Durante los últimos años, múltiples suplementos vitamínicos han ido cobrando protagonismo entre la población general, algunos con más evidencia científica que otros. Entre ellos, el que más ha destacado parece ser la vitamina D, siendo un parámetro analítico que tan solo debería estudiarse en poblaciones de riesgo como pacientes con osteoporosis, osteomalacia o raquitismo.

Sin embargo, el déficit de vitamina D se ha convertido en un hallazgo típico entre las analíticas en toda España, dado que se ha empezado a solicitar sin criterio alguno, dando lugar a un exceso de suplementación, probablemente, innecesaria. Si bien es cierto que parece existir más déficit de vitamina D del esperado en nuestro país, de momento su suplementación sigue siendo polémica.

Aún así, los estudios respecto a la vitamina D continúan detectando beneficios, como es el caso de la nueva investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition. Y es que, según este trabajo, los individuos con niveles adecuados de vitamina D tendrían mayores probabilidades de volver a caminar tras una fractura de cadera.

La vitamina D y la cadera

En el estudio, Sue Shapses, profesora del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Facultad de Ciencias Ambientales y Biológicas de la Universidad de Rutgers-New Brunswick, y sus colegas analizaron la relación entre la vitamina D, las fracturas de cadera y la movilidad postoperatoria tras dichas fracturas.

Solo en los Estados Unidos, más de 300.000 personas de 65 años o más son hospitalizadas por fractura de cadera cada año, y hasta el 95% de estas lesiones son ocasionadas por caídas. Se sabe, además, que la mayor parte de los casos se producen en mujeres, representando estas las tres cuartas partes de las fracturas de cadera.

Recuperar la movilidad tras una fractura de cadera es vital para una buena recuperación, y a su vez para reducir el riesgo de muerte posterior, dado que existen multitud de comorbilidades alrededor de una fractura de cadera.

Según los hallazgos de este nuevo estudio, aquellas personas de edad avanzada con buenos niveles de vitamina D tendrían más posibilidades de volver a caminar tras una cirugía, mientras que el déficit de vitamina D podría limitar la movilidad tras una fractura de estas características.

Resultados

Los resultados del trabajo sugieren que niveles superiores a 12 nanogramos por mililitro en suero sanguíneo se asociarían con mayores tasas de movilidad a los 30-60 días tras una cirugía por fractura de cadera. Además, y a pesar de que una mala nutrición se asociaría con una movilidad reducida tras el paso de 30 días, este factor no fue estadísticamente significativo en el estudio. Aún así, cuando se eleva un tipo de hormona llamada hormona paratiroidea, que da lugar a mayores niveles de calcio en sangre, la movilidad sí se reduciría en un estado nutricional deficiente.

Por ello, Shapses recuerda que el déficit de vitamina D y la desnutrición son trastornos comunes en edades avanzadas, y las fracturas de cadera suelen asociarse a estos trastornos, ya que tanto el déficit de vitamina D como este tipo de fracturas son complicaciones derivadas de una desnutrición.

Según Shapses, los adultos mayores deberían tomar alrededor de 800 UI, o 20 microgramos de vitamina D cada día para prevenir el déficit, dado que la vitamina D es importante para la salud ósea. Esta vitamina D se puede obtener en gran parte gracias a la exposición solar, pero también a través de los alimentos y los suplementos.

De hecho, estudios anteriores ya habrían demostrado que tomar 800 UI de vitamina D diarios podrían prevenir caídas y fracturas. Un estudio dirigido por la Universidad de Rutgers durante el año 2019 sugirió que la ingesta de elevadas cantidades de vitamina D (4000 UI diarias) en comparación al consumo de dosis más bajas (600 UI) reduciría el tiempo de reacción, lo que daría lugar a más caídas y fracturas. Así pues, la cantidad diaria recomendada de vitamina D debería ser entre 600 UI y 800 UI en menores de 70 años y mayores de 70 años, respectivamente.

Para Shapses, el siguiente paso sería saber en qué medida afecta la vitamina D a la movilidad, y si tiene algún efecto directo sobre el sistema muscular, la cognición u otros sistemas orgánicos.

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