Los efectos del cambio climático ya se sienten en España. No es un futurible. No son alteraciones en el medio ambiente que se sentirán dentro de unos años. No. Las consecuencias del calentamiento del planeta, provocado principalmente por las emisiones de efecto invernadero que emite el hombre, afectan ya a 32 millones de personas en España, según datos de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología). Así, una de las consecuencias "más visibles" del cambio climático en España es la sequía, muy relacionada con el aumento de las temperaturas.

Esta es una de las conclusiones de un encuentro organizado por Greenpeace, que reunió este noviembre a expertos de distintos ámbitos, para analizar la escasez del agua en España como aperitivo a la cumbre del clima de Naciones Unidas (COP25) que se celebra en Madrid del 2 al 13 de diciembre. La ONG ambientalista denuncia que, a pesar de las precipitaciones de las últimas semanas y de las lluvias torrenciales que han sacudido algunas regiones del país este verano, los embalses se encuentran al 43,60% de su capacidad (datos del 18 de noviembre), solo un 6,5% más que en la grave sequía de 2017. Justo antes de la publicación de este artículo (datos del 3 de diciembre), la capacidad subió hasta 47,16%.

En este sentido, Ernesto Rodríguez, meteorólogo de Aemet, explica que en las últimas cinco décadas se han observado dos variaciones. Por un lado, una reducción moderada de las precipitaciones y, por otro, un aumento de la evaporación del agua disponible en la naturaleza. La segunda se explica en relación con el aumento de las temperaturas de los últimos años. Es decir, como hace más calor, hay más evaporación y, aunque llueva, la cantidad de agua disponible es menor. 

Menos días de lluvia al año

Entonces, ¿lloverá menos en España con el paso de los años? Parece que sí, si seguimos con el ritmo actual de emisiones de gases de efecto invernadero. "Para un escenario emisivo como el de ahora, la cantidad de precipitaciones, de aquí a final de siglo, se reducirá entre el 16% y el 4% en la península Ibérica, siendo más acusado cuanto más al sur", explica Rodríguez. Antes de la celebración de la COP25, la ONU advirtió a los países de que los planes de recortes de emisiones presentados hasta el momento no son suficientes para que el aumento de la temperatura se quede en 1,5 grados, objetivo fijado en el Acuerdo de París que entra en vigor el año que viene.

El meteorólogo añade que la tendencia apunta a que habrá menos días de precipitación a lo largo del año y aumentará el periodo más seco. Sobre la intensidad de las lluvias hay más dudas. "A nivel global parece que van a aumentar las precipitaciones más intensas. En cuanto a España lo datos son más dudosos", matiza.  Aún está por ver si los casi 200 países reunidos en Madrid fijan en esta cumbre recortes de emisiones más ambiciosos, aunque las expectativas de los expertos son bajas. 

El aumento de las temperaturas de los últimos años también ha conducido a que ahora el verano dure casi 5 semanas más que a comienzos de los años 80. Y esto lo está notando seriamente el campo. La ganadería, junto con la vid, almendrales, frutales, olivos y cereales han sido las producciones más afectadas. El sector calcula ya unas pérdidas cercanas a los 400 millones de euros por la sequía, el pedrisco y otras circunstancias climáticas. En los últimos 50 años, la extensión de los climas semiáridos ha aumentado en más de 30.000 km2 (en torno al 6% de la superficie de España).

Las actividades agrícolas y ganaderas son las primeras que están sufriendo los efectos de la falta de precipitaciones. Pedro Armestre Greenpeace

En esta línea, el catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Sevilla y miembro de la Fundación Nueva Cultura del Agua, Leandro del Moral, apunta que cada vez habrá menos caudal en los ríos, menos escorrentía y menos recargas en los acuíferos. Algunas cuencas hidrográficas de la parte occidental del país ya se han constatado reducciones del 10% y de hasta del 30% en algunas del centro oeste, según apunta este experto. "La gestión del agua debe ser pieza fundamental de la política de clima para adaptarnos a las alteraciones hidrológicas. Hay que asumir la merma de caudales y deben coordinarse las administraciones competentes”, opina. 

Más desigualdad 

Pero además de menos lluvias y menos caudales en los ríos, la crisis del clima traerá a España más desigualdad. "El cambio climático genera una falta de equidad en la distribución de los recursos y el agua es el primero de ellos", expone la investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Columbia (Nueva York), Ana Iglesias. "Los más vulnerables, como los pequeños agricultores, serán siempre los que más afectados", lamenta. 

Para Julio Barea, responsable de la campaña de Agua en Greenpeace España, "la próxima COP25 es una oportunidad para abordar este problema del agua" y recuerda algunas de las demandas, a nivel nacional, de las organización ambientalistas para atajar el cambio climático: formación de un gobierno estable que eleve la ambición climática y la aprobación de una Ley de Cambio Climático y Transición Energética. 

Desde Greenpeace reclaman que la futura norma incluya la reducción del 55% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030, respecto a 1990, que ahora se sitúan en el 20% en España, y llegar a cero emisiones en 2040. Para ello exigen un sistema eléctrico y energético 100% renovable con participación ciudadana.

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