La sal es un ingrediente que, históricamente, ha tenido múltiples usos más allá de condimentar nuestros platos: algunos soldados romanos cobraban en sal, los japoneses la utilizaban en los escenarios para ahuyentar a los espíritus, e incluso se empleaba para preservar a las momias egipcias. En la actualidad, no hay cocina española que se precie en la que no haya un botecito de sal o un salero para dar sabor a muchas de las recetas que cocinamos a diario. 

Sin embargo, en España tenemos un problema. "Consumimos mucha sal, igual que pasa en todo el mundo occidental, donde se usa excesivamente", explica una nutricionista a EL ESPAÑOL. Este alto consumo no se ciñe solo a la sal que nosotros mismos añadimos a los platos, sino también a la que contienen los productos que adquirimos en el supermercado. 

Ante el excesivo consumo de sal que se da entre la población es recomendable recurrir a productos que tengan la menor cantidad de sal posible, como los artículos reducidos en sal y bajos en sal (independientemente de la marca que los comercialice). En este sentido, la especialista señala que: "Son más recomendables los productos con poca sal porque en nuestra alimentación diaria ya consumimos en exceso".

Pero no está todo hecho al intentar evitar los productos más salados, ya que el consumo total dependerá también del resto de alimentos que ingiramos a lo largo del día. "Si compras un caldo reducido en sal, pero a lo largo del día consumes otros productos que tienen mucha sal, el sumatorio puede estar por encima de todas las recomendaciones", ejemplifica.

Cabe destacar que el consumo máximo de sal diario recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de cinco gramos. Esta forma de medición puede despistar al lector, por lo que la especialista lo simplifica: "Cinco gramos de sal al día es el equivalente a una cucharadita de café". 

Riesgos del consumo excesivo de sal 

Según explica la experta, consumir en exceso esta sustancia es perjudicial porque puede provocar que desarrollemos ciertas enfermedades. "No solo está la hipertensión arterial, también podemos tener problemas gástricos y úlceras", destaca. "Un consumo elevado de sal produce un incremento de la excreción del calcio a través de la orina, y puede sobrecargar el riñón con un esfuerzo para eliminarla", añade. Además, puede producir mayor retención de líquidos, varices y celulitis

Por esta razón, se debe acudir a productos bajos en sal "si tenemos alguna patología". En alimentos como los encurtidos puede ser más recomendable porque "normalmente no te comes solo uno. Además, se debe moderar su consumo a lo largo del día y de la semana". La especialista destaca además que, aunque muchos no tengamos problemas asociados al consumo de la sal, "normalmente todos tenemos antecedentes familiares de hipertensión arterial o enfermedades coronarias".

Para las personas que padecen de hipertensión arterial o prehipertensión existe un remedio que no pasa por medicación: la dieta Dash. La nutricionista indica que esta dieta, cuyo nombre es un acrónimo de Dietary Approaches to Stop Hypertension: "Ha demostrado su efectividad en la reducción de estos problemas, por lo que es un recurso a tener en cuenta", finaliza.

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