El cambio climático es uno de los principales problemas en la sociedad moderna. A él contribuyen las emisiones contaminantes de los coches y otros vehículos de diésel y gasolina y la búsqueda de alternativas en el campo de la movilidad es una obsesión para los más preocupados por el medio ambiente. 

Por eso, algunas ciudades superpobladas como Pekín tienen que recurrir tanto a la sustitución de coches por bicicletas como a la construcción de dispositivos que recojan el aire contaminado y lo limpien. ¿Pero qué pasaría si ambas opciones se unieran en una sola?

Éste precisamente es el objetivo en el que ahora mismo está trabajando el diseñador holandés Daan Roosegaarde, en colaboración con Ofo, una empresa china de alquiler de bicicletas. 

De China al mundo entero

Antiguamente las bicicletas eran uno de los grandes iconos representativos de la ciudad de Pekín, pero en los últimos años la mejora del nivel económico de muchos ciudadanos ha llevado a que decidan sustituirlas por coches.

Esto, junto a la gran cantidad de población de la urbe, ha generado tales niveles de contaminación que se ha hecho necesaria la construcción de instalaciones como la Smog Free Tower, una torre -obra del mismo diseñador holandés- que recoge el aire contaminado, lo limpia a través de una tecnología basada en iones y lo devuelve purificado al exterior por medio de una serie de rendijas de ventilación.

El funcionamiento de estas bicicletas es similar. El aire se absorbe, se limpia en su interior y posteriormente se libera en dirección al ciclista, que así podrá respirarlo directamente. De este modo, si un gran número de bicicletas de este tipo circulan por una misma zona, sus efectos deben ser claramente notables.

Según declaraciones de Roosegaarde a The Times, el siguiente destino del invento será Delhi, dónde podrá presentarlas dentro de un año, para después comenzar a distribuirlas en Europa. Allí contribuirán a limpiar el aire de grandes ciudades; como Londres, en la que los niveles de contaminación son claramente preocupantes. 

Además, se espera que su precio sea muy accesible, de modo que la mayoría de la población tenga la opción de comprarlas, contribuyendo con ello a la limpieza del aire de su ciudad. ¿Quién sabe? Quizás pronto ayuden a reducir la nube negra que corona los edificios de Madrid.

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