Esta semana, un grupo de investigadores indios, franceses y canadienses se han propuesto revolver el estómago a todo el mundo, eso sí, con una intención muy noble. Lo que han hecho Subramanian Ramaswamy y su equipo es identificar el compuesto más nutritivo jamás descubierto, que no es otro que la leche materna de la Diploptera punctata, una especie de cucaracha asiática que, a diferencia de todas las demás, es vivípara, es decir, no pone huevos sino que da a luz pequeñas crías.

Los cristales lácteos que produce esta cucaracha ya han sido calificados como el superalimento del futuro, poseen hasta tres veces más nutrientes que la misma cantidad de leche entera de búfala, ¿pero podremos soportarlo?

"Es como una comida completa, tiene proteínas, grasas y azúcares", dijo a The Times of India Sanchari Banerjee, uno de los autores del estudio que aparece en la revista de la Unión Internacional de Cristalografía. "Y si miras a las secuencias de proteínas, encuentras todos los aminoácidos esenciales".

Una cucaracha, probablemente muerta. Steve Snodgrass Flickr

Ahora, los siguientes pasos para Ramaswamy y sus compañeros en el Instituto de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa de Bangalore son, en primer lugar, lograr producir este superalimento a escala comercial y, al mismo tiempo, hacer que sea aceptado por la sociedad. 

Armados con la secuencia genética de estos cristales, los investigadores planean usar unas levaduras para producirlos en masa.

Bueno para usted, mejor para el planeta

Piensen en las cucarachas embrionarias como en un saco, sólo tienen un orificio por delante y ninguno por detrás. Así, necesitan un alimento hipernutritivo e hipercalórico para crecer y pasar de ninfa a adulta a un ritmo tan rápido.

Hace años que la Organización para la Alimentación y la Agricultura de Naciones Unidas (FAO) alerta de la necesidad de empezar a considerar los insectos como una fuente alimentaria más. Son ricos en proteínas, fáciles de producir u, por supuesto, no tienen por qué ser consumidos directamente sino que pueden servir de base para elaborar suplementos alimenticios.

En este sentido, para el Subdirector General de la FAO, Eduardo Rojas-Briales, la comunidad científica internacional "podría hacer contribuciones importantes al generar el impulso adecuado para superar los cuellos de botella aún existentes y aprovechar todo el potencial de los insectos para la alimentación humana y animal".

Una granja de cucarachas. Jay Tamboll Flickr

Del mismo modo piensa el entomólogo belga Arnold van Huis, para quien el consumo de gusanos o saltamontes reduciría en 10 veces el metano y en 100 veces el óxido nitroso que se libera a la atmósfera en la ganadería de los grandes mamíferos que habitualmente consumimos.

En China, probablemente el país pionero en considerar a estos insectos como fuente de alimento, las granjas de cucarachas llevan varios años multiplicándose hasta sobrepasar el centenar, principalmente porque secas son de un gran valor para la industria cosmética o para la medicina tradicional china.

Sin embargo, el principal valor de este nuevo trabajo es que ya no haría falta criar y sacrificar a centenares de estos blatodeos. Una vez estos científicos indios han logrado aislar estos cristales lácteos, alimentar a todo el planeta a base de leche de Diploptera punctata está muchísimo más cerca.

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