¿Sería usted capaz de diferenciar una noticia de un contenido publicitario en un periódico digital? ¿Sabría decir si una información publicada en redes sociales es verídica y si es imparcial o responde a algún tipo de interés? Si está convencido de que sí y puede demostrarlo, ya es más listo que la mayoría de los estudiantes de Estados Unidos.

La Universidad de Stanford acaba de publicar una investigación realizada con alumnos de instituto y universitarios de 12 estados. Entre enero de 2015 y junio de 2016 reunieron más de 7.800 respuestas a diversos tipos de ejercicios. Los autores se declaran sorprendidos ante la falta de criterio de los jóvenes, que dominan perfectamente las nuevas tecnologías pero son incapaces de evaluar si una información es fiable.

Aunque en el estudio realizaron decenas de pruebas, los investigadores explican en su informe tres casos que consideran representativos.

Contenidos patrocinados

El primero, protagonizado por estudiantes de secundaria, se centró en la web Slate. Aunque tres cuartas partes supo distinguir entre un anuncio tradicional y una noticia –lo que significa que uno de cada cuatro no-, la inmensa mayoría tuvo muchos más problemas ante la llamada publicidad nativa, que camufla un mensaje comercial integrándolo con el resto de los contenidos en un medio digital, lo que en la prensa tradicional sería un publirreportaje. Así, más del 80% de los estudiantes creyeron que un contenido patrocinado era una verdadera noticia a pesar de que estaba claramente identificado como sponsored content.

Una foto aislada

¿Una simple foto descontextualizada acompañada de un breve comentario podría convencerle a usted de la veracidad de una información? A ellos sí. La prueba se realizó con un post de Imgur, una web para compartir fotos, que tenía una imagen de unas margaritas supuestamente afectadas por "defectos congénitos" tras el desastre nuclear de Fukushima. La entrada no proporciona ninguna prueba de que la foto haya sido tomada cerca de la central, ni información sobre las credenciales de la persona que la subió ni datos de que la radiación hubiera causado un crecimiento anormal de las flores.

Sin embargo, menos del 20% de los estudiantes de instituto que la comentaron desconfió de ella haciendo referencia a alguna de estas cuestiones. Es más, para el 40% este post era una prueba sólida de los efectos que la central de Fukushima había tenido en su entorno, precisamente, porque proporcionaba una prueba fotográfica.

Quién publica en Twitter

La siguiente prueba era un poco más compleja, así que sólo la realizaron alumnos universitarios, a los que se les presentó un tuit de la organización progresista MoveOn.org: "Una nueva encuesta muestra que la @NRA [mención a la Organización Nacional del Rifle] ha perdido el contacto con los propietarios de armas y con sus propios miembros". El tuit incluye un enlace a una encuesta del Center for American Progress y una imagen que dice: "Dos de cada tres propietarios de armas dicen que sería más probable que votaran por un candidato que apoya las verificaciones de antecedentes". A los estudiantes se les pregunta si este tuit es una fuente útil de información.

La respuesta ideal habría sido que se trata de una encuesta profesional, de manera que los resultados ofrecen un alto grado de credibilidad, pero matizando que tanto MoveOn.org como el centro que la realiza apoyan un endurecimiento de las medidas de control de armas y que, por lo tanto, tienen motivaciones políticas tanto a la hora de realizar el sondeo como de publicar ese dato concreto en redes sociales. Sin embargo, muy pocos hicieron referencia a la primera cuestión y sólo un tercio advirtieron sobre los intereses de las organizaciones que difunden el mensaje. Además, la mitad de los estudiantes ni siquiera pinchó en el link de la encuesta y pocos buscaron más información en la web.

Sobreinformación

Marga Cabrera, doctora en Comunicación Audiovisual y profesora de la Universidad Politécnica de Valencia explica estos resultados con una sola palabra: sobreinformación. "Tenemos al alcance tal cantidad de información que se hace difícil distinguir lo bueno de lo malo, así como llegar a conocer la realidad con veracidad y profundidad", afirma en declaraciones a EL ESPAÑOL, "Tampoco se le da importancia al espíritu crítico en nuestra formación", añade.

"La gran mayoría de los usuarios picamos de aquí y de allá, vamos de un enlace a otro, leemos el titular y saltamos a otro tema, y esto es todavía más exagerado en los jóvenes, que están acostumbrados a impactos de información rápida y fácil", destaca la fundadora del Observatorio de Nuevos Medios.

Estudios en España

Si hubiera un Informe PISA sobre estas habilidades digitales, ¿los estudiantes ibéricos saldrían mejor parados que los americanos? En un estudio realizado en España con jóvenes de entre 12 y 18 años, la gran mayoría declaró que internet sirve para saber lo que ocurre (81,8%) y para encontrar información necesaria (80,2%). Sin embargo, reconocían que les faltan competencias para evaluar estos contenidos y citaban como principales criterios para hacerlo el sentido común, el prestigio de la fuente y la cantidad de veces que aparecen los datos en distintos lugares de la red.

Otra investigación de Jaime Soriano y María Gutiérrez, de la Universidad Autónoma de Barcelona, llegó a la conclusión en 2015 de que para los jóvenes herramientas como Twitter y Facebook son "un club social, más que un medio para abrirse al mundo y participar críticamente en él".

Falta de cultura digital

En cualquier caso, Marga Cabrera cree que estas redes sociales tienen cierto prestigio en sí mismas, "sin importar la fuente de la noticia". En su opinión, el problema es "la falta de cultura digital en la nueva sociedad", pero sobre todo "la falta de una educación crítica, de hacer pensar y cuestionar lo que nos rodea".

La solución pasaría por la formación en habilidades digitales, un asunto que no se aborda ni en casa ni en la escuela. "Ni los padres ni los docentes van a la velocidad de la tecnología, generalmente los niños están solos frente a la pantalla", advierte.

Un riesgo para la democracia

Los investigadores de Stanford señalan en sus conclusiones que estar en las redes sociales no significa entender sus contenidos y afirman que esta falta de criterio es una amenaza para la democracia. De hecho, la difusión de noticias falsas por la web ha sido un asunto central en la campaña de las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Google y Facebook han tomado medidas contra las páginas que realizan estas prácticas.

Un incidente ocurrido en Washington el pasado 4 de diciembre ha vuelto a poner el asunto en un primer plano: un hombre disparó un rifle en una pizzería porque decía estar investigando si Hillary Clinton gestionaba desde allí una trama de prostitución infantil, tal y como se difundió por la red.

La falta de habilidades para manejar la información "nos hace manipulables", apunta Marga Cabrera. "Es algo en lo que deberíamos trabajar padres, docentes y políticos: el espíritu crítico y el interés por la verdad", afirma.

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