El ayuno intermitente ha pasado de ser una suerte de sacrificio ligado a distintas religiones -el ramadán es el mayor exponente de este abandono momentáneo de la ingesta con estos fines- a una intervención avalada por la ciencia para perder peso de forma controlada. 

Sin embargo, aunque los expertos destacan la buena adherencia de este plan de alimentación, que no es sino otra forma de restricción calórica, también tienen claro que existen ciertos errores a la hora de llevarlo a cabo que pueden dar al traste con nuestros planes de perder peso ayunando. 

Para el dietista -nutricionista Pablo Zumaquero, el principal error es tomarse el ayuno intermitente "como una excusa". Lo que esto significa es que durante las horas en las que se escoge comer (normalmente entre ocho y 12 al día), el paciente no sólo no controla sus comidas sino que casi parece que tiene que recuperar el tiempo perdido... comiendo. 

Así, un ayuno intermitente que consiste en ponerse hasta arriba de ultraprocesados, grasas y azúcar durante ocho horas al día pierde, casi por definición, cualquier efecto beneficioso de la restricción calórica asociada a prescindir de una o dos comidas al día. 

Zumaquero tiene claro que el ayuno intermitente no tiene ningún sentido "sin educación nutricional" y es lo que él practica en su consulta con los pacientes que recurren a esta herramienta. "Si la haces sin una base puedes volver al punto de partida y coger todo el peso perdido", explica a este diario. 

Otro error que se puede cometer es, paradójicamente, ser demasiado estrictos. En este sentido, el especialista recuerda que "todavía no está claro" si los beneficios asociados al ayuno intermitente son por el ayuno en sí o por la restricción calórica. Por esta razón, tampoco "hay que exagerar" a la hora de saltarse el ayuno, "como mucho uno o dos días por semana". Eso sí, como siempre, se debe hacer con cabeza. 

Además de las reflexiones de este experto, el conocido -sobre todo en EEUU- portal Quora, publicó recitemente un hilo en el que se responde a la pregunta "¿cuáles son los errores más comunes en el ayuno intermitente?". En él, Siim Land, un antropólogo y escritor autor de varios libros sobre nutrición y entrenamiento -eso sí, sin ninguna formación científica al respecto- recoge los fallos que él considera más comunes en este campo. 

No hacerse dependiente del café

Los que practican el ayuno intermitente saben que el café -solo- está permitido en los periodos en los que no ingiere comida, así como el agua y las infusiones. De ahí, un error común sería, según este usuario, hacerse cafeadicto. Land recomienda no beber más de entre dos y cuatro tazas de café al día, para mantener la sensibilidad a este compuesto. 

No pensar que se va a morir

Es cierto que cuando se habla del ayuno intermitente, hay gente que se asusta. ¿Dejar de comer a propósito? ¿Hacerlo entre 16 y 20 horas pudiendo realmente ingerir lo que se quiera? Como recuerda irónicamente Landa, uno no pierde músculo, gana grasa, se daña la salud ni se muere por ayunar. De hecho, lo que ocurrirá es justamente lo contrario. La clave está en no confundir la palabra ayuno con inanición, lo que ocurre cuando el cuerpo no tiene ningún tipo de acceso a nutrientes. 

No tener miedo a pasar hambre

Es cierto que el miedo a pasar hambre echa para atrás a mucha gente que se está pensando probar el ayuno intermitente. Pero este usuario afirma que el ayuno intermitente ayuda a reconceptualizar lo que esto significa y a descubrir las causas reales detrás del deseo desaforado de comer

No pases frío

Durante el ayuno, es fácil que uno sienta más frío del que sentiría normalmente. Con una lógica aplastante, el usuario autor de hilo advierte que si uno ve que los dedos se le ponen azules o no los siente, debe abrigarse. 

No pensar que se tiene que llegar a un número máximo de horas de ayuno

El ayuno engancha y es posible que alguien que empiece haciendo doce horas -algo, por cierto, relativamente común en los países europeos donde se cena temprano- y vea que no le pase nada, quizás sienta la tentación de aumentar. Así, el autor del post recomienda empezar con ayunos de 14 horas, subir a 16, luego a 18 y sólo entonces probar el de 24 horas. Un modelo relativamente novedoso de esta intervención dietética, probado con éxito en un estudio, sugiere alternar 36 horas sin ingerir alimentos con 12 comiendo. En cualquier caso, ésta no ha de ser el primer acercamiento a este sistema. 

Noticias relacionadas