Los consumidores están cada vez más interesados en comprar alimentos ecológicos, ya sea por respeto al medio ambiente o por salud, y eso se nota en la producción, que crece sin parar en todo el mundo. En el caso de España, aunque el público cada vez gasta más dinero en productos bio, el consumo aún es bastante limitado. No obstante, el país es líder en producción ecológica en Europa, según un informe elaborado por Ecovalia, asociación española que agrupa a profesionales del sector ecológico.

Para evitar errores, hay que señalar que los términos ecológico, orgánico y biológico hacen referencia a lo mismo: que las prácticas de producción agrícolas o ganaderas respetan los ciclos biológicos de los recursos naturales, que no utilizan pesticidas o fertilizantes sintéticos y que su huella de carbono es inferior a la de la producción convencional. Por eso, a la hora de conciliar una dieta saludable y respetuosa con el medio ambiente la receta es clara: consumir alimentos ecológicos y de proximidad. 

Ya sea por evitar los químicos en la dieta o por reducir las emisiones lanzadas a la atmósfera, lo cierto es que la demanda de alimentos orgánicos crece sin parar desde hace 20 años. El valor de mercado de estos productos en el mundo supera los 97.000 millones de euros. Estados Unidos abarca el 42% de este volumen, es el principal implicado en el sector. Le sigue Alemania con un 11%. 

Si se pone el foco en Europa, el sector tiene un valor de 40.700 millones de euros. España, con 1.903 millones, ocupa el séptimo lugar. Le superan Alemania (11.000 millones), Francia, Italia, Suiza, Reino Unido y Suecia. 

Líder en producción

En cambio, España ocupa un lugar destacado entre los productores ecológicos de la Unión Europea. En 2018, ocupó el primer puesto en cuanto a superficie ecológica certificada, con 2.246.475 hectáreas, seguido de Francia (2.03.024 hectáreas) e Italia (1.958.045). En el mundo, hay una superficie total de 71 millones de hectáreas y  España ocupa la cuarta posición, solo por detrás de Australia, Argentina y China.

Dentro del país, Andalucía es la comunidad autónoma que tiene más superficie con esta categoría (1.024.429 hectáreas), seguida de Castilla-La Mancha y Cataluña. Hay que destacar que en casi el 10% (9,7%) de su superficie agraria útil en España es ecológica.

Pero y los consumidores, ¿cómo se comportan en España? Según explica Álvaro Barrera, presidente de Ecovalia, hay tres perfiles característicos. Por un lado están los jóvenes, los llamados millennials o centennials, concienciados con los problemas ambientales que genera la industria alimentaria y que buscan alimentos más verdes. A ellos se suman los matrimonios jóvenes con hijos, que buscan la mejor alimentación para sus  bebés y los "single", con un nivel de estudios medio alto y cierto nivel adquisitivo que quiere cuidarse y respetar el medio ambiente. 

A la cola en consumo

De media una persona en España gasta 46,6 euros al año en alimentos orgánicos. Muy poco si se compara con Dinamarca o Suiza donde sus habitantes gastan 312 euros de media al año. No obstante, según señala Ecovalia, la demanda ha experimentado un aumento del 16,4% en el último año y demás del 96% respecto a 2012. Estos productos se identifican porque llevan la euro hoja impresa en el envase, una sello de certificación ecológica. 

Los informes científicos recientemente alertaron de que si se quiere frenar el irremediable calentamiento global hay que empezar por cambiar la dieta. Según el grupo intergubernamental de expertos en cambio climático (IPCC) que asesora a la ONU, "las dietas equilibradas basadas en alimentos de origen vegetal (como cereales secundarios, legumbres, frutas y verduras) y alimentos de origen animal producidos de forma sostenible, en sistemas que generan pocas emisiones", ayudan a combatir esta crisis global. 

Preguntado por las incoherencias que se encuentran en el pasillo ecológico del supermercados, como productos bio envueltos en doble capa de plástico o verduras cultivadas a más de 100 kilómetros del lugar de venta, Barrera reconoce que la distribución y el embalaje es "el talón de Aquiles" del sector. "Ecológico no quiere decir que la huella sea cero, pero hay mucho por mejorar en estos dos aspectos", reconoce el presidente de Ecovalia.

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