Perder peso se ha convertido en una obsesión para muchas personas, también en nuestro país. Es cierto que en muchos casos es necesario por motivos de salud, ya que la obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo muy importantes en relación con algunas enfermedades. El problema es que existen muchas afirmaciones sobre cómo conseguirlo que no son ciertas, por lo que muchos de los que se lanzan al reto de perder peso, tras pasar un tiempo, abandonan por la falta de resultados.

Estos son algunos de los principales mitos que se han expandido mediante el boca a boca y por internet. Creerlos puede suponer la fórmula segura para acabar hundido en la frustración por no conseguir los resultados esperados.

Todas las calorías son iguales

Las calorías llevan décadas señaladas como una de las grandes culpables del exceso de peso. Una acusación que no siempre merecen. En realidad, como es bien sabido, las calorías no son más que una medida de energía. Y es cierto que todas las calorías tienen el mismo contenido energético. Sin embargo, esto no significa que todas las fuentes de calorías tengan los mismos efectos.

Cada alimento que consumimos sigue diferentes vías metabólicas y, en consecuencia, pueden tener efectos muy diferentes sobre el hambre y las hormonas que regulan el peso corporal. Por ejemplo, una proteína calórica no es lo mismo que una grasa o carbohidratos.

Reemplazar los carbohidratos y las grasas con proteínas puede aumentar su metabolismo y reducir el apetito y los antojos, al tiempo que optimiza la función de algunas hormonas reguladoras del peso

Comer alimentos naturales, como las frutas y las verduras, o integrales, aunque pueden tener más calorías que los productos refinados o los dulces, siempre es mucho mejor para mantener la línea.

Perder peso es un proceso lineal

No, perder peso no es un proceso lineal. De hecho, es más frecuente que se parezca a una montaña rusa. Por tanto, no es extraño que algunos días y semanas se adelgace para la semana siguiente aumentar un poco.

Esto es algo normal, por lo que no hay que darle mayor importancia. Las causas pueden ser muchas. Por ejemplo, puede llevar más alimentos en el sistema digestivo o retener más agua de lo normal. Además, esto es aún más pronunciado en las mujeres, ya que el peso del agua puede fluctuar significativamente durante el ciclo menstrual.

Lo importante, en realidad, es la tendencia a medio plazo. Obsesionarse con el día a día puede acabar con efectos contraproducentes, como la frustración o una exageración de la dieta. Ambos con resultados poco aconsejables.

Los suplementos son aliados necesarios

Uno de los grandes negocios es el de los suplementos. No son pocas las compañías que afirman que sus productos tienen efectos radicales y casi inmediatos. Sin embargo, las evidencias de su efectividad no son precisamente abundantes.

En realidad, una de las principales razones principal por la que los suplementos dan algún resultado en ocasiones es el efecto placebo. Las personas caen en las tácticas de marketing y quieren que los suplementos les ayuden a perder peso, por lo que se vuelven más conscientes de lo que comen. Sin embargo, en otras ocasiones, las personas que los toman confían tanto en su poder que descuidan otros hábitos saludables, por lo que el efecto que se logra es el diametralmente opuesto al buscado. En el mejor de los casos, estos productos pueden ser un pequeño apoyo, pero hay que ser conscientes de cuáles son sus limitaciones.

Si eres obeso es por falta de voluntad

Este es otro mito muy recurrente. Y la ciencia ha demostrado que no siempre existe una correlación entre voluntad y peso. La biología y la genética importan, y la obesidad es un trastorno muy complejo muchísimos factores contribuyentes.

Numerosas variables genéticas están asociadas con la obesidad, y varias afecciones médicas, como el hipotiroidismo, los ovarios poliquísticos y la depresión, pueden aumentar el riesgo de aumento de peso.

No hay que olvidar que el cuerpo también tiene numerosas hormonas y vías biológicas que se supone que regulan el peso corporal. Uno de los problemas que se dan es que tienden a ser disfuncionales en personas con obesidad, por lo que es mucho más difícil perder peso y no recuperarlo. Esto ocurre, por ejemplo, con la leptina que avisa al cerebro de que el cuerpo ya tiene suficiente grasa almacenada. Sin embargo, si algo falla, el cerebro puede creer que necesita ingerir más alimentos de los necesarios. Intentar ejercer fuerza de voluntad y comer conscientemente menos frente a la señal de hambre impulsada por leptina es increíblemente difícil. Por tanto, ser consciente de que la genética importa ayuda a que se tomen las medidas adecuadas para perder peso.

Come menos, muévete más

Este es probablemente el mito con más carga de realidad. Es evidente que combinar ambas decisiones, en situaciones normales, casi siempre acabará en una pérdida de peso, ya que la grasa corporal no es otra cosa que grasa almacenada que espera ser quemada.

Por tanto, este consejo funciona cuando ocurre un cambio profundo en el estilo de vida. El problema lo encontramos cuando se realiza un cambio súbito, de forma temporal, o en aquellos casos en los que existe un problema de peso realmente grave.

En estos casos, la mayoría de los voluntariosos candidatos a mejorar su línea terminan recuperando cualquier pérdida de peso debido a factores fisiológicos y bioquímicos.

Por tanto, este consejo es útil si se realiza un cambio importante y sostenido en la perspectiva y el comportamiento para perder peso con dieta y ejercicio de forma regular y sostenible.

Para perder peso hay que desayunar

Que el desayuno es la comida más importante del día es un mantra repetido casi hasta la saciedad. Sin embargo, no está nada claro ni eso ni, sobre todo, que sea imprescindible para perder peso.

Es cierto que los estudios muestran que la gente que desayuna suele pesar menos. Sin embargo, parece que ello se debe no tanto al simple hecho de desayunar, sino que quienes lo hacen tienen más probabilidades de tener otros hábitos de vida saludables.

Del mismo modo, otros estudios sugieren que la afirmación de que el desayuno aumenta el metabolismo y que comer varias comidas pequeñas te hace quemar más calorías durante el día es otro mito que no se sostiene.

Los alimentos 'saludables' pueden ayudarte a perder peso

Hay mucha comida que se comercializa como saludable, pero que en realidad no tiene nada que ver con esa categoría. Los ejemplos son múltiples, como los alimentos bajos en grasa, sin grasa y sin gluten procesados, así como bebidas que en su composición contienen un alto contenido de azúcar.

Lo mejor es ser escéptico ante este tipo de productos que ponen un especial énfasis en que son saludables, ya que, en muchos casos, se trata de una estrategia comercial, y no de una descripción acertada del producto.

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