P. Fava
Publicada

La neuróloga Lucía Vidorreta Ballesteros, coordinadora de la Unidad de Cefaleas del Hospital Quirónsalud San José, aconseja dormir un número de horas similar cada día para ayudar a estabilizar el sistema nervioso y evitar el dolor de cabeza.

Las alteraciones del ciclo vigilia-sueño, estrés, consumo de ciertos alimentos y alcohol, y la sobreexposición a luces brillantes y ruidos pueden aumentar el riesgo de sufrir cefalea y migrañas.

Así, ha destacado que la deshidratación es otro desencadenante conocido, por lo que hay que ser consciente de la importancia de beber agua con regularidad.

Junto a esto, ha destacado que las técnicas de relajación han demostrado reducir la frecuencia e intensidad de los episodios en pacientes con migraña.

La Fundación Española de Cefaleas (FECEF) ha elaborado un documento sobre las '10 cosas que se deberían conocer sobre la migraña', una enfermedad neurológica grave que afecta al 12 por ciento de la población española.

"La migraña es un tipo de cefalea primaria que no tiene causa estructural identificable, mientras que las cefaleas secundarias tienen un origen conocido", ha explicado Julio Pascual, presidente del Comité Científico y de Publicaciones de la FECEF y miembro del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Más del 90 por ciento de las personas que consultan sufren cefaleas primarias, y en al menos dos de cada tres de los casos son migrañas. Estas últimas se caracterizan por un dolor de cabeza intenso que aparece en episodios que pueden durar entre cuatro horas y tres días.

Es un dolor unilateral y pulsátil que empeora con factores externos como la luz, el ruido, los olores y el ejercicio o movimiento y puede ir acompañado de náuseas y vómitos. La migraña suele aparecer en la niñez o pubertad y es poco frecuente que debute después de los 30 años.

Las crisis se intensifican entre los 30 y 50 años, pudiendo llegar a convertirse en migraña crónica cuando el dolor de cabeza se produce durante más de 15 días al mes, afectando gravemente a la calidad de vida. Además, es entre tres y cuatro veces más frecuente en las mujeres.

Según ha explicado el doctor, su diagnóstico se realiza únicamente por la sintomatología y una exploración neurológica normal, que incluye examen del fondo de ojo, sin necesidad de estudios radiológicos en la mayoría de los casos.

Esta enfermedad tiene una base genética, lo que hace habitual que los pacientes tengan familiares también afectados. Los genes implicados predisponen a la activación excesiva del circuito del nervio trigémino, liberando sustancias como el péptido CGRP en las meninges

Esto provoca inflamación, dilatación de los vasos sanguíneos y dolor palpitante. Pero también repercuten factores no genéticos, como los cambios de las hormonas sexuales femeninas, el estrés, la falta o exceso de sueño y los cambios atmosféricos.

Los pacientes pueden seguir medidas que mejoren su calidad de vida, como mantener una buena higiene del sueño, practicar ejercicio regularmente, llevar una alimentación equilibrada, evitar atracones y ayunos prolongados, y controlar el peso corporal.

"Aunque no existe una dieta específica, se recomienda evitar aquellos alimentos que generen una relación clara y temporal con el dolor en cada paciente", concluye.