J. Rodríguez
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Las claves

Encontrar la felicidad en la sociedad actual sigue siendo un desafío, a pesar de que ahora tenemos acceso a más recursos. También tenemos más información a nuestro alcance, pero, en vez de volvernos más sabios, a menudo nos sentimos sobreestimulados.

El filósofo Byung-Chul Han, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2025, nombró a este momento histórico como la sociedad del cansancio en un libro homónimo. A Han le preocupan temas tan actuales como las redes sociales o el trabajo.

Y señala como uno de los culpables de la infelicidad en el momento actual a la exigencia autoimpuesta. Según este pensador surcoreano-alemán, todos nos obligamos a producir de manera constante y encima imponemos que todo lo que hacemos sea nuevo y original.

En esta sociedad del rendimiento sigue siendo difícil ser feliz, pero Han explica que es también híper positiva. Es decir, nos sentimos obligados a mostrarnos positivos y ahí aparece el cansancio y las enfermedades de salud mental que caracterizan a este siglo.

"Moramos en un orden horizontal del consumo, la comunicación y la información constante donde la sociedad se convierte en una cápsula vacía de contenido, sin aspiraciones elevadas ni orientación", explicó este año en una rueda de prensa en Oviedo.

Por esta razón, las sociedades actuales son, en su opinión, tan vulnerables a los líderes autocráticos. "Pensamos que somos libres, pero pasamos de una adicción a otra", alerta. Adicciones actuales como el consumo, las redes sociales, el juego y la información.

Pero entonces, ¿a qué podemos llamar felicidad? Han considera que la felicidad no está en la actividad constante como nos quiere hacer ver la sociedad actual o en el consumo, sino en entrenar la condición de, simplemente, ser, de vivir en un estado contemplativo.

La obligación de ser feliz

"El énfasis en lo nuevo y en el hacer constante hoy se ha convertido en una trampa", explica Han. "La vida sólo adquiere su brillo en la inactividad". Al final, encontrar la felicidad también se ha convertido en una trampa porque la sociedad híper positiva la considera un derecho.

"La felicidad se convierte en una especie de capital emocional", explica. Vamos, que se convierte en otro valor que la sociedad nos exige tener y, si no lo alcanzamos, es porque no nos hemos esforzado lo suficiente. "La obligación de ser feliz genera una presión devastadora", dice Han.

Es más, este filósofo se atreve a decir que "la nueva forma de dominación es 'sé feliz'" y esto es un problema porque lleva a buscar una felicidad irreal. Aunque parezca una contradicción, Han explica que la felicidad y el dolor tienen mucho que ver entre ellos.

Según este experto, "la felicidad sólo es posible en fragmentos", también que "el dolor trae la felicidad y la sostiene" y que "en la pasión se fusionan el dolor y la felicidad". Por lo tanto, este filósofo no considera una buena estrategia escapar del dolor para atraer la felicidad.

Durante su visita a España en los Premios Princesa de Asturias, Han agradeció la buena acogida de su obra en nuestro país. En sus intervenciones advirtió sobre el rumbo que está tomando nuestra sociedad en muchos otros aspectos y en la necesidad de formar comunidad.

La crisis de nuestra sociedad también es “espiritual y estructural” y habló de la necesidad de conservar el respeto que "es lo que mantiene unida a la sociedad". "Sin respeto, la democracia está en peligro. Si alguien defiende otra opinión, lo declaramos enemigo", explicó.