticos. Los más populares son el yogur, el kéfir, los encurtidos y el miso. Pero, ¿qué son exactamente los probióticos?

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    Yogur, el habital de la dieta

    Los probióticos son "microorganismos vivos que permanecen activos en el intestino en una cantidad suficiente como para crear la microbiota intestinal y tienen un efecto beneficioso en el sistema inmune", según explicó a EL ESPAÑOL Elena de la Fuente, nutricionista del Hospital Quirónsalud San José (Madrid). 

    Para encontrar alimentos ricos en probióticos no hace falta hacer malabarismo. Se encuentran fundamentalmente en productos fermentados, por ejemplo, el yogur, uno de los más habituales. 

    Para obtener un correcto equilibrio de la microbiota intestinal (el conjunto de microorganismos que viven en el intestino) basta con tomar un yogur al día (natural y sin azucarar añadida). Además, su consumo también se asocia a reducir el riesgo de padecer diabetes tipo 2 (en el contexto de una dieta saludable) o proteger contra el sobrepeso. 

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    Miso, un gran desconocido hasta hace poco

    El miso es una pasta de origen asiático que se obtiene a partir de soja (sola o acompañada por algunos cereales) fermentada con sal marina

    Este proceso de fermentación arranca con la cocción de las habas de soja con el cereal elegido, se inocula el moho Rhizopus (Koji), sal y luego se deja que se produzca una fermentación láctica. En función del tiempo de fermentación y los cereales elegidos se obtendrá una variedad u otra de miso. 

    La soja, el principal ingrediente del miso, un alimento rico en proteínas, pero que es difícil de digerir. En el miso, la proteína de la soja se desintegra en aminoácidos durante la fermentación lo que facilita su asimilación.

    Pero los beneficios de los alimentos derivados de la soja, van más allá de su contenido en probióticos. Por ejemplo, según un estudio reciente, el consumo de proteínas de soja reduciría el colesterol y hasta un 30% el riesgo de sufrir dolencias cardiovasculares.  Además, el consumo elevado de estos alimentos a partir de soja fermentada se vinculan a un menor riesgo de muerte. 

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    Kéfir, más que una antigua bebida

    El kéfir, popularizado recientemente en España, es un hongo de aspecto similar al de la coliflor, originario de la zona del Cáucaso. A través de sus bacterias probióticas (Lactobacillus acidophilus) y su levaduras produce una fermentación que, al mezclarlas con leche, da lugar a un producto derivado, similar al yogur líquido.

    Los gránulos de kéfir son organismos vivos, por lo que van creciendo según van "comiéndose" la leche en el proceso de fabricación de la leche kefirada.  

    Éste yogur contiene minerales (como el calcio o el fósforo), vitaminas del grupo B (B1, B5, B9 y B12, biotina) y K y proteínas de fácil digestión, y además, contiene menos lactosa, por lo que es especialmente recomendable para intolerantes.

    Más allá de su contenido en probióticos, Carlos Río, nutricionista y autor del libro Come comida real (Paidós, 2019), destaca los beneficios del kéfir en el tratamiento del la bacteria Helicobacter Pylori y su efecto antiinflamatorio.

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    Encurtidos, un aperitivo saludable

    Como el chucrut, los encurtidos son alimentos con probióticos. Van mucho más allá de los pepinillos, las cebolletas o las aceitunas. Se suman las alcaparras, los ajos blancos o los tomates... la lista es eterna. También se encuentran combinados, como las famosas Gildas, el pintxo por excelencia del País Vasco. 

    Hacerlos en casa no requiere mucha complicación. Hacen falta unos tarros de cristal, agua, sal y verduras. También se le pueden añadir aliños al gusto: ajo, jengibre, cebolla rallada, jugo de limón, hierbas aromáticas o especias. En este blog detallan los pasos a seguir. 

    Al someterse al encurtido, los vegetales inician un proceso de fermentación, destinado a aumentar el tiempo de conservación. Además, estos alimentos son beneficiosos por la función antioxidante de las hortalizas.