¿Comer o no comer pescado durante el embarazo? Esta pregunta que preocupa a tantas mujeres gestantes desde hace tiempo ha sido respondida de forma relativamente directa por investigadores de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad Estatal de California (USC). Los niños cuyas madres comieron pescado de una a tres veces a la semana estando embarazadas tenían en general mejores perfiles metabólicos pese a los riesgos potenciales del mercurio, según el estudio publicado en JAMA Network Open.

"El pescado es una importante fuente de nutrientes, y su consumo no debería evitarse", mantiene la Dra. Leda Chatzi, profesora asociada de medicina preventiva e investigadora senior de este trabajo. "Pero, para las mujeres embarazadas, respetar una limitación de tres raciones de pescado a la semana, y no más, es importante, para evitar la potencial intoxicación por el mercurio en el pescado y otros contaminantes orgánicos persistentes".

El pescado es una de las principales fuentes de ácidos grasos poliinstaruados omega-3 de cadena larga, que son importantes para el desarrollo del feto. Sin embargo, algunos tipos de grandes peces, como los tiburones, el emperador o la caballa, acumulan en su fibra muscular niveles de mercurio, un metal pesado presente de forma natural pero también como producto de la contaminación del océano, que resulta tóxico en niveles elevados, con posibilidad de provocar daño neurológico

Para evaluar este riesgo, los investigadores analizaron a 805 pares de madres e hijos procedentes de cinco países europeos, que participaron en un proyecto de investigación colectiva denominado estudio HELIX. Esta macro-investigación sanitaria monitoriza a las familias participantes desde el embarazo en adelante.

Durante la gestación, las mujeres respondieron sobre sus hábitos semanales de consumo de pescado, y se analizó su concentración de mercurio en sangre. Cuando los niños llegaron a edades comprendidas entre los seis y los doce años, pasaron una examinación clínica en la que se realizaron varias medidas, entre ellas la de la circunferencia de abdomen, la presión sanguínea, el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL), los niveles de triglicéridos y los niveles de insulina. Finalmente, las medidas fueron computadas para calcular una puntuación en el índice de síndrome metabólico.

Los hijos de las mujeres que comieron pescado de una a tres veces por semana tuvieron puntuaciones inferiores -es decir, "mejores"- en el índice de símdrome metabólico en comparación con los niños de madres que lo comieron menos de una vez a la semana. Sin embargo, los beneficios comenzaban a declinar si las mujeres lo comían más de tres veces a la semana.

"El pescado puede ser una vía habitual de exposición a determinados contaminantes químicos que pueden traducirse en efectos adversos para la salud", explica Nikos Stratakis, estudiante posdoctoral y uno de los autores. "Puede ser posible que, cuando las mujeres comen pescado más de tres veces a la semana, la exposición a los contaminantes contrarreste los efectos beneficiosos del consumo de pescado asociados con una alimentación en menores niveles". Así, el estudio relacionó la mayor concentración de mercurio en sangre de la madre con un resultado más alto en el índice de síndrome metabólico para el hijo.

El estudio también analizó como el consumo de pescado por parte de la madre afectó a los niveles de citoquinas y adipoquinas en el vástago, dos biomarcadores relacionados con la inflamación que contribuye al síndrome metabólico. Comparando con la baja ingesta de pescado, la moderada y la elevada durante el embarazo se asociaban con niveles reducidos de estas sustancias proinflamatorias.

Este es el primer estudio en seres humanos que demuestra que la reducción de estos biomarcadores de la inflamación podría ser el mecanismo subyacente que explica por qué la alimentación a base de pescado de la madre está relacionada con una mejora en la salud metabólica del niño. El siguiente paso consistirá en reevaluarlos cuando cumplan 15 años, y poner los resultados en relación con el tipo de nutrientes y pescados consumidos.

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