La Agencia Estatal de Meteorología emitió un primer aviso en el que anunciaba que la segunda ola de calor del verano iba a durar hasta este martes. Solo un día después, se prolongaba su duración hasta el jueves 7 de agosto.
La última actualización de este aviso prevé que la ola de calor persista, al menos, hasta el próximo domingo 10. De ser así, tendría una duración de ocho días.
Esta persistencia en las olas de calor se ha vuelto más frecuente en España durante los últimos años. La Aemet comenzó a recopilar esta información a partir de 1975.
Desde aquel año hasta finales del siglo pasado, 'sólo' se habían registrado tres olas de calor con una duración de ocho días. Todas ellas se dieron en el mes de julio.
12 en 25 años
Pese a que la Aemet emite un aviso, las olas de calor solo se certifican una vez que han pasado.
Es entonces cuando se puede comprobar si en un mínimo del 10% de las estaciones, y durante un mínimo de tres días, las temperaturas registradas están por encima del percentil del 95% de la serie histórica.
En caso de que se confirmase que la actual ha durado ocho días, se habrían registrado 13 olas de calor en los últimos 25 años.
De las 12 olas de calor de más de una semana, la que tuvo la duración más larga fue la de 2015, con 26 días de duración. Aquella comenzó en junio, lo cual también ha comenzado a ser más frecuente.
Los datos de la Aemet también reflejan otra clara tendencia en la última mitad de siglo.
Y es que de las 14 olas de calor que han durado al menos ocho días, la mitad de ellas se han dado en los últimos 10 años.
Por qué se cuadruplican
No hay un único motivo que explique por qué se han incrementado las olas de calor de larga duración en nuestro país. La mayoría de las causas, eso sí, guardan una estrecha relación con el cambio climático.
El calentamiento global, explica a EL ESPAÑOL la meteoróloga de eltiempo.es Mar Gómez, ha incrementado el riesgo de los fenómenos meteorológicos extremos.
Entre ellos, las olas de calor, que no sólo son más frecuentes por este motivo, sino que "también son más severas".
El incremento sostenido de la temperatura global hace que los episodios de calor extremo "se disparen más fácilmente". En España, ya ha aumentado más de 1,5 ºC respecto a la era preindustrial.
Los veranos actuales presentan con más frecuencia bloqueos atmosféricos, que impiden la entrada de frentes atlánticos.
Además de los cielos despejados, esto también mantiene el calor acumulado durante días o incluso semanas.
Solo tres en agosto
De las olas de calor de al menos ocho días, la primera que se inició en agosto no llegó hasta 2023.
A la semana siguiente, se registró una nueva; en este caso, se prolongó un día más que la anterior.
En 2024, también hubo una ola de calor con nueve días de duración en agosto.
No fue la única que llegó a superar la semana, ya que entre el 23 de julio y el primer día de agosto ya se había registrado otra.
Gómez asegura que no hay estudios suficientes como para poder considerar un cambio de tendencia.
Lo que sí se sabe es que ahora los periodos estivales son más largos. En España, el verano meteorológico se ha extendido unas cinco semanas desde mediados del siglo XX.
Esto significa que las altas temperaturas llegan antes, como demuestra la ola de calor de junio, y que también persisten hasta bien entrado agosto.
Además, tras el mes de julio, los suelos ya están muy recalentados, lo que facilita que cualquier episodio anticiclónico en agosto desencadena una ola de calor duradera.
37,8 ºC de temperatura media
La Aemet no descarta que en esta segunda ola de calor del verano se lleguen a alcanzar los 42 ºC en los entornos del Guadiana y Guadalquivir.
Estas cifras tan elevadas no se suelen dar en las olas de calor de larga duración. De las tres que superaron los 40 ºC de temperatura máxima, ninguna de ellas duró más de seis días.
En cambio, de las que han durado al menos ocho días, no ha habido una en la que se hayan registrado los 40 ºC de temperatura máxima.
La media de estas 15 olas de calor ha sido de 37,8 ºC. Y pese a que su frecuencia se ha incrementado en estos últimos años, la intensidad no se ha aumentado.
De hecho, la que registró la temperatura máxima más alta fue la de 1995, con 39,1 ºC, seguida de la de 1991, con 39 ºC.
En las de este siglo, sin embargo, no ha habido ninguna en la que se hayan superado los 39 ºC.
